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Discursos de los Diputados en el histórico día
en que YPF volvió a ser argentina
.

BUENOS AIRES.- La historia volverá a futuro sobre estos dos días en los que la Cámara de Diputados convirtió en ley la expropiación de la petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). A continuación transcribimos la versión oficial de los taquígrafos del Congreso de la Nación correspondiente al día 2 de mayo de 2003.

Acceder al debate del día 3 de mayo.

Ilustración: Radio 36 (Uruguay)

______________________________________


- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los dos días del mes de mayo de 2012, a la hora 15 y 50:

- 1 -
izamiento de la bandera nacional

Sr. Presidente (Domínguez).- Con la presencia de 171 señores diputados sentados en sus bancas, queda abierta la sesión especial convocada para el día de la fecha, conforme al requerimiento efectuado por varios señores diputados en número reglamentario.

Invito a la señora diputada nacional por el distrito electoral de Buenos Aires, doña María Teresa García, y al señor diputado nacional por el distrito electoral de Buenos Aires, don Ricardo Oscar Cuccovillo, a izar la bandera nacional en el mástil del recinto.

- Puestos de pie los señores diputados y el público asistente a las galerías, la señora diputada doña María Teresa García y el señor diputado Ricardo Oscar Cuccovillo proceden a izar la bandera nacional en el mástil del recinto. (Aplausos.)

- 2 -
HOMENAJE
I
A la memoria de las víctimas del hundimiento del crucero “General Belgrano”

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia invita a los señores diputados y público presente, a ponerse de pie a fin de guardar un minuto de silencio en homenaje a la memoria de las víctimas del hundimiento del crucero “General Belgrano” al cumplirse el 30 aniversario.

- Puestos de pie los señores diputados y el público asistente, guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria de las víctimas del hundimiento del crucero “General Belgrano”. (Aplausos.)

- 3 -
HIMNO NACIONAL ARGENTINO

Sr. Presidente (Domínguez).- Conforme a lo acordado en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria, invito a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, ejecutado por los alumnos de la Camerata de la Orquesta Escuela de la Municipalidad de Berisso, provincia de Buenos Aires.

- Puestos de pie los señores diputados y el público asistente, entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino. (Aplausos prolongados.)

- 4 -
Convocatoria a sesión especial

Sr. Presidente (Domínguez).- Por Secretaría se dará lectura de la resolución dictada por esta Presidencia convocando a esta sesión especial.

- Se lee.

Aquí PEDIDO DE VARIOS SEÑORES DIPUTADOS Y resolución de CONVOCATORIA A SESIÓN ESPECIAL

- 5 -

- 6 -
EXPROPIACIÒN DE LA TENENCIA ACCIONARIA DE REPSOL YPF S.A. SOCIEDAD ANÓNIMA

aquí orden del dia nº 288

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración en general.

Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.

Sra. Bertone.- Señor presidente: hoy consideramos el proyecto de ley contenido en el Orden del Día Nº 288 (expediente 29-S.-2012) que fuera sancionado por el Honorable Senado de la Nación. En este cuerpo el dictamen se suscribió en la reunión conjunta de comisiones de Energía y Combustibles, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda.

El Título I, Capítulo Único, trata de la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina. El

artículo 1° dice así: “Declárase de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos, a fin de garantizar el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo, el incremento de la competitividad de los diversos sectores económicos y el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones.”

Esta es sin duda una circunstancia histórica que pretendo que comprendamos bien porque como argentinos asumimos una decisión trascendental que beneficia a futuras generaciones, porque recuperamos nuestras potencialidades y la posibilidad de establecer, con medios directos, una política energética ligada al desarrollo, a la industrialización y a la distribución sustentable hacia nuestra sociedad.

El artículo 2° prevé que el Poder Ejecutivo Nacional, en su calidad de autoridad a cargo de la fijación de la política en la materia arbitrará las medidas conducentes al cumplimiento de los fines de la presente con el concurso de los estados provinciales y del capital público y privado, nacional e internacional.

En el artículo 3° se establecen los principios de la política hidrocarburífera de la República Argentina en ocho incisos.

En el Título II, Capítulo Único, se crea el Consejo Federal de Hidrocarburos, con participación de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Son funciones de este consejo federal promover la actuación coordinada del Estado Nacional y los estados provinciales, a fin de garantizar el cumplimiento de los objetivos de la presente ley, y la fijación de la política hidrocarburífera de la República Argentina.

Este consejo es muy similar a la Agencia Nacional que tiene Brasil. El Título III trata de la recuperación del control de YPF. En su Capítulo I se refiere a la expropiación, y en su artículo 7° se expresa: “A los efectos de garantizar el cumplimiento de los objetivos de la presente, declárase de utilidad pública y sujeto a expropiación el cincuenta y uno por ciento (51%) del patrimonio de YPF S.A. representado por igual porcentaje de las acciones clase ‘D’ de dicha empresa pertenecientes a Repsol YPF S.A. sus controlantes o controladas en forma directa o indirecta. Asímismo, declárase de utilidad pública y sujeto a expropiación el cincuenta y un por ciento (51%) del patrimonio de Repsol YPF Gas S.A., representado por el sesenta por ciento (60%) de las acciones de clase ‘A’ de dicha empresa pertenecientes a Repsol Butanos S.A., sus controlantes o controladas.” Este último párrafo fue incorporado por el Senado de la Nación.

Quiero detenerme en este artículo y decir que la expropiación es una institución del derecho público y como tal, se rige por sus normas y principios. En este sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido oportunidad de expresarse y señalar que el proceso expropiatorio, en su integridad, es un instituto del derecho público, según sentencia dictada en la causa Sustersic Bozidar Darko c/ San Luis, Provincia de y otros s/ acción de daño temido, del 5 de abril de 2005, Fallos 328-848 y dictamen del procurador general de la Nación, al que la Corte remitió.

En similar sentido puedo citar los fallos 324, 533 y 2725, entre muchos otros. El Tribunal también señala que el Instituto de la expropiación es propio del derecho público y se desenvuelve en el marco del derecho administrativo, según sentencia dictada en la causa Vialco S.A. c/provincia del Chubut, en el año 1986, Fallos 308-1095.

Por lo expuesto, queda claro que la expropiación es una institución que encuentra sus raíces en la propia Constitución Nacional, en su artículo 17. En la medida en que se encuentre razonablemente reglamentada, ninguna norma Infra-constitucional puede alterar su naturaleza ni sus efectos.

He escuchado por ahí algunas voces que manifiestan que atentamos contra la seguridad jurídica porque se estaría creando –dicen- una ley especial para expropiar distinta de la ley de expropiación, que es la 21.499. En este tema debemos ser muy serios, señor presidente, porque como principio general cualquier Estado puede expropiar propiedades extranjeras. El derecho internacional general reconoce esta facultad siempre que el Estado expropiante la ejerza en el marco del sistema internacional, que es el estándar mínimo internacional en materia de trato a la propiedad extranjera.

Ese es el camino elegido por nuestro gobierno y en ese marco ha evaluado las causas de utilidad pública que motivaron esa decisión, debidamente justificadas en el instrumento de elevación al Parlamento del proyecto de ley de expropiación sobre las acciones que la empresa Repsol posee en YPF Sociedad Anónima, mensaje de elevación del Poder Ejecutivo nacional número 529.

No hay ninguna discriminación en la decisión y se prevé una compensación adecuada y justa en el marco de la normativa argentina y el respeto a los compromisos internacionales contraídos; entre otros, en este caso, el acuerdo para la protección recíproca de inversiones entre España y Argentina del 3 de octubre de 1991, por cuanto los extranjeros y sus bienes están sometidos a la competencia territorial de la Argentina en las condiciones del tratado y de la leyes locales, en este caso la ley 17.319 y normativa concordante.

En este marco, la expropiación en trámite no es un hecho ilícito internacional. No hay argumentos ni hemos dado causa para estimar que la justificación y decisión de nuestro gobierno no reúna las condiciones permitidas por el derecho internacional general y el convenio bilateral entre Argentina y España. El gobierno argentino no atentó ni dio señales de atentar contra la seguridad jurídica a la que adscribe como principio general del derecho común, a los ordenamientos, y en consecuencia no habrá motivo ni razón para que exista responsabilidad internacional de la Argentina frente a España que pueda motivar una controversia intragubernamental.

En el primer párrafo del artículo 8º se prevé lo siguiente: “Las acciones sujetas a expropiación de las empresas YPF Sociedad Anónima y Repsol YPF Gas S.A., en cumplimiento del artículo precedente, quedarán distribuidas del siguiente modo: el cincuenta y uno por ciento (51 %) pertenecerá al Estado nacional y el cuarenta y nueve por ciento (49 %) restante se distribuirá entre las provincias integrantes de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos.”

El segundo párrafo del artículo 8º dice: “La reglamentación deberá contemplar las condiciones de la cesión asegurando que la distribución de acciones entre las provincias que acepten su transferencia se realice en forma equitativa, teniendo asimismo en cuenta para tal fin los niveles de producción de hidrocarburos y de reservas comprobadas de cada una de ellas.”

El artículo 9º, entre otras cuestiones, expresa: “La cesión de los derechos políticos y económicos de las acciones sujetas a expropiación que efectúe el Estado nacional a favor de los Estados provinciales integrantes de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos contemplará el ejercicio de los derechos accionarios correspondientes a ella en forma unificada por el plazo mínimo de cincuenta (50) años a través de un pacto de sindicación de acciones”.

El artículo 9º también expresa: “La designación de los directores de YPF Sociedad Anónima que corresponda nominar en representación de las acciones sujetas a expropiación, se efectuará en proporción a las tenencias del Estado nacional, de los estados provinciales y uno en representación de los trabajadores de la empresa.”

El artículo 10 dice así: “A efectos de la instrumentación de la presente y de la registración de la titularidad de los derechos correspondientes a las acciones sujetas a expropiación, deberá dejarse constancia que la expropiación de tales acciones es por causa de utilidad pública y que se encuentra prohibida la transferencia futura de ellas sin autorización del Honorable Congreso de la Nación votada por las dos terceras partes de sus miembros.”

El artículo 11 expresa lo siguiente: “Los procesos de expropiación estarán regidos por lo establecido en la ley 21.499 y actuará como expropiante el Poder Ejecutivo nacional.”

El artículo 12 dice así: “El precio de los bienes sujetos a expropiación se determinará conforme lo previsto en el artículo 10 y concordantes de la ley 21.499. La tasación la efectuará el Tribunal de Tasaciones de la Nación.”

El Capítulo II, constituido por los artículos 13 y 14, da cuenta de la continuidad operativa.

El Capítulo III, que habla de la continuidad jurídica y la gestión de YPF Sociedad Anónima, expresa en su artículo 15 lo siguiente: “Para el desarrollo de su actividad, YPF Sociedad Anónima y Repsol YPF Gas S.A. continuarán operando como sociedades anónimas abiertas, en los términos del capítulo II, sección V, de la ley 19.550 y normas concordantes, no siéndoles aplicables legislación o normativa administrativa alguna que reglamente la administración, gestión y control de las empresas o entidades en las que el Estado nacional o los estados provinciales tengan participación.”

¿Por qué se tomó esta decisión, señor presidente? Porque, como escuchamos por allí, sujetar YPF S.A. al control externo de la AGN sería una barbaridad jurídica, una aberración, pues significa desconocer que se trata de una sociedad abierta, cotizante en bolsa, cuyas normas de transparencia y de protección al inversor son de naturaleza jurídica superior a cualquier control estatal por ley de administración financiera.

No conozco ninguna sociedad anónima con participación estatal mayoritaria que cotice en bolsa. Estaríamos generando a la nueva YPF una capitis diminutio a la hora de salir a buscar inversores o aliados estratégicos.

El artículo 16 prevé la gestión de los derechos accionarios con arreglo a principios que se encuentren plasmados en tres incisos, entre los cuales querría destacar la administración de YPF S.A. conforme a las mejores prácticas de la industria y el gerenciamiento de YPF S.A. a través de una gestión profesionalizada.

Asimismo, el artículo 17 establece: “A fin de cumplir con su objeto y los fines de la presente, YPF S.A. acudirá a fuentes de financiamiento externas e internas y a la concertación de asociaciones estratégicas, joint ventures, uniones transitorias de empresas y todo tipo de acuerdos de asociación y colaboración empresaria con otras empresas públicas, privadas o mixtas, nacionales o extranjeras.”

Por su parte, el artículo 18 dice que la presente ley es de orden público.

Quiero ahora repasar que ha pasado con la energía desde 2003 hasta estos días. En 2003 teníamos 17.900 megavatios de potencia eléctrica instalada, hoy hay 25.322 megavatios, una diferencia de 7.582 megavatios, un cuarenta y dos (42%) por ciento más.

