Falla 
      la mediación de Oscar Arias 
      y se consolida el golpe en Honduras.
SAN 
      JOSE.- Tras el fracaso de mediación entre el golpista Micheletti 
      y el Presidente Zelaya, se diluye el apoyo internacional y se consolida 
      el peligroso antecedente del quiebre institucional en la pequeña 
      república centroamericana de Honduras. Oscar Arias (foto), Presidente 
      de Costa Rica, dice que llevará mucho tiempo y paciencia concluir 
      la negociación que le encargara la Secretaria Estado de los Estados 
      Unidos, Hillary Rodham.
      En el Congreso de la superpotencia se dio la semana pasada una audiencia 
      en la que parlamentarios y especialistas expusieron en turnos de diez minutos 
      su visión de la crisis hondureña, generando gran preocupación 
      ante la certeza de que los halcones no se han movido de Whasington a pesar 
      de la llegada al poder de Barack Obama. El mandatario demócrata parece 
      estar sufriendo una guerra interna en la que los sectores medios puestos 
      durante el régimen de George Bush y Dick Cheney toman decisiones 
      aún contrariando las lineas directivas de la Casa Blanca. Cabe recordar 
      que durante el gobierno del Partido Demócrata de John F. Kennedy 
      se intentó la invasión de Cuba que terminó en la derrota 
      norteamericana de Bahía de los Cochinos. Tiempo después se 
      dijo que el primer presidente católico estadounidense habia asumido 
      lo que ya estaba organizado a sus espaldas para simular su control del poder. 
      Poco tiempo después era asesinado a manos de sus propios servicios 
      de inteligencia.
      En Honduras se siguen dando resistencias heróicas de vecinos que 
      pintan paredes o intentar superar el estado de sitio accediendo a la capital. 
      La esposa de Manuel Zelaya, Xiomara Castro es una de las figuras mas destacadas 
      de las manifestaciones callejeras que son rápidamente disueltas por 
      el Ejército golpista. Incluso algunas parroquias han suspendido sus 
      misas para evitar que las personas se manifiesten en plena ceremonia o a 
      la salida de la misma, en una clara fractura entre los fieles y la jerarquía 
      católica que ha adherido al golpe.
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      JULIO 2009-07-17
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