En redes eléctricas instaladas en 550 KV en el 2003, 9.083km. Hoy 13.327km o sea 4.244km mas de tendido de alta tensión un cuarenta y siete (47%) por ciento mas.

Producción de Energía diaria en el 2003 273 gigavatios por día. Hoy 454,8 incrementó 181 gigavatios, un sesenta y siete (67%) por ciento más.

Transporte de Gas en 2003: 118 millones de metros cúbicos por día. Hoy 145,9, un veintitrés (23%) por ciento mas.

Gasoductos troncales en el 2003, 12.897 km. Hoy 15.052 km, son 2155 km más de gasoductos troncales.

Aumentó el consumo en Argentina de Gasoil y Naftas un ciento dos (102%) por ciento más que en el 2003 consumimos hoy.

Propiciamos con leyes que ha dictado este parlamento el cambio de la matriz energética.

Por eso, de acá al 2015 vamos a incorporar a la matriz energética 6656 megavatios de producción limpia generada entre plantas hidroeléctricas, de biomasa, parques solares y eólicos.

Después de haber realizado todo esto antes mencionado somos los que no tenemos plan de energía?, Mejor nosotros respondamos con obras, con planificación, con trabajo y con esfuerzo, yo creo que la mejor defensa son estos resultados.

Señor presidente: he preparado una defensa de nuestra política energética, que solicito su inserción porque es un tanto extensa.

También quiero manifestar que hoy el principal desafío es que nos podamos autoabastecer y que desde el año 2003 el Estado nacional, nuestro gobierno, ha elaborado una serie de políticas que buscaron acompañar este extraordinario crecimiento del país. Sin embargo, estas políticas no fueron acompañadas por Repsol.

Quiero recordar cuando en el año 2006 aprobamos la ley 26.154, sobre régimen de promoción para la exploración y explotación de los hidrocarburos. En su artículo 13 se autorizaba a las empresas con áreas ya concedidas –por supuesto que entre ellas a Repsol-YPF- a acogerse a atractivos beneficios impositivos en tanto se asociaran con la empresa Enarsa en proyectos exploratorios. Jamás Repsol intentó utilizar esta herramienta para incrementar su producción.

Señor presidente: quisiera resumir en un párrafo la necesidad de la aprobación del presente proyecto. El Estado ha llevado adelante diversas políticas tendientes a expandir y garantizar la producción de hidrocarburos, las cuales diría que tuvieron un efecto propicio en la mayoría de las empresas del sector. Pese a ello, en el caso de Repsol YPF, esas políticas no tuvieron el efecto buscado sino que como contrapartida la empresa maximizó la remisión de utilidades y el endeudamiento externo en el marco de una creciente especulación financiera, como parte de su estrategia global.

Creo que se han dado a Repsol todas las oportunidades posibles: la empresa fue beneficiada con los planes de petróleo plus, refino plus y gas plus, a pesar de lo cual su producción continuó decayendo. Eso sí: la empresa modificó paulatinamente su mix de refinación para producir los combustibles de mayor rentabilidad, es decir, los que tenían mayor precio de mercado, al mismo tiempo que desabastecía de naftas y gasoil de menor calidad.

Hace pocos días, durante el tratamiento de este tema en la reunión conjunta de comisiones, escuchaba mucho al diputado Tunessi. Quizás lo escuché tanto porque gritó mucho y me hizo prestar atención cuando en un momento dijo que a él le dolía que en algún punto no se reconociese a Alfonsín. En ese sentido, quiero recordar que la señora presidenta de la Nación lo ha reconocido en vida, lo hizo al momento de su fallecimiento y también durante el acto realizado hace unos días por el acompañamiento que se está dando. El mismo dolor que siente el señor diputado Tunessi para con su líder siento yo para quien fuera mi líder político, Néstor Kirchner.

No es mi estilo hacer este tipo de discursos o menciones, pero cuando el domingo 29 de abril leí en el diario “Clarín miente” una frase de su columnista estrella, me dolió enormemente. Dice así: “La Presidenta denota siempre la obsesión de acomodar el pasado a sus necesidades presentes. Hace días que repite que la reestatización de YPF era un viejo sueño de Kirchner. Dramatizó, incluso, cuando dijo que colocará el proyecto de expropiación al lado de su féretro. El ex presidente...” –lo que sigue a continuación aparece en negrita- “...nunca se exhibió como un gran entusiasta de devolver la petrolera al Estado.

“Al menos, ese testimonio recogió siempre este periodista en sus diálogos con él.”

No soy columnista estrella sino apenas una diputada que intenta representar a los ciudadanos de Tierra del Fuego. Sí tuve oportunidad de charlar en muchas oportunidades con Néstor Kirchner. Una de las primeras veces que me habló sobre la recuperación de YPF fue cuando en el año 2005 me convocó para presidir la Comisión de Energía y Combustibles. Él sabía que yo, como muchos de estos militantes jóvenes que hoy se encuentran aquí acompañándonos, junto con un grupo de compañeros de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, había militado en contra de la privatización de YPF. Él me dijo que yo ya iba a tener oportunidad de decirlo en el recinto.

¿Qué puedo decir, entonces, ahora? Primero, que me gustaría que él estuviera. En segundo lugar, no quiero mencionar a mis compañeros porque de todo ese grupo de militantes muchos han tenido responsabilidades mayores, como el actual gobernador de Mendoza “Paco” Pérez, y tantos otros que conformaban una diversidad enorme, pues algunos militaban en el menemismo, y otros, en la izquierda del peronismo o en el Frente Grande. Todos estábamos convencidos de que la privatización no era solución para nuestro petróleo y gas.

En ese momento vino a militar con nosotros un compañero que después nunca más vi, porque me fui al Sur, llamado Mariano Millán Medina. Se trataba de un gasista matriculado que se oponía a la privatización del gas y del petróleo. Recuerdo que en tal ocasión dije a mi ex marido que Mariano Millán Medina debía estar un poco loco en virtud de ese planteo que tan crudamente hacía, y él me respondió que le parecía que Mariano había estado preso en la época de la dictadura y que por eso estaba así.

Quise citar esto en el recinto, como lo hice respecto de aquello que me manifestó Néstor Kirchner en 2005 en el sentido de que yo habría de tener la posibilidad de expresarme acá. No aludí al resto de los compañeros, pero sí a éste. Incluso, en estos días, investigando en esta fantástica herramienta que es Internet, a fin de decir correctamente su nombre y apellido, pues sabía que es hijo de un guitarrista que canta chamamé, a través del Google me enteré de que hoy Mariano Millán Medina es uno de los querellantes en causas de derechos humanos en Santa Fe. Se trata de una persona que ha aportado muchísimos datos en pos de la búsqueda de lugares utilizados como centros de detención clandestinos.

Además, encontré un artículo en Página 12 del domingo 1° de noviembre del 2009, donde figuran declaraciones de Mariano Millán Medina. Solicito que esto también sea insertado en el Diario de Sesiones, pues allí este militante explica lo que fue la dictadura militar y la convalidación de la política de los 90. Ojalá que van der Kooy haga un curso de gasista matriculado, ya que envidio lo que ha escrito aquel hombre. (Aplausos.)

También quiero señalar que, en otra oportunidad, Kirchner me manifestó su posición respecto de Repsol. Así sucedió cuando tratamos la ley sobre biocombustibles, que dadas las idas y venidas entre el Senado y esta Cámara, estuvo en el Congreso durante catorce años. En tales situaciones se trabajó en los bloques, sin que existiera un proyecto del Poder Ejecutivo.

Él me llamó y me dijo: “Tengamos cuidado; que no sea Repsol, que hoy tiene nuestro petróleo y gas, quien también se quede con nuestro biocombustibles. Fijate bien, Bertone, que allí se prioricen las pequeñas y las medianas empresas, los productores rurales y las economías regionales”. Fue así, con esa instrucción, que nosotros trabajamos en torno de la ley 26.093, en cuyos artículos 13 y 14 se fijaron los lineamientos que precisamente se nos dieron.

Hoy, en biocombustibles en la Argentina, trabajan alrededor de veinte empresas productoras. Hay alrededor de seis mil trabajadores entre los directos e indirectos. Es allí donde siento lo que dice el diputado Tunessi en cuanto al reconocimiento. Estos sectores rurales, que tanto me planteó que fuera para esos sectores, ¿han tenido el reconocimiento? No sé si lo han tenido, no tiene importancia en este momento.

En oportunidad de volver de la cumbre del Congreso Sudamericano de la Energía, celebrado en la Isla Margarita, República Bolivariana de Venezuela, nos decían que para Venezuela y Brasil la situación era más fácil porque el petróleo es estatal. En ese viaje estaban los compañeros Díaz Bancalari, Rossi, Edgardo Depetris, lo recuerdo muy bien.

Quiero desmitificar esto porque creo que Cristina Fernández, al enviar este proyecto de ley al Parlamento, recupera el petróleo para la Argentina, reconoce la posición y el pensamiento que tenía Néstor Kirchner respecto de YPF, y cumple con su pueblo, con los trabajadores, con los Mariano Millán Medina de la Argentina. De ahí en más quien intente negar esto, chocará con una muralla de corazones militantes. (Aplausos prolongados. Varios señores diputados felicitan a la oradora.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Ferrari.- Señor presidente: en el Frente Peronista se vertieron diversas opiniones y voy a expresar aquella que reúne la mayor cantidad de diputados que hemos firmado un dictamen de minoría, pero se ha respetado la posición de otros que van a exponerla con un voto contrario a nuestro dictamen.

Hecha esta aclaración, quienes postulamos este dictamen creemos firmemente que los recursos estratégicos de un país tienen que estar en manos del Estado o con control de éste, y con la misma firmeza creemos que hay que cumplir con la ley, la Constitución Nacional y los tratados internacionales, y que es posible llevar adelante una expropiación sin necesidad de llevarse por delante todas las normas jurídicas de un país.

En esa línea explicaré sucintamente cuáles son los puntos del dictamen que nosotros estamos proponiendo.

El primer punto tiene que ver con la no discriminación, porque efectivamente creemos que se ha producido por parte del gobierno una decisión de castigar exclusivamente a uno de los socios, que fue a su vez corresponsable con el gobierno por la situación de YPF. No hay un único responsable de la situación de YPF sino dos: también el gobierno es responsable de la actual situación y de la caída de las reservas, a lo que seguramente se referirán otros diputados.

Desde el punto de vista estricto de nuestro dictamen, la Argentina firmó un tratado internacional de reciprocidad, luego confirmado por ley, y que no estamos cumpliendo. Ese tratado prohíbe directamente la discriminación. Por eso en nuestro dictamen estamos proponiendo que no solamente se expropie la parte que corresponde a Repsol sino también que el Grupo Petersen, en proporción a lo que corresponde, otorgue al Estado ese 51 por ciento para tener el control de la compañía.

No podemos pedir que se cumplan los tratados internacionales cuando nos conviene y no hacerlo cuando no nos conviene. Como hemos dicho, desde esta perspectiva y a partir de este incumplimiento, Malvinas está mucho más lejos que antes.

El segundo elemento que planteamos en el dictamen es la federalización del reparto. En nuestro dictamen incluimos en ese reparto a todas las provincias argentinas y no sólo a las provincias productoras, que ya cuentan con el beneficio de las regalías. Obviamente que habrá que tener en cuenta la participación que tengan en la cadena de producción, exploración y explotación, pero también la población de cada una, para que ese reparto sea más justo y equitativo.

Otro elemento que planteamos es el control por parte del Estado. En este sentido, habiendo atendido las palabras del señor miembro informante del dictamen de mayoría, proponemos que además del control interno exista el control externo que prevé la ley de Administración Financiera, que ya se aplica en otros casos en los que el Estado tiene una participación accionaria mayoritaria.

Además, es necesario que haya un mecanismo de control para lograr mayor transparencia en la gestión de compras y contrataciones.

Por otro lado, proponemos la creación de una comisión bicameral, que no sólo debería actuar en el control permanente de la compañía, sino que también habría que otorgarle la facultad de realizar auditorías, a fin de saber cuál es la situación hoy de YPF, quiénes son los responsables y qué cantidad de empleados tiene. De ese modo podremos saber exactamente cuáles son las posibilidades de crecimiento de la compañía.

Por otra parte, debemos dilucidar si el problema que debió afrontar Repsol se debió a una falta de control o si fue producto de algún grado de complicidad. Digo esto porque todos sabemos –este tema lo vamos a ampliar más adelante- que los balances fueron firmados y que los dividendos fueron retirados con la connivencia del representante estatal.

Otro elemento que planteamos es el de la distribución equitativa de los cargos en el Consejo Federal de Hidrocarburos, a efectos de que no haya prevalencia de la Nación respecto de las provincias.

Además, ampliamos las facultades de ese consejo y lo jerarquizamos técnicamente, proponiendo un diseño parecido al Conselho que existe en Brasil, en Petrobras, para que se pueda convocar a expertos que opinen sobre el avance de la política energética.

También planteamos el cumplimiento cabal de la ley de expropiaciones. Digo esto porque aquí no se ha cumplido con lo que establece la Constitución. Pareciera que esto no le importara al gobierno, porque aparentemente en la República Argentina no pasa nada cuando no se respetan la Constitución y los Tratados Internacionales.

Tengamos en cuenta que en la ley de expropiaciones se establecen con absoluta claridad una serie de pasos que en este caso no se han dado. Esos pasos tampoco se cumplieron cuando se ordenó la intervención, ya que el propio proyecto de ley girado por el Poder Ejecutivo señala en el artículo 13 que desde la entrada en vigencia de la presente ley ejercerá derechos y acciones en los términos de los artículos 57 y 59 de la ley 21.499. ¿Saben a qué se refieren esos artículos? A la ocupación temporánea anormal, y el propio proyecto que estamos considerando señala –repito- que eso se hará efectivo desde la entrada en vigencia de la norma. Sin embargo, lo hicieron el mismo día en el que la señora presidenta daba su discurso. Esto es una flagrante violación del propio proyecto que estamos debatiendo. Además, esa decisión la adoptaron en base a un instituto creado por el proceso, ya que está previsto en una ley de la dictadura de enero de 1977. Por eso, la ocupación temporánea anormal es algo que nosotros tampoco avalamos.

Antes de cederle el uso de la palabra a los diputados con los que comparto el tiempo, debo aclarar que la declaración de interés público la hacemos sólo respecto del autoabastecimiento, la exploración y explotación de hidrocarburos, y no respecto de la distribución, producción y comercialización, porque esa es una decisión que crea incertidumbre en el mercado frente a la posibilidad de control e intervención por parte del Estado.

Por último, proponemos que todos los empleados de YPF sean respetados en su estabilidad, como explícitamente decimos en el dictamen que hemos presentado.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Brown.- Señor presidente: en función del dictamen que hemos elaborado, deseo insistir en algunos puntos. Particularmente dejar en claro –como ha dicho recién el señor diputado Ferrari- que compartimos lo que prescribe el artículo 1° del dictamen de mayoría en cuanto a la declaración de interés público nacional, pero vinculado con la exploración y explotación. También estamos de acuerdo en lo relativo a la expropiación de las acciones. Pero en este punto efectuamos un análisis vinculado con las acciones que están en discusión. Allí aparece Repsol YPF y Petersen Energía, sus controlantes o controladas.

En consecuencia, dentro del marco de la expropiación del 51 por ciento, proponemos que se vincule en igual porcentaje a ambas compañías y no sólo de una de ellas.

Deseo hacer hincapié fundamentalmente en el tema relacionado con el federalismo. Por medio del proyecto oficial se crea el Consejo Federal de Hidrocarburos, pero hete aquí que en su análisis nos encontramos con un consejo en el que participan todas las provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, está absolutamente vacío, abstracto y no tiene mucho sentido. Lo concreto y lo que vale –que es la distribución de las acciones- no se realiza mediante ese Consejo Federal, sino mediante la intervención de las provincias productoras de hidrocarburos.

Consecuentemente, provincias como la de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba, por mencionar algunas, quedarán absolutamente fuera del esquema. La provincia de Buenos Aires, a la que pertenezco –principal industrializadora, comercializadora y principal aportante de los fondos necesarios para el pago eventual de la expropiación y para su funcionamiento operativo-, queda excluida del esquema, participando de un Consejo Federal –vuelvo a decirlo- que no tiene sentido alguno.

Nosotros pretendemos que el Consejo Federal de Hidrocarburos esté integrado por todas las provincias, y no limitada su participación al Poder Ejecutivo nacional a través de un presidente y cuatro ministros.

Seguidamente, por medio de nuestro proyecto establecemos una serie de funciones como ocurre en otros países. Esto también se ha mencionado en el caso de Brasil, para lo cual el Consejo tiene sentido y razón de ser.

Cuando llegamos a la expropiación aparece lo que he señalado en el artículo 7°: no dejar afuera las acciones de Petersen Energía, pero por el artículo 8° proponemos dar esa distribución del 49 por ciento a todas las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, en los términos que se establezcan en el ámbito del Consejo Federal de Hidrocarburos. Ahí sí tiene sentido y razón de ser el texto de la ley.

Consecuentemente, se garantizan condiciones de equidad entre las jurisdicciones que acepten la transferencia accionaria, ponderándose su participación en la producción e industrialización de hidrocarburos.

Finalmente me quiero referir al artículo 18 que nosotros hemos establecido en nuestro proyecto. Se dice que desde ningún concepto YPF Sociedad Anónima podrá financiar, directa o indirectamente, al Tesoro nacional más allá de sus obligaciones tributarias.

Todos sabemos la importancia que tiene YPF en el pago de las obligaciones tributarias, cuestión que continuará realizando, pero no queremos que se transforme en una caja del gobierno que permita la utilización indebida de una sociedad anónima que encima, según el proyecto oficial, no tiene ningún tipo de limitación porque es una sociedad anónima del derecho privado.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. De Narváez.- Señor presidente: siguiendo la línea de los dos señores diputados preopinantes el marco en el que presentamos este dictamen tiene que ver con tres elementos fundamentales: el primero, recuperar el autoabastecimiento.

Somos un país rico en petróleo y gas, no somos un país petrolero pero la nefasta política energética de esta administración nos ha condenado a tener que importar el combustible que nosotros mismos podemos producir.

La YPF de hoy es una YPF vaciada y el mensaje que se le dio a la industria petrolera y de gas, permitiendo el retiro del 90 por ciento de las utilidades a YPF pero también al resto de la industria, fue una condena premeditada para que no se invierta y para que se genere este espurio negocio de importar gas y petróleo por 14 mil millones de dólares anuales, una cifra obscena en un país que tiene petróleo y gas, y que está condenando a la administración pública a tener que gastar en importación, con un origen y un destino sumamente sospechados.

Por eso presentamos este dictamen que como han dicho los señores diputados preopinantes claramente auspicia el 51 por ciento de la nueva YPF en manos del Estado, pero me pregunto por qué entrar por la ventana a YPF si se puede haber hecho cumpliendo la ley y sin pisotear la Constitución.

Queremos una YPF controlada y no en manos de quienes la llevaron a esta condición. Por eso la propuesta de auditoría, sobre todo la Auditoría General de la Nación. No tiene ninguna relevancia que la nueva YPF sea solamente controlada por la Comisión Nacional de Valores. Todos sabemos que ese es un control laxo para la primera empresa del país, la más importante de la Argentina, que la queremos en manos del Estado y que debe ser controlada eficientemente por los organismos del Estado.

Por último, queremos dar lugar al verdadero federalismo. En la propuesta que hacemos, los 40 millones de argentinos a través de los estados provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se harían de la propiedad de la nueva YPF. No sólo los 5 millones de argentinos que con todo respeto son aquellos que viven en las provincias petroleras.

Queremos verdaderamente una YPF en la que se respete el federalismo en la Argentina y por eso hemos presentado este dictamen. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Tonelli.- Señor presidente: teníamos la esperanza de que la señora miembro informante del dictamen de mayoría aclarara en su intervención algunas de las muchas dudas y objeciones planteadas en el plenario de comisiones de la semana pasada, incluso por parte de señores diputados que anunciaron su voto a favor del proyecto pero que a pesar de ello tienen muchas dudas y objeciones.

Lamentablemente nada de eso ocurrió ni han sido aclarados los puntos oscuros del proyecto, de tal manera que nos vemos en la necesidad de reiterar en buena medida lo mismo que dijimos el jueves pasado en el plenario de las comisiones, ahora ya con la intención y el propósito de por lo menos compartirlo con la opinión pública.

Dijimos en aquella oportunidad y lo reiteramos ahora que vamos a votar en contra del proyecto porque nos parece innecesario e ilegal. Decimos innecesario porque contrariamente a lo que se afirma en el rimbombante título del primer Capítulo del proyecto de ley aquí no hay soberanía alguna que esté en juego o en peligro, nunca lo estuvo.

Las reservas hidrocarburíferas no son de Repsol YPF ni de ninguna de las otras empresas que actúan en la Argentina ni lo serán en el futuro porque la Constitución claramente dispone en el artículo 124 que las reservas son de las provincias.

Por eso, son las provincias las que otorgan concesiones a Repsol YPF y otras empresas para que en el ámbito de sus respectivos territorios exploren y produzcan hidrocarburos.

Esto tiene que ver con el carácter de la ley: si Repsol YPF no estaba produciendo de acuerdo con los parámetros fijados en las concesiones o con lo requerido por las provincias y la política energética del gobierno nacional, alcanzaba –y era suficiente- con revocar la concesión como de hecho algunas provincias ya habían comenzado a hacer y otorgar esas mismas concesiones a otras empresas que sí actuaran con la eficiencia y productividad necesarias. Con eso alcanzaba y bastaba para solucionar el problema de la falta de productividad de Repsol YPF; de ninguna manera era necesario expropiar la empresa.

A su vez, esta situación pone al descubierto otro problema que la ley no resuelve y que está en el origen de esa baja productividad en materia hidrocarburífera de Repsol YPF y del resto de las empresas que actúan en el mercado argentino. Me refiero a la falta de una política energética.

Lo que ha llevado a esta situación actual de baja producción y escasez de combustible no es la actividad de las empresas sino la falta de una verdadera, buena y acertada política energética por parte del Estado nacional.

Por otra parte, si fuera cierto que aquí está en juego la soberanía, teniendo en cuenta que Repsol YPF solamente actúa en alrededor de un tercio del mercado, poco sería lo que estaríamos recuperando de soberanía porque los dos tercios restantes van a seguir en manos de las mismas empresas privadas que existen hoy en día.

También dijimos que el proyecto de ley era ilegal, y voy a explicar por qué. En primer lugar, de acuerdo con nuestra Constitución, para que proceda la expropiación, además de la declaración de utilidad pública que tiene que hacer este Congreso –y que aún no está hecha porque la ley no ha sido aprobada-, es necesario que se pague una indemnización antes de tomar posesión del bien expropiado. Nada de ello ha ocurrido en este caso.

El gobierno ha intervenido la empresa, ha tomado posesión de ella y la está conduciendo desde el mismo día que la presidenta firmó el proyecto de ley. Esto hace que no se esté cumpliendo con el requisito básico y esencial del instituto de la expropiación que es, insisto, el pago previo de una indemnización.

Pero además es ilegal la intervención a la empresa dispuesta por un decreto de necesidad y urgencia dictado el mismo día que se firmó el proyecto de ley porque de acuerdo con la ley una sociedad comercial privada sólo puede ser intervenida por un juez en el marco de una causa judicial.

No hay antecedentes de un solo gobierno democrático que haya intervenido una sociedad comercial por decreto o por ley. Insisto: nunca jamás lo ha hecho un gobierno democrático.

Reitero algo que ya dije días atrás: para encontrar un antecedente de una intervención de una sociedad comercial por decreto o por ley hay que remontarse a la época del proceso, a la presidencia de Videla, quien fue el último presidente que intervino una sociedad por ley. Antes que él, lo había hecho Onganía.

Estos son los antecedentes que existen en nuestro país en cuanto a intervención de una empresa por decreto o por ley. Este es el primer gobierno democrático que comete semejante atropello.

Este proyecto de ley también es discriminatorio porque expropia sólo las acciones de Repsol y no hace lo mismo con las del grupo Eskenazi, que son acciones clase B, exactamente iguales a las de Repsol.

Como recordó hace instantes el diputado Ferrari, el tratado de protección de inversiones que hemos celebrado con España, y que está ratificado por la ley 24.118, efectivamente prevé la posibilidad de que por causa de utilidad pública alguno de los dos estados deba expropiar bienes que correspondan a empresas del otro Estado. Y prevé esa posibilidad, pero el tratado exige que la expropiación no sea discriminatoria, y en este caso claramente lo es.

Por otra parte, también existe una violación al federalismo porque la norma prevé que el 51 por ciento de las acciones de Repsol YPF que han de ser expropiadas serán pagadas por el Estado nacional. Sin embargo, de ese 51 por ciento el Estado nacional se quedará con otro 51 por ciento y el 49 por ciento restante irá a parar a manos de las provincias que integran la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos, que son solamente diez. Quiere decir que la expropiación de las acciones de YPF será pagada con dinero de todas las provincias, pero sólo diez se verán beneficiadas con la consiguiente titularidad de esas acciones y el nombramiento de directores en la compañía. Por eso sostengo que claramente se registra una violación del federalismo.

Otro problema aumenta la ilegalidad del proyecto de ley, tal como lo hemos planteado anteriormente, por lo cual esperábamos alguna consideración por parte de la miembro informante del oficialismo, pero no la ha habido. Me refiero a la incompatibilidad que afecta a todos los funcionarios que han sido designados al frente de la intervención de YPF, empezando por el ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y siguiendo por el viceministro de Economía y Finanzas Públicas.

En virtud de la ley 25.188, de Ética Pública, los funcionarios públicos tienen incompatibilidad para desempeñarse en empresas privadas. Para ser preciso leeré lo que dice el inciso a) del artículo 13 de dicha norma: “Es incompatible con el ejercicio de la función pública: a)

dirigir, administrar, representar, patrocinar, asesorar, o, de cualquier otra forma, prestar servicios a quien gestione o tenga una concesión o sea proveedor del Estado, o realice actividades reguladas por éste, siempre que el cargo público desempeñado tenga competencia funcional directa, respecto de la contratación, obtención, gestión o control de tales concesiones, beneficios o actividades”.

No cabe duda alguna que tanto los funcionarios del ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios como los de Economía y Finanzas Públicas tienen competencias directas en todo lo que tenga que ver con la producción energética y la actividad de YPF. Por eso la incompatibilidad es manifiesta y no requeriría de mayores explicaciones.

En lo relativo a la ilegalidad del proyecto, creo que la falta de controles que habrá sobre una empresa que en su mayoría será del Estado Nacional, lejos de ser un mérito, como lo señaló la señora miembro informante del oficialismo, es un déficit. Cada vez que hay dineros públicos en juego, la falta de controles no es ningún mérito o beneficio; al contrario, es un déficit. Si algo es esencial en un sistema republicano es que haya control sobre el uso y destino de los fondos públicos. Aquí no lo habrá. De modo que esto que se celebra como un mérito, desde nuestro punto de vista es verdaderamente un déficit y constituye una afrenta al sistema republicano.

Por estas razones, porque esta medida es innecesaria e ilegal, nuestro bloque se opone a este proyecto de ley. Con tal motivo, hemos presentado un dictamen de minoría que consideramos superador del propuesto por el oficialismo. Nuestra iniciativa apunta a resolver el problema ocasionado por la falta de una adecuada política energética, y se titula “Garantía federal y autoabastecimiento de hidrocarburos”. Allí proponemos establecer los mecanismos para que haya cooperación interjurisdiccional entre la Nación y las provincias productoras de hidrocarburos, y para que, mediante un federalismo de concertación se establezcan las pautas, los principios y los criterios para hacer más eficiente la exploración y explotación de hidrocarburos, a fin de llegar al autoabastecimiento que todos anhelamos, no solo el oficialismo.

Para lograr este autoabastecimiento proponemos, entre otros principios, establecer la estabilidad de los marcos jurídicos e impositivos con que debe desarrollarse la actividad. Para ello, sugerimos que los contratos que se celebren en el marco de las concesiones a otorgar por las provincias se registren ante este mismo ente. A partir de ese registro consideramos que debe haber un período no inferior a diez años de estabilidad en el marco jurídico e impositivo de manera tal de estimular, facilitar y garantizar las inversiones.

También señalamos que debe haber respeto por los precios de mercado para los productos hidrocarburíferos, sin perjuicio de que el Poder Ejecutivo establezca, donde haga falta, políticas redistributivas.

Otro de los principios señalados en nuestro dictamen es la estabilidad de las pautas establecidas por las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en materia de regalías, por el término de diez años a partir del registro de los contratos.

Finalmente, planteamos el otorgamiento de facilidades y estímulos impositivos para la exploración en la plataforma marítima argentina.

Esta propuesta la formulamos porque estamos convencidos –insisto- de que lo que necesitamos para lograr el autoabastecimiento no es confiscar empresas sino discutir, acordar y aplicar en la práctica una política energética que facilite la exploración y la producción, garantizando a las empresas que se ocupen de dichas tareas el marco jurídico adecuado para que la actividad sea rentable y previsible. Solamente de esa manera lograremos el auto-abastecimiento, no con declamaciones vacías o apelando a una soberanía que de ninguna manera está en juego en esta materia y mucho menos en este proyecto. (Aplausos.) Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Obiglio.- Señor presidente: la discusión que estamos dando aquí no es si el petróleo debe estar administrado por el Estado o por los privados. Ojalá se tratara de esa discusión, porque si así fuera seguramente llegaríamos a un consenso mayor.

Lo que estamos discutiendo hoy aquí es si esta norma garantizará a los argentinos energía abundante y barata, si respeta los contratos que se han celebrado y, en definitiva, la Constitución Nacional, y si finalmente tendrá consecuencias positivas o negativas para nuestro país.

De aprobarse esta iniciativa, creemos que definitivamente ocasionará consecuencias negativas. A continuación citaré algunos indicadores que nos demostrarán cómo las decisiones tomadas en nuestro país tienen consecuencias en el ámbito interno y externo, que terminarán empobreciéndonos, deteriorando el empleo y aumentando el nivel de desempleo.

La semana pasada se publicó una encuesta sobre el clima de negocios, que tradicionalmente publica la consultora SEL. En el primer trimestre de este año, el 90 por ciento de los consultados ha dicho que el clima de negocios en la Argentina se ha tornado regular o malo. La encuesta se actualizó la semana pasada, y el 71 por ciento de los entrevistados ha dicho que el clima va a empeorar. De modo que el 90 por ciento de la gente entrevistada decía que el clima era malo, y el 70 por ciento, que iba a empeorar. De los consultados, el 59 por ciento dijo que con esta medida va a invertir menos en su empresa, y el 87 por ciento dijo que sin duda va a haber menos inversiones extranjeras en la Argentina. El 15 por ciento dijo que después de que se apruebe esta norma va a efectuar menos contrataciones.

En cuanto a los indicadores de libertad económica que publica la Fundación Heritage, de los Estados Unidos, le dan a la Argentina 48 puntos sobre 100. Tenemos el mismo puntaje que Ecuador, Burundi, Angola y Ucrania. Estamos peor que en 2001, ya que ese año la Argentina tenía 68 puntos, o sea, mayor libertad económica que ahora.

Si hablamos del índice de corrupción, que elabora Transparencia Internacional, Argentina tiene 3 puntos sobre 10, igual que Tonga, Tanzania, Argelia, Egipto, Bolivia, Irán y Siria. Comparándolo con los índices de los países de la región, vemos que Chile y Uruguay tienen 7 puntos. Como dije, Argentina tiene 3 puntos, es decir que estamos peor que en 2001.

Como todos sabemos, el Banco Mundial publica el Doing Business, que es la facilidad para hacer negocios. En este caso, la Argentina ocupa el puesto 113, sobre 183 países evaluados. Estamos igual que Egipto, Kosovo, Nicaragua o Bangladesh. Esto significa que hacer negocios en la Argentina tiene casi el triple de barreras que hacerlo en Chile, Perú o Colombia.

Ahora me voy a referir al índice de propiedad privada, del Frontier Center for Public Policy, que mide el respeto por la propiedad privada, tanto física como intelectual. La Argentina tiene 4 puntos sobre 10, igual que Siria, Zambia, Kenya, Nepal e Irán. Estamos por debajo de todos los países desarrollados de la región.

Por último, debemos hablar del riesgo país, del cual nos habíamos olvidado todos pero que en 2001 casi nos mata de un infarto. La semana pasada, el riesgo país en la Argentina superó los mil puntos, que es aproximadamente seis veces el promedio de la región, que es de 170 puntos. Para que tengan una idea, estamos peor que Ecuador, Venezuela y España. Este último país, que -como todos sabemos- está atravesando una de las peores crisis de su historia, tiene 400 puntos de riesgo país. Nuestro país ya superó los mil puntos. Simplemente para recordar, en mayo de 2001 Argentina tenía mil puntos de riesgo país, y ya sabemos cómo terminó esa historia.

Definitivamente, señor presidente, considero que cuando no hay confianza, el clima de negocios es malo, la libertad económica es mínima, la corrupción es alta, las trabas para cualquier inversión son numerosas y arbitrarias y la propiedad privada es relativa, no entiendo qué es lo que tenemos para festejar.

Como dijo el señor diputado Tonelli, esta norma es discriminatoria, viola la normativa expropiatoria, los tratados de inversión y la Constitución Nacional y no resuelve el problema de la energía. La verdad es que esta norma coloca a la Argentina en el grupo de países que expulsan inversiones y no en el grupo de países que las atraen. En definitiva, nos convierte en un país poco confiable.

Como creemos que esto empobrece a la Argentina y aumenta el desempleo, por más que lo hagamos en extrema soledad vamos a votar en contra y vamos a representar a aquellos ciudadanos que consideran que la Argentina debería tener otro futuro y que somos merecedores de un país mejor.

(Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Carrió.- Señor presidente: esta sesión es casi idéntica –porque la historia se repite en la Argentina- a una que celebró esta Cámara en el año 2001. Me refiero a la sesión en la que se le otorgaron facultades extraordinarias a Domingo Cavallo para pagar la deuda externa con los fondos de la AFIP, con los fondos de los contribuyentes.

En ese momento todos los diarios decían: ¡Qué bien que Cavallo hace trabajar al Congreso!, porque esa sesión se celebró un sábado y un domingo. La mayoría de los partidos estaba a favor porque el 80 por ciento de los argentinos tenía la más alta consideración pública de Cavallo.

Sí, diputado Díaz Bancalari. A usted lo salvó el gong por Chiche Duhalde. Pero eso es para contestar después.

Recuerdo que esos días yo no podía caminar por la calle porque la posición que sostenía era muy clara: entregar esos poderes especiales a un gobierno y a un ministro de Economía para pagar la deuda externa configuraba el delito de traición a la Patria. Así lo pensaba y denuncié a todos los miembros de este Parlamento -muchos de ellos amigos íntimos de toda la vida- porque consideraba que la vida y el honor de las personas y el futuro de los argentinos se ponía en riesgo.

Pero dije otra cosa más en el marco de ese azoramiento siempre generalizado de la clase política hacia mi persona. Dije: “Se llevan puesto todo, y se llevan puestos los ahorros de los argentinos.” Recuerdo que entonces el presidente del bloque de la Alianza -que ahora es funcionario o embajador de este gobierno y que pertenecía al Frepaso- señaló exactamente lo que todos ustedes dicen: que yo era apocalíptica.

Pero finalmente se llevaron los ahorros de los argentinos en diciembre, y todos vivimos la crisis. Era la última caja que quedaba. No había bienes. No estaba el Banco Central, de cuya caja este gobierno está disponiendo a mansalva. No estaban los fondos de la ANSES. Sólo estaban los recursos de impuestos, y la ley decía que primero se pagaba la deuda y después los salarios del Estado. Con esa acusación nosotros por lo menos logramos, a las 5 de la mañana, que se eliminara el artículo que establecía eso.

Me parece que la pregunta está mal formulada. Nosotros no estamos a favor ni en contra, ni estamos discutiendo la nacionalización del petróleo. A partir de la reforma constitucional de 1994 el petróleo pertenece a las provincias argentinas. Recuerdo que en ese momento la miembro informante fue Cristina Kirchner. ¿Qué estamos discutiendo? En todo caso, lo que está haciendo Cristina Kirchner es lo que dijo Néstor Kirchner. Primero, cuando él era gobernador, quería que perteneciera a las provincias; después, cuando fue presidente, quiso manejarlo él y decía que el gran error había sido la federalización.

Lo cierto es que yo confié en ella y aquí se votó. El petróleo es de las provincias productoras, porque los recursos naturales pertenecen a las provincias. Reforma de 1994. Todo lo demás es cuento o relato.

Sin embargo, hay una pregunta que no se formula. Es cierto que para todos nosotros hay dos instituciones míticas: la escuela pública e YPF. Aclaro que no lo hablo desde cualquier lugar, ya que mis abuelos y mis bisabuelos tenían agencia YPF. Y cuando alguien decía que era agente YPF, los policías le hacían la venia. ¡Cómo no voy a saber yo lo que es YPF! Eso era YPF, pero eso no es más YPF. Aquella YPF que nosotros amamos se está manipulando en el inconsciente colectivo, pero no está más, como tampoco lo ha estado la escuela pública durante estos veinte años. Y conste que yo mandé a todos mis hijos a la escuela pública, hasta el último, que se recibió este año. Es decir que no declamo la escuela pública y mando a mis hijos a colegios privados. Están manipulando ese mito. Pero esta YPF ya no es lo que fue.

Ahora bien, ¿quiénes son los responsables? Aquí hay que definir varios tipos de culpa, como dice Karl Jaspers: la culpa criminal, esto es, la de los que cometieron delitos; la culpa política, de los que aquí estamos, estuvieron y estarán, y también la culpa política de ese mal que Erich Fromm llama la indiferencia de un pueblo, o pegarse a una consigna. También está la culpa moral, aquella de saber en conciencia la verdad y votar otra cosa. Este es un escrito extraordinario de Jaspers, que lo escribió en 1955, precisamente en las circunstancias de lo que se llamó la filosofía post kantiana, después de Auschwitz.

La pregunta es la siguiente: ¿hay culpa criminal? Nosotros, hace mucho tiempo denunciamos que estaban depredando y sobreexportando, que había que investigar en Palmira respecto de los años 2006, 2007, 2008, 2009, 2010. Ahora, denunciamos a todo el directorio porque hubo confesión: el viceministro confesó el vaciamiento depredador.

¿Esto es delito? Sí. ¿Estamos o no atados, por la Constitución, al Código Penal? ¿Acaso los políticos estamos desatados del Código Penal? Si es así, reformémoslo para que diga: “Artículo 1°: Todos los políticos y los empresarios extranjeros que colaboran gozan de impunidad. Artículo 2°: Todo decente debe ser sospechado y puesto en una cárcel común.” Así, terminaríamos con el cinismo argentino de aquí nadie comete delitos.

Para nosotros, hay culpa criminal. Hemos presentado un proyecto -aunque sé que vamos a perder-, pues el Código Civil no ha dejado de existir. Ya hemos denunciado a todo el directorio y al ministro de Vido, pero también denunciaremos a todos aquellos que por acción u omisión han intervenido a título de culpa criminal.

En términos de Carl Jung, o de Freud o de Erich Fromm, en el inconsciente –ese que nos llama a defender YPF o la escuela pública- también está la necesidad del pueblo de que alguna vez haya verdad, justicia y condena para la clase política en la Argentina, que con Menem, Cavallo y Kirchner, entregó, y con Brufau, Kirchner y Cristina, y todo el directorio, vació y depredó.

- Ocupa la Presidencia, la señora vicepresidenta 1° de la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sra. Carrió.- En nuestro inconsciente está lo bueno y lo malo, pero me parece que está ganándonos la sombra, que también a veces tiene la cara de la hipocresía. Mantengan el poder así. Saben que no están diciendo la verdad y conocen a quienes hicieron la entrega, que estaban sentados en esas bancas. También saben quién depredó.

Yo no estoy defendiendo a Repsol, y no vamos a votar en contra porque una de las mayores culpas criminales la tiene Repsol. El señor Brufau, junto con de Vido y todos los otros, debe ir preso, porque ellos hicieron los peores negociados con la mayor empresa argentina. Dije al embajador “Estrella” y al lobbista Kissinger, de izquierda, que todos aprecian: “No voy a ir a esa embajada porque ustedes roban a la Argentina en sociedad con los propios argentinos. Al señor Felipe González, en diciembre de 2001, lo eché de mi casa, junto con Bulgheroni, cuando hacía lobby para que Puerta fuera presidente de la República y poder así mantener la paridad peso-dólar.

No estoy hablando de un lado ni del otro, porque acá está todo cruzado. Estoy convencida de que mucha de la gente que está sentada en el bloque oficialista, nada tiene que ver con esto. No estoy hablando de ellos; por eso identifico a las personas. Además, también quiero decirlo acá, sé que la juventud es la que menos tiene que ver con esto, y cree en serio. Estoy hablando sobre los adultos que matan y llevan a los chicos al matadero, para que después el peronismo tradicional diga: “La culpa fue de La Cámpora.” Mentira; la culpa fue de los adultos que hicieron creer otra cosa.

La culpa política nos compete a todos nosotros. Yo me siento responsable porque a lo mejor no hicimos todo lo que teníamos que hacer. Pero todos somos culpables políticos, como clase política, de la destrucción de la escuela pública y también de la destrucción de YPF. Hicimos todo lo posible y puede sonar hoy a risa, ¿pero saben una cosa? De tanto reírnos un día vamos a tener el país vaciado y no sé qué van a hacer con los nietos que lloren. Ríanse ustedes, que cuando sus nietos lloren les vamos a decir que le vayan a preguntar al abuelo Kunkel, que él sabe qué pasó. (Risas y aplausos.)

Me quedan ocho minutos y quiero contestar algunas cosas. Estoy excluyendo expresamente de este discurso a los millones de personas que creyeron y creen en Perón y Evita, esa gente decente que ha sido usada. También excluyo a parte de una sociedad joven que, como nosotros, en los 70 también creíamos. Nosotros no podíamos serlo como ustedes…

- Manifestaciones en el palco bandeja.

Sra. Carrió.- ¡Sí, pero no maté a nadie!

- Manifestaciones en el palco bandeja.

Sr. Kunkel.- ¡Encubridora!

Sra. Carrió.- ¡Pero no maté a nadie!

- Manifestaciones en el palco bandeja.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Silencio, por favor, Pido orden en la sala. Pido a la gente del palco bandeja que se controle y respete a los señores diputados. Esta es una sesión de diputados y no pueden participar las personas ubicadas en el palco bandeja.

Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Carrió.- Voy a tratar de ahorrar tiempo, pero me parece muy importante que alguna vez la Justicia también caiga sobre nosotros, sobre un Parlamento que omite, que vota mayoritariamente lo que le ordenan. Yo pertenezco y amo a este Parlamento y hace 18 años que ocupo esta banca. Pero nosotros somos culpables y me incluyo. No tengo ya ninguna pertenencia, es cierto. Decir la verdad cuesta muy caro en este país de la mentira.

¿Pero quieren que les diga una cosa? Nosotros no vamos a ser criminales. Nosotros no vamos a tener votos. Este dictamen ni siquiera representa a mi bloque sino a tres mujeres: a Alicia Terada, a Hilma Re y a mí. Como en el 2001, que también estaba sola en mi banca, siendo presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales y todo mi bloque estaba enfrentado a mí. De nuevo estoy sola, y la verdad es que mal no estoy.

Señora presidenta: que le quede claro, podemos ganar o perder pero no nos vamos a quebrar; nomás va a quebrar ni el cinismo ni el fascismo ni el autoritarismo ni la mentira. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

Sr. Rogel.- Señora presidenta, señores diputados: pido autorización para insertar en el Diario de Sesiones los fundamentos que obran en el expediente 2.361-D.-2012.

Vengo a representar en esta primera exposición, junto al diputado Tunessi, la expresión del bloque de la Unión Cívica Radical, partido con 140 años en la vida nacional, que trae a este Parlamento una decisión orgánica de cada uno de sus estamentos: la Convención Nacional, el Comité Nacional y los dos bloques parlamentarios.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sr. Rogel.- Señor presidente: viene a tratamiento un proyecto donde quienes gobiernan la República –el peronismo conducido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner- manifiestan como objetivo lograr el autoabastecimiento y la soberanía hidrocarburífera a través de la adquisición del 51 por ciento de las acciones de YPF, confiando que con eso se va a solucionar el problema energético de la Argentina.

Nosotros pensamos que no es así. Como se dice ahora, pensamos que en ese relato falta hablar del 64 por ciento del mercado del petróleo de la Argentina, que es algo a lo que también nos debemos referir los legisladores entre el día de hoy y el de mañana.

En la Argentina, YPF llegó a manejar casi el 60 por ciento de la producción nacional de petróleo; hoy sólo maneja entre el 36 y el 38 por ciento. ¿Quiénes manejan el resto de la producción? Debemos decirlo con nombre y apellido: Bulgheroni, Pan American Energy, Cristóbal López, Lázaro Báez, Vila, Manzano y todos aquellos que ya han sido mencionados por algunos medios. Además, están los lobistas ocultos que tienen intereses en esta materia y que también están ligados a los grandes medios de comunicación, a los que les molesta enormemente la posición que ha adoptado este partido.

Eso no me llama la atención, porque son los mismos que voltearon a Yrigoyen y a don Arturo Illia; lo hicieron por el petróleo.

Esa es la parte de la discusión que está faltando. Tenemos que hablar también de ese 60 por ciento del mercado hidrocarburífero.

Seguramente muchos legisladores van a explicar cómo llegamos a esta situación. Lo cierto es que se inició durante el proceso con el endeudamiento asqueroso de las empresas del Estado –de lo que YPF fue un símbolo-, luego continuó en la época de Menem con la sanción de la ley de reforma del Estado y prosiguió con el dictado de todos esos decretos que nosotros hemos propuesto que sean derogados como una alternativa de fondo al proyecto que se pone en discusión. Eso significaría discutir el ciento por ciento del tema petrolero, que de ninguna manera se da con este proyecto girado por la señora presidenta.

Mi objetivo en estos escasos minutos de los que dispongo para hacer uso de la palabra es decirle al pueblo argentino qué significó esta empresa para el país. Seguramente formó parte también de un sentimiento, porque aquel eslogan maravilloso que decía: “Cárguele a YPF, cárguele al país”, fue algo que la Unión Cívica Radical logró hacer calar en el corazón de todos los argentinos.

Hoy también debemos hablarle a las futuras generaciones y a las que desconocen los detalles de este tema. YPF motorizó el desarrollo estratégico más importante de nuestra red de carreteras, que todavía existe en la Argentina. También posibilitó el desarrollo de los pueblos a los que llegaba con sus hospitales y sus escuelas, y de ella también surgieron las mayores inversiones que se orientaron a la construcción de represas hidroeléctricas, muchas de las cuales se realizaron durante el gobierno de don Arturo Illia.

No quiero reiterar conceptos a los que seguramente harán alusión otros legisladores de mi bloque. Sólo quiero referirme al desastre y fracaso que significó la política energética del peronismo. A mí me acusan de radical porque sólo ven los defectos del gobierno de la Alianza; pues bien, asumo la responsabilidad que me toca de esa etapa de nuestra historia, pero quiero que el peronismo también asuma con continuidad histórica, de Ezeiza al presente, lo que significó ese partido popular para la Argentina. Lo cierto es que el peronismo ha manejado de manera escandalosa –salvo en la época de Juan Domingo Perón, que preservó el artículo 40 de la Constitución de 1949- la política energética del país.

Eso no es lo que hoy venimos a avalar. Es falso decir que si no hubiésemos decidido votar este proyecto en general estaríamos en contra de los intereses populares. Pero también es falso señalar –como lo han hecho algunos sectores de la oposición y determinados medios de comunicación- que si votamos favorablemente en general este proyecto –como efectivamente decidimos hacerlo- le hacemos el juego a este gobierno. ¡Tengamos cuidado! ¡Respetémonos en nuestras convicciones!

Recuerdo que cuando en el Senado votamos en contra del proyecto de derogación del sistema de AFJP ningún medio de comunicación ni ningún partido político –ni progresista ni de la oposición- salió a decir que el proyecto alternativo que habíamos presentado era mejor. Es más, hasta ahora nos siguen acusando de que votamos con la derecha.

Si hay un partido que puede hablar de estas cosas, es el nuestro. YPF significó todo eso, pero también implicó un grado de coherencia intachable que comenzó con Yrigoyen y siguió con Alvear, con Mosconi, con el general Baldrich, con don Arturo Illia, con Raúl Alfonsín, que osó traer al debate nacional la posibilidad con el Plan Houston de incorporar capitales privados de riesgo, solamente para la exploración, pero casi lo tiraron a la hoguera.

La continuidad histórica está en nuestra plataforma. ¡Toda nuestra plataforma ha reivindicado la presencia del Estado en el control de YPF! Además, en esta resistencia de la que recién hablaba la señora diputada Carrió, debo decir que si hubo alguien que resistió fue la Unión Cívica Radical.

Está presente, porque fue invitado especialmente, el contador Gustavo Calleja, quien fuera secretario de Energía en el gobierno del doctor Alfonsín. También se encuentra el presidente de nuestra Convención Nacional, el doctor Hipólito Solari Yrigoyen.

¡Mi respeto y mi homenaje para ambos, porque en los años en que este partido estaba confundido, ellos no se confundieron!

Osvaldo Álvarez Guerrero –mi hermano del alma en la construcción política- junto con Calleja presentaron ante los organismos nacionales la impugnación por la vergonzosa venta a 19 dólares de las acciones que se le encargó a Mulford, cuando en el precio internacional llegaba a 36 o 38 dólares. Sin embargo, terminaron condecorándolo en la Casa de Gobierno.

También mi homenaje a Hipólito, que en soledad se levantó para hacer la denuncia de la escandalosa entrega a la Panamerican Energy, a veinte años, con un 12 por ciento de ganancia.

La Unión Cívica Radical viene exhibiendo una conducta intachable. Venimos a decir que para nosotros es más difícil indicarle a nuestros jóvenes y al pueblo argentino cómo vamos a votar, porque fundacionalmente trajimos la idea al país del desarrollo nacional con el petróleo. Nosotros hemos tenido coherencia, y fundamos YPF. Sin embargo, no creemos la mayor parte de las cosas que plantea el proyecto. Háganse cargo. Nosotros vamos a votar porque lo estamos pensando hace más de ciento veinte años. La responsabilidad y la pelota está en la cancha de quien gobierna y no cómo responsabilidad nuestra. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Tunessi.- Señor presidente: quisiera completar la exposición de mi bloque, explicando nuestra disidencia. Partimos de la base de que votamos por convencimiento, por convicción y no lo hacemos por conveniencia política. No votamos porque estamos a favor de este gobierno. Votamos por la nacionalización, independientemente de cuál sea el partido gobernante. Lo haríamos de la misma forma sea cual fuere el partido que esté al frente de los destinos del país.

Somos esclavos de nuestra coherencia, de nuestra trayectoria, porque somos un partido de valores que le da un rol al Estado, que desde nuestro punto de vista es inmodificable desde lo económico y en la actividad hidrocarburífera en particular.

No votamos en contra porque este oficialismo sea el que es. Sería un modo especulativo de actuar que traicionaría nuestras ideas.

La Unión Cívica Radical ha venido sosteniendo inveteradamente durante todos estos años ponencias muy claras en cuanto a cuál era la posición energética de nuestro país. Hubo prestigiosos técnicos y especialistas en la materia que claramente han fijado la posición denunciando que la política energética en la Argentina iba a conducir inexorablemente al caos, a la dependencia absoluta y a la pérdida de autoabastecimiento.

El último documento del Comité de la Unión Cívica Radical, cuando en el gobierno hablaban y decían de lo bueno y de lo ejemplificador que era el modelo de la incorporación del socio argentino a la ex petrolera estatal, cuando se ponía como un paradigma del crecimiento, del desarrollo la importación de la energía creciente y se pregonaba que eso era una de las fortalezas del modelo, sostuvo que estábamos en crisis energética.

El sector energético de Argentina presenta graves problemas y los definimos de la siguiente manera: disminuyó la exploración de gas y de petróleo en la Argentina, perdimos el autoabastecimiento energético, ya que de ser un país exportador neto nos convertimos en un país importador neto y por lo tanto dependiente.

Ante una demanda energética creciente todos los rubros cayeron: la producción, la exploración, las reservas, todos los rubros quedaron por debajo de las necesidades de demanda que tenía la Argentina y comenzamos a importar.

Aumentaron los subsidios a precios y tarifas, es decir importábamos caro de manera irresponsable lo que entregábamos regalado dispendiosamente no a los que lo necesitaban sino indiscriminadamente a los sectores más pudientes de la población para generar una falsa sensación de bienestar económico con una finalidad pura y exclusivamente política. O sea gastamos las divisas que eran superavitarias como nunca en la economía argentina para importar energía cara a fin de hacer un dispendio y un derroche absoluto de la energía en la Argentina.

La inversión privada era insuficiente, dijo el Comité entonces, y la pública es incorrecta. Las leyes que regulan el sector no se cumplieron ni se cumplen, hay opacidad, falta de reglas para poder establecer los parámetros regulatorios que exige una actividad de esta naturaleza, a fin de establecer las reglas de juego claras sobre la base en que debía desenvolverse la actividad.

No existen controles adecuados del Estado. La responsabilidad es del gobierno actual. Después de ocho años de gobierno la responsabilidad es de la actual administración, que es intransferible.

Entonces dijimos que era necesario llevar adelante un cambio en el equipo energético que debería dar un paso al costado. Pedimos la renuncia del secretario de Energía de la Nación y del ministro de Planificación por haber conducido al país a la peor debacle energética de su historia, pasándose a importar casi 12 mil millones de dólares este año en energía, cuando éramos un país que se autoabastecía.

Proponíamos la auditoría de áreas petroleras concesionadas y de permisos de exploración, una auditoría integral, un plan para recuperar la soberanía energética perdida. Efectivamente eso proponíamos y en función del resultado de la auditoría se promovería la nacionalización de YPF. Lo dijo la UCR, no esperamos que lo mande el gobierno, porque era una de nuestras posibilidades trabajar la herramienta de la nacionalización de YPF como una forma de recuperar la soberanía energética.

Todo eso está en los documentos públicos de nuestro partido. Quiere decir que no somos oportunistas ni vamos detrás de la ocasión momentánea, haciendo lo que mejor parezca o lo mejor convenga a la cambiante sensación de la opinión pública, tampoco vamos detrás de esa sensación.

Dijimos que íbamos a presentar, como lo estamos haciendo, en el Congreso de la Nación una nueva ley integral de hidrocarburos que reemplace a la vieja ley 17.319, que no se cumplió por parte de este gobierno en ninguno de sus aspectos, y también se agrega el tema que termine con esa idea falsa de pensar que las jurisdicciones provinciales y el dominio sobre los recursos naturales legítimos de las provincias es una carta abierta para que cualquiera haga cualquier cosa y que no haya una política energética estructurada desde un Estado presente con una orientación y un plan estratégico en una materia tan esencial como es la de la energía.

Proponíamos entonces crear una agencia federal energética o de hidrocarburos al igual que en Brasil, que tienen creada esta agencia y nunca se les ocurrió privatizar la petrolera.

Exigíamos que se reviertan las áreas concedentes a aquéllos concesionarios cuyas explotaciones no hayan cumplido con los compromisos contractuales asumidos al momento de la adjudicación.

Impulsábamos esa autoridad integral y creábamos un mercado único de combustibles. ¿Qué estamos votando en esta circunstancia? Estamos votando la declaración de interés público nacional y el objetivo prioritario es que el país recupere el autoabastecimiento de hidrocarburos.

Esta es la política que enarboló la Unión Cívica Radical. Estamos planteando la recuperación del autoabastecimiento porque este gobierno se vanaglorió de importar hidrocarburos, como si fuera una política saludable. Planificó y construyó puertos y gasoductos. Estableció toda una logística para importar energía a la Argentina. No es una circunstancia cualquiera; lo hicieron a sabiendas, con un plan concreto. Les daba lo mismo el autoabastecimiento que la importación de energía. Este es el dato de la realidad. En consecuencia, si les daba lo mismo, no sólo estaban dejando de lado un interés estratégico de la Argentina sino también el cumplimiento específico de la ley vigente que establece como un objetivo claro del país el autoabastecimiento en materia energética.

¿Qué estamos votando, señor presidente? Estamos votando el Consejo Federal de Hidrocarburos para que las provincias tengan participación pero, a renglón seguido, proponemos -y esto no está en el dictamen del oficialismo- la creación de la Agencia Federal de Hidrocarburos para estructurar una política central, tener una concepción clara y determinar hacia dónde vamos, contando con una petrolera estatal que defina el rumbo y la orientación de una política energética en nuestro país.

¿Cuáles son los objetivos de esa agencia? Establecemos claramente dichos objetivos: implementar entre sus atribuciones una política de petróleo y gas natural como una política energética nacional, reglamentar el procedimiento para el cálculo y liquidación de las regalías, asistir a las provincias, disponer de una auditoría integral a realizarse en todas las áreas concesionadas no sólo de YPF sino de las otras que declinaron en la misma etapa y en las mismas circunstancias, de la misma manera que lo hizo toda la actividad hidrocarburífera del país en estos años.

Asimismo, prometemos elevar a la consideración del Congreso de la Nación un informe anual sobre las actividades realizadas por la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

Por otra parte, vamos a votar cómo se seleccionarán los miembros del directorio de dicha agencia ya que en este aspecto existen disidencias. Quienes la dirigirán tendrán que ser personas idóneas designadas por el Poder Ejecutivo, con acuerdo del Parlamento, que durarán cinco años en sus funciones. No queremos que quienes fracasaron en el ámbito de la política energética conduzcan los destinos de YPF. No queremos que los Espinosa, los De Vido, los Cameron y todos quienes nos han conducido a este terrible fracaso conduzcan esta Agencia. Queremos funcionarios con un plan de negocio y con una idea concreta de cómo conducir esta política hidrocarburífera.

Vamos a votar para que antes de esta expropiación se intente una compra acordada del paquete accionario de la compañía no sólo de la parte de Repsol sino también de la del grupo Petersen, liderado por Eskenazi.

Queremos que se intente una compra con un precio justo, que se determine con participación de este Parlamento y que decrezcan del valor de la compañía los pasivos ambientales que existan atendiendo todas las cuestiones que determinen un precio justo y que eviten caer en este atropello.

Por eso, en la comisión bicameral hemos votado en contra de la intervención a la compañía a través de un decreto. Queremos que el Poder Ejecutivo nacional instrumente todos los mecanismos de ley para discriminar los pasivos y el endeudamiento de esta YPF manejada por Repsol. Queremos que se investigue el vaciamiento energético de YPF...

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señor diputado.

Sr. Tunessi.- Ya termino, señor presidente.

Este no es un tema menor que estamos discutiendo en la Argentina. Nos han traído de atropello a este Parlamento para tratar estas cuestiones. Tenemos derecho a decir dos palabras al respecto.

Proponemos la creación de una comisión investigadora y que haya un plan de negocio en esta nueva YPF con composición estatal mayoritaria, porque creemos en un Estado presente.

Por último, todavía tenemos muy claro cuando se hizo empalidecer a la Thatcher en el año 92, y todos aplaudieron. La Unión Cívica Radical, como hoy, estuvo a favor de una YPF del Estado porque no negociamos ni cambiamos ni entregamos nuestros valores y nuestras ideas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por La Rioja.

Sr. Tineo.- Señor presidente: en primer lugar solicito autorización para insertar en el Diario de Sesiones algunos cuadros informativos que tienen que ver con la real política energética que este gobierno ha venido implementando a partir de 2003.

Después de haber escuchado con gran paciencia a muchos dirigentes que parece que han nacido de un repollo en la política, y que hoy se están jactando en este recinto de una supuesta crisis energética que venimos padeciendo desde 2003, debemos decir que nuestro país viene sosteniendo un crecimiento del orden del 7,5 al 8 por ciento anual, con un acumulado del 95 por ciento.

¿Cómo es posible sostener ese crecimiento y que no se fracture la sociedad en términos económicos sin energía? Es imposible identificar cuál es la crisis energética que mencionan en un país que viene creciendo al 8 por ciento anual.

Esto es impresentable desde el punto de vista de los argumentos técnicos cuando se sabe perfectamente que la República Argentina ha venido avanzando fuertemente no solo en materia de indicadores económicos sino también sociales. En 2003 teníamos un Norte argentino desconectado, un país cuya estructura energética estaba completamente aislada de muchos de sus componentes, fundamentalmente las zonas más despobladas y desprotegidas desde el punto de vista del desarrollo como la Patagonia y el Norte. También el Sur argentino estaba desconectado, con generación aislada, y la región de Cuyo con bajísima potencia y capacidad de dar competitividad a sus factores productivos.

Los avances que este gobierno registró con Néstor Kirchner a partir de 2003 podemos sintetizarlos en indicadores fundamentales que tienen que ver con el crecimiento en materia energética: nada menos que 4.244 kilómetros de líneas de 500 extra alta tensión, contra 9.000 que había en 2003.

En estos nueve años la Argentina ha crecido casi un 50 por ciento en capacidad de transporte eléctrico de alta tensión. Encontramos un país con menos de 18 mil megavatios de potencia de generación, y con una inversión importantísima dentro del concepto de una matriz diversificada se incorporaron casi 8 mil megavatios de generación.

Esto es parte de una política energética que tiene que ver con una impronta destinada a la inversión. No se puede hablar de un plan energético sin que el Estado ponga énfasis en la inversión, y este gobierno ha invertido cerca de 20 mil millones de dólares para que hoy tengamos una potencia instalada de casi 26 gigavatios.

En cuanto a la capacidad de transporte de gas natural hemos avanzado de 118 metros cúbicos por día a 145 en la actualidad.

La potencia instalada de generación tiene que ver con un país que está creciendo y no que está estancado, como posiblemente pretendan demostrar elucubrando algunos informes sobre el avance que ha tenido en materia energética durante años anteriores. Hoy podemos decir que tenemos una estructura importante del sistema eléctrico federal porque está llegando a todas las provincias.

En el país hoy no hay una provincia que no tenga una línea de 500 que interconecte con el resto de la Argentina. Había centrales térmicas, como la de Salta, que proveía energía directamente a Chile, una vergüenza que este gobierno corrigió transportando esa energía al resto del sistema interconectado nacional.

La diversificación de la matriz energética es otro desafío que este gobierno tomó por medio de la ley 26.190 que Néstor Kirchner promovió en este Congreso y que fue aprobada mayoritariamente para incluir hasta 2016 el 8 por ciento de los componentes de generación renovables, desafío que dicho sea de paso ningún otro gobierno pudo lograr a pesar de haber tenido las facultades para hacerlo.

Los gobiernos de Néstor y Cristina han podido lograr la inclusión de la energía renovable en la Argentina. Hemos avanzado en la terminación de Yacyretá, la inclusión de las hidroeléctricas como Caracoles y Río Grande, los planes nacionales de hidroeléctrica como Los Blancos, Chihuidos, Cóndor Cliff y La Barrancosa, la recuperación de la actividad nuclear con Atucha II y el programa GENREN, de energía renovable que ejecuta Enarsa.

Tenemos plena convicción de que este plan energético al que ningunean o quieren hacer desaparecer es el que está sosteniendo el crecimiento en la Argentina. Es mentira que este gobierno no ha implementado un plan energético, porque de lo contrario no sería posible explicar el crecimiento sostenido del 8 por ciento anual que viene teniendo nuestro país desde el año 2003. (Aplausos.)

Es imposible sostener que no hay un plan energético cuando se ha registrado un crecimiento de un 30 por ciento en los hogares que hoy cuentan con gas natural; de 5,8 millones en 2003 hoy tenemos más de 7,5 millones. Esto es producto de una política de Estado que está arraigada en la inversión. No pueden hablar de un plan energético cuando no consiguen el dinero para hacer las obras que necesita la gente.

Debe quedar en claro que la decisión de rescatar la soberanía hidrocarburífera para el Estado argentino se relaciona con el hecho de poner un bien que deja de ser un commodity, una mercancía, y que está sometido a los vaivenes del mercado, a disposición de todos los argentinos a fin de que sean ellos, a través de lo que esta ley definirá, los que manejarán la política energética regulada por el gobierno.

También es importante destacar que esta batalla la estamos dando con una de las armas más poderosas que es la política. No la estamos dando en ningún foro bursátil ni en presencia de ningún matón que diga a la Argentina lo que debe hacer. (Aplausos.)

Esta batalla la estamos librando bajo el precepto que claramente ha enunciado nuestra presidenta en este recinto en el sentido de que se terminó la avivada; esa es la sintonía fina. Repsol: se terminó la avivada, en la Argentina no hay más vaciamiento de los hidrocarburos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Yarade.- Señor presidente: la situación de YPF es claramente insostenible, porque no acompañó el desarrollo estratégico del país, el crecimiento y el enorme esfuerzo, en términos generales, que hicieron los argentinos por evolucionar y hacer que dicho crecimiento fuera una realidad. Me refiero al crecimiento con inclusión social que se ha venido dando en los últimos años en nuestro país.

Desde el año 2003 a la fecha hemos crecido a niveles promedio del 7,7 por ciento. Hemos dado un paso más, y estamos dando otro en lo referente a la gobernabilidad económica del país. Hemos avanzado en recuperar la solvencia del Estado, la política cambiaria, el sistema previsional, y generamos una reforma histórica del Banco Central que le cambió el rol. De tener un único rol, pasó a desempeñar un rol tripartito: fijar el valor de la moneda, mantener el equilibrio del sistema financiero y generar créditos a largo plazo.

A través del Ministerio de Infraestructura, Planificación y Servicios Públicos se promovió una inversión de más de 74 mil millones de pesos, derivados al sistema eléctrico, de transporte de gas, de generación eléctrica y a líneas de alta tensión. En este sentido, se han tendido redes con más de 7.500 megavatios; hemos generado líneas de 500 megavatios en más de 400 kilómetros; avanzamos en 2.400 kilómetros de gasoductos. Tenemos un claro ejemplo con lo que fue la línea de 500 en el NOA, de 1.207 kilómetros.

En políticas sociales hemos tenido un enorme desarrollo. En los últimos diez años hemos generado el nivel más bajo de desocupación. También hemos hecho un enorme esfuerzo en lo que tiene que ver con la política salarial, generando un círculo virtuoso entre la demanda, el crecimiento y la generación de puestos de trabajo, que van más allá de los 5 millones.

Hemos generado una caída notable en el nivel de pobreza: del 54 por ciento en 2003 pasamos al 6,5 por ciento actual, que es el menor índice de los últimos treinta años. También hemos bajado el nivel de indigencia, pasando del 27,7 por ciento al 1,7 por ciento actual.

A la vez, hemos generado los mejores índices de equidad y hemos mejorado el coeficiente de Gini. También lo hemos hecho con el nivel de endeudamiento, que ha caído del 150 por ciento del PBI a un 33 por ciento.

Asimismo, hemos bajado fuertemente el índice de mortalidad infantil.

Por otro lado, hemos generado un nivel de inversión en relación con el PBI del 4 por ciento, que en 2003 era solamente del 1,3 por ciento.

También hemos generado un marco fuerte que tiene que ver con nuevas energías. La generación de la nueva matriz energética, que oscilaba en el 88 por ciento basada solamente en gas y petróleo, va a tener para los próximos dos años sólo una incidencia del 65 por ciento. ¿Por qué? Porque se hizo un enorme esfuerzo en energía hidráulica, en biocombustibles y en energía eólica, lo que permite que esa matriz vaya cambiando.

¿Qué pasa a nivel de otros países? Los otros países también han hecho un enorme esfuerzo por la participación estatal, como lo estamos haciendo nosotros. Hubo un enorme esfuerzo de nuestro país por generar industrias. Desde 2003 a la fecha hemos generado un nivel de autos de siete veces el nivel de producción.

A nivel de participación, los otros países también tienen una fuerte participación estatal. Venezuela, México, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y Uruguay tienen una participación del ciento por ciento, mientras que Brasil tiene una participación del 51 por ciento.

La caída del nivel de producción es llamativa. De los últimos catorce años, en el caso del petróleo trece han sido de reducción, y en el caso del gas, los últimos siete años han sido de reducción. En el caso del petróleo hemos bajado el 32 por ciento en ese período, y en el caso del gas, el 14 por ciento.

¿Cuánto bajó el nivel de producción de Repsol en esos períodos? En el caso del gas, bajó el 97 por ciento, y en el caso del petróleo, el 54 por ciento. Es decir, ese enorme esfuerzo que viene haciendo el país por aumentar el nivel de actividad económica no se coteja con el nivel de producción esperado en gas y petróleo.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Yarade.- Eso nos llevó a tener un nivel de importaciones altísimo; prácticamente lo hemos duplicado en el último año. Hemos tenido un nivel de importaciones que supera los 9.300 millones. Cabe aclarar que en el período 1995-2010 teníamos un promedio que oscilaba en los 3 mil millones. Prácticamente lo hemos triplicado. Y ni hablar de la brecha que se dio, por ejemplo, en el caso del déficit de los combustibles. Estamos con un déficit superior a los 3 mil millones. Y si comparamos la serie 2005-2011, esa brecha se extiende a los 10 mil millones.

Esa caída de la participación en el mercado de Repsol en el período 2007-2011, en el caso del petróleo fue del 42 al 34 por ciento, y en el caso del gas, del 35 al 23 por ciento. A esa caída en la producción, que fue la más baja desde el año 1997, se agrega la caída en el nivel de reservas: en petróleo caímos el 50 por ciento, y en gas, el 56 por ciento.

¿Pero qué pasó con las ventas? En el período 2003-2011 aumentaron un 113 por ciento. Desde 1997 hasta 2003, las utilidades en promedio aumentaron, ya que la serie era de 858 millones

y pasó a 1.434 millones en el período 2003-2011.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor vaya redondeando su exposición, señor diputado, porque agotó el tiempo del que disponía.

Sr. Yarade.- En cuanto a los dividendos, en la serie 2009-2011, se distribuyeron más de 15 mil millones, pero a nivel global la empresa distribuyó sólo 13 mil millones.

¿Qué sucede en la serie 1997-2010? El nivel de utilidades fue superior a los 16.000 millones de dólares y el de dividendos fue de 14.200 millones; es decir que se distribuyó un 85 por ciento de los dividendos. Pero a nivel general, se distribuye el 3 o 4 por ciento. Además, hubo un enorme aumento del endeudamiento, que prácticamente se duplicó si tomamos en cuenta la serie 1997-2007 y lo que pasó durante 2011.

Por otra parte, en la serie 2002-2011, el índice de liquidez corriente de la empresa cayó tres veces, al igual que el índice de solvencia, y sin embargo la rentabilidad se duplicó.

Por estas razones, tal como lo señalé al comienzo de mi exposición, es insostenible la situación de esta empresa, y a partir de la trascendental decisión tomada por la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner, YPF vuelve a ocupar el lugar que nunca tendría que haber dejado, vuelve a estar en manos y en la decisión de los argentinos, vuelve a ocupar el corazón de los argentinos y vuelve a ser parte del crecimiento y el desarrollo económico de nuestro país. (Aplausos.)

Sra. presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Chubut.

Sr. Pais.- Señora presidenta: voy a concluir la intervención de nuestro bloque. Hoy es la primera jornada de debate de este tema y, como han dicho algunos compañeros, es un verdadero día de júbilo porque en este Congreso estamos ejercitando indudablemente la soberanía política. Como poder del Estado, estamos ejercitando la potestad de decidir sobre el futuro de una empresa emblemática para todos los argentinos.

El verdadero nacimiento de YPF se remonta al descubrimiento del petróleo en nuestro país, allá por el año 1907 en mi ciudad, Comodoro Rivadavia. A partir de ese momento el Estado intempestivamente comenzó a intervenir en esta materia.

Hoy estamos desandando un camino que se inició en la década del 90; un camino del cual también nos hacemos cargo desde el peronismo, y fundamentalmente la presidenta. Pero también hoy estamos iniciando un proceso que sin dudas es virtuoso porque nos va a permitir definir estratégicamente la conducción de la principal empresa energética de la República Argentina.

La expropiación del paquete mayoritario de YPF es una decisión absolutamente inteligente, necesaria y congruente.

Quisiéramos contestar cuatro o cinco observaciones que se nos han formulado desde la oposición. Para tener el control estratégico necesitamos disponer de la mayoría accionaria, que debemos buscar en quien la detenta actualmente. Otro procedimiento implicaría traer actores al proceso de expropiación, lo que sería algo kafkiano e impracticable. Se pretende que traigamos a este proceso al accionista minoritario argentino Eskenazi, pero también hay otros accionistas minoritarios porque esta es una empresa que cotiza en bolsa. Si no quisiéramos discriminar, tendríamos que traer a todos, negociar con todos, depositarles la parte correspondiente a la expropiación, y eventualmente litigar con cada uno de ellos. Eso complicaría y demoraría el proceso de expropiación.

Por otro lado, nosotros queremos el control estratégico de la empresa, y en función de ello la decisión más ajustada a derecho, más conveniente, menos traumática y más sólida jurídicamente es la de expropiar a quien controla la empresa.

Además, cabe acotar que si tuviéramos que expropiar las acciones de Eskenazi, éstas están caucionadas, en poder de bancos y de la propia Repsol, con lo cual deberíamos traer a este proceso de expropiación a todos los bancos acreedores del grupo minoritario. Esto no ayuda en nada, y tal vez alguien esté siendo un verdadero idiota útil pretendiendo hacer un favor a algunos accionistas minoritarios.

En cuanto a la decisión de por qué YPF y no otras empresas del mercado energético, esto es sencillo. YPF es una empresa que tiene un rol preponderante en materia de producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos, pero tiene un papel aun más preponderante en cuanto al abastecimiento de combustible. Produce entre el 34 y el 36 por ciento de gas y de petróleo de la República Argentina y tiene presencia en todas las cuencas hidrocarburíferas del país. En todas las provincias donde hay petróleo, está YPF. Además, cuenta con destilerías en el oeste, el sudeste y el centro de la República Argentina y abastece con más del 50 por ciento del combustible que necesita nuestro país. O sea que no se trata de cualquier empresa, sino que es esencial a los efectos de diseñar y dirigir la política de hidrocarburos.

Es cierto que YPF ha tenido problemas y que estos se han agudizado. En los últimos tiempos ha maximizado su rentabilidad y ha minimizado el cumplimiento de las obligaciones que le impone la ley de hidrocarburos. Por otro lado, no está reinvirtiendo en los yacimientos más duros. Exclusivamente, invierte donde puede obtener mayor ganancia y rentabilidad, en el menor tiempo. Esto no sirve a los intereses de la patria ni de la Nación; por lo tanto, es necesario que el Estado intervenga.

El rol inductor, regulador y promotor de políticas activas ha sido reivindicado desde el justicialismo en los términos de este proceso virtuoso iniciado en 2003, para poder tener una sociedad mucho más inclusiva, en la defensa del interés y la industria nacionales, y del pueblo de la República Argentina. Éste es el ejercicio de un acto de verdadera soberanía.

Por otro lado, queremos contestar a aquellos que dicen “¿por qué intervenirla?” No podíamos dejar librada la empresa a la conducción del directorio, siendo que ya se inició el proceso legislativo de expropiación, justamente porque su rol es esencial en materia de abastecimiento de combustibles para todos los habitantes de la Nación.

Era necesaria la intervención, y el mecanismo utilizado por el gobierno no es ilegal sino que se halla absolutamente dentro de la ley, ya que un DNU tiene la virtualidad de una ley. Además, pese a lo que aquí se ha dicho, las intervenciones administrativas no son un elemento extraño al derecho positivo argentino, dado que Vélez Sarsfield ya las previó en el artículo 48 del Código Civil, que expresamente dice: “La decisión administrativa sobre retiro de la personería o intervención a la entidad dará lugar a los recursos previstos en el artículo 45. El juez podrá disponer la suspensión provisional de los efectos de la resolución recurrida.”

Es decir que ya en el siglo XIX se preveía que el Estado podía intervenir. Pero es más: tenemos la ley 20.680 de abastecimiento –que es de la democracia-, que prevé la posibilidad de intervención del Estado para asegurar el abastecimiento o la prestación de servicios esenciales. Este fin de semana largo ha habido despacho de combustible, hemos visto menos colas y ciudadanos satisfechos, porque hay un rol activo del Estado que, en este proceso, hizo lo necesario: intervenir una empresa utilizando el medio más idóneo, esto es un decreto del Poder Ejecutivo nacional. Éste no ha sido el único, y tampoco es cierto que debamos remontarnos a la época de Videla. Hemos tenido intervenciones de empresas concesionarias de servicios públicos, durante este proceso.

Entonces, nos preguntamos qué se busca poniendo palos en la rueda a un proceso virtuoso que realmente pretende salvaguardar el interés nacional.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sr. Pais.- Para cerrar, señor presidente, citaré al ex presidente general Juan Domingo Perón: “La economía nunca ha sido libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo o lo hacen los grandes consorcios en perjuicio de éste.” Por eso, estamos convencidos de que ésta es una ley necesaria. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Alfonsín.- Señor presidente: antes de explicar el sentido y la dirección de nuestro voto, es necesario señalar que la grave situación energética por la que estamos atravesando no es sino consecuencia inevitable y previsible de la decisión de enajenar YPF en los años 90, así como también, de los errores cometidos a partir de 2003.

Digo esto con respeto, pero es lo que siento. La responsabilidad por la actual situación es del oficialismo. En otras palabras, para ser más concreto, el oficialismo es responsable no sólo de lo que viene ocurriendo a partir de 2003 sino también en los años 90. Más concretamente, es responsable de las políticas de enajenación de los principales activos del Estado, y en particular de YPF.

El hecho de que el actual partido haya cambiado de nombre no oculta la circunstancia de que la mayoría de sus miembros formaban parte del partido de gobierno en la década del 90. Espero que no se molesten, pero no puedo dejar de decir que incluso el ex presidente Néstor Kirchner y la actual presidenta Cristina Kirchner formaban parte de ese partido, acompañaban ese gobierno y con fervor, entusiasmo y de manera indubitable acompañaron las políticas que se conocieron como aquellas que desmantelaron los activos del Estado.

Como decía, con la privatización de YPF en los 90 comienza esta historia. Pero allí no se agota la responsabilidad del oficialismo. Desde el año 2003, como consecuencia de las erróneas políticas aplicadas, empieza a descender en la Argentina de manera estrepitosa no sólo la producción sino también las reservas de gas y petróleo. Durante esa gestión se perdió nada más y nada menos que la soberanía o el autoabastecimiento energético. Lo que nos había costado casi cien años alcanzar y que pudimos lograr en el gobierno de Raúl Alfonsín, lo perdimos a partir del año 2003, es decir, el autoabastecimiento energético.

El año pasado los argentinos tuvimos que importar energía por más de nueve mil millones de dólares, y es probable que este año tengamos que hacerlo por una suma que rondará los doce mil a catorce mil millones de dólares.

¿Por qué importamos? ¿Porque nos gusta importar? Hace instantes un diputado preopinante dijo que la importación tenía que ver con el crecimiento económico. Eso no es cierto. Tuvimos que importar porque la producción de petróleo cayó de manera estrepitosa desde 2003 a 2010.

En cifras redondas, en el año 2003 producíamos 43 mil millones de metros cúbicos de petróleo, y en el año 2010, 33 mil millones. Es decir que siete años después produjimos 10 mil millones de metros cúbicos menos.

No fue el crecimiento económico lo que nos obligó a importar sino la caída en la producción.

La caída en la producción tiene que ver con que no hubo la exploración necesaria para descubrir nuevos yacimientos y aumentar esa producción. En los años 80, con un país mucho más pobre, con un barril de petróleo a 8 dólares y en consecuencia una actividad mucho menos rentable, hacíamos exploraciones en promedio de unos 115 pozos por año. Desde el año 2003, la exploración en promedio es de unos 45 pozos por año.

Si bien Repsol es la que explica la mayor caída en la producción y exploración hidrocarburífera, no es ni mucho menos la única empresa del sector que registra estas caídas en la producción.

En efecto, casi todas las concesionarias, no solamente Repsol-YPF, han incumplido sus obligaciones de inversión. Casi todas las concesionarias se han comportado de la misma manera que Repsol desde el año 2003 en adelante.

Por eso, nuestra propuesta –a la que ya se refirió el señor diputado Tunessi- ordena una auditoría general sobre el conjunto de las concesionarias, a fin de conocer fehacientemente cuál es la situación contractual y, eventualmente, determinar las responsabilidades económicas y penales que puedan corresponderle, no sólo a las empresas sino también a los funcionarios que tenían la obligación de ejercer los controles pertinentes y no lo hicieron.

Hace rato que venimos señalando que esto iba a suceder. Durante la campaña lo expresamos en muchas oportunidades. Nos decían: “¡Agoreros! ¡No hay crisis! ¿No ven que no hay cortes masivos?”, pero lo que no aclaraban es que no había cortes masivos porque estábamos importando energía. La política energética del gobierno consistía en renunciar al autoabastecimiento, reemplazándolo por la importación de energía, como también manifestó el señor diputado Tunessi. Por supuesto que en ese momento había dólares, pero ahora empiezan a faltar, y la importación de energía sin dólares ya no es factible; así las cuentas no cierran.

Por otro lado, hay algo que es grave, que revela la poca comprensión que tenía el gobierno acerca de la importancia estratégica de estos recursos. Cuando les decíamos que no había cortes pero no porque no estuviésemos frente a una crisis energética sino porque utilizaban los dólares para traer energía de afuera, nos contestaban: “¿Eso qué tiene que ver? ¿Qué tiene de malo? No es importante autoabastecerse; no es grave que la Argentina no se autoabastezca”. Sin embargo, ahora se rasgan las vestiduras por la soberanía y el autoabastecimiento energético. Sinceramente nos cuesta creer que sean las mismas personas las que dicen cosas tan contradictorias. (Aplausos.)

Recién ahora admiten el daño; más vale tarde que nunca, como dice el dicho popular. Al menos han reconocido que así no podemos seguir y que hay que cambiar. De todos modos, creo que sería pedirle mucho al oficialismo que también reconociera la responsabilidad que le cabe por esta crisis.

Desde luego que no me voy a dejar de referir a Repsol. Por supuesto que tanto Repsol como el resto de las concesionarias tienen un alto grado de responsabilidad en esta crisis. Como ya hemos señalado –también lo han expresado varios representantes del oficialismo- las concesionarias han incumplido con sus obligaciones y también han abusado en forma leonina de este “Viva la Pepa” en el que se convirtió el mercado energético como consecuencia de la ausencia del Estado. Se han llevado las utilidades y han vaciado las empresas. Lo que se le ha tolerado a Repsol es realmente escandaloso.

Viene a mi memoria los tiempos de la colonia, cuando se llevaban la plata desde Potosí para enriquecer las economías europeas, dejando hambre, miseria y desolación en esta parte del continente. Como argentino me avergüenza imaginar qué piensan los españoles cuando se enteran de la forma en la que nos han saqueado frente a la pasividad del gobierno y la ignorancia de la gran mayoría del pueblo argentino. Pero sin perjuicio de la responsabilidad que le cabe a YPF, lo cierto es que la culpa –no quiero ser chabacano- no es sólo de Repsol sino también de quien le dio de comer. ¿Quién le daba de comer, si no el gobierno? Mientras esto ocurría, ¿qué hacía el gobierno? ¿Recuerdan cuando nos decían que eran empresarios ejemplares? En su momento me invitaron a una conferencia de prensa, a la que no concurrí porque me parecía poco serio el anuncio que iban a hacer; por supuesto que al no ser un experto en el tema hice las consultas pertinentes. Lo cierto es que en esa conferencia de prensa -luego pude ver por televisión- hablaron de empresarios patriotas, en referencia a los mismos que hoy son denostados, con fundamento, por el oficialismo. ¿Qué hacía el oficialismo mientras ocurrían estas cosas? Se llevaban las utilidades y todas las ganancias. No hacían nuevos pozos, sino que succionaban los existentes. Secaban los pozos que había descubierto YPF con grandes inversiones antes de ser privatizada. Ellos alegremente se llevaban las ganancias y no invertían en nuevos pozos.

¿Qué hacía el Estado? ¿No lo sabía? Tenía un director en YPF. Además, tenía un control. Este gobierno controla muy bien, a veces de manera ineficiente, pero el control no es algo que no le interese.

Avalaron la venta con utilidades al Grupo Petersen. Se llevaron 14.000 millones de dólares en ganancias. ¡Y ahora que se la llevaron se dan cuenta! ¿En qué momento hizo esto YPF? ¿En el último mes? ¿En los últimos dos meses? ¡Desde hace años vienen haciendo lo mismo, avergonzándonos a todos los argentinos!

No sólo no lo evitaron, sino que lo consintieron.

Pido que me disculpen por el fervor, pero el oficialismo tiene el dudosísimo mérito de haber privatizado YPF en la última década del siglo XX y de haber perdido la soberanía energética en la primera década del siglo XXI. (Aplausos.)

¡Nos alegra el cambio! ¡Nosotros lo celebramos! No tenemos que andar demostrando que no seguimos encuestas. Nos alegra el cambio, aunque no sea por convicción, como ha dicho el señor diputado Tunessi, sino porque no tienen más remedio.

Han dado un primer paso correcto, pero es sólo un primer paso. Habrá que ver en el futuro si están a la altura de las circunstancias. De lo contrario, la ciudadanía, el pueblo y la historia los demandará.

Creemos que es necesaria la reestatización de YPF para reparar el error que han cometido en la década del 90. Por eso, por principio y por convicción, vamos a votar afirmativamente.

Entendemos que el Estado tiene como función principal defender el interés general. Algunos creen que el interés general se defiende en el mercado, cuando cada uno está del lado de sus intereses particulares. Nosotros creemos que es el Estado el que debe defender el interés general. Por eso nos parece por convicción que la posesión o la propiedad de la explotación de los recursos naturales es un instrumento fundamental –entre otros- para desarrollar ese cometido.

Voy a ir abreviando, porque temo quedarme sin tiempo para contestar algunas cosas. Hay algunos que compartiendo esta convicción y principio dicen que no le deberíamos dar al gobierno esta posibilidad, porque ha manejado de manera ineficiente y tan poco transparente la política energética. Sinceramente, el argumento que he escuchado de políticos, analistas y periodistas me parece poco sólido.

En primer lugar, digamos que con ese argumento deberíamos andar cambiando de posición cada vez que se aproxima una elección: si estamos por ganar, seremos estatistas; si estamos por perder, y no nos gusta el que nos está por ganar, devenimos en privatistas. Me parece que no se puede defender semejante posición.

En segundo lugar, con ese criterio, deberíamos haber aprobado la privatización de YPF como lo hizo el oficialismo en la década del 90. ¿Por qué razón? Porque el gobierno de entonces tampoco nos daba garantías. Para nosotros no nos merecía demasiada confianza. ¿Por qué en aquella época debíamos oponernos a la privatización de YPF? En ese momento deberíamos haber acompañado las políticas que querían sacarle al gobierno el control de YPF. Recuerdo que en 1998, Raúl Alfonsín fue a hablar con Roque Fernández para decirle que le pidiera al ex presidente Menem que no vendiera las últimas acciones del Estado.

¿Qué dirán algunos, que estuvo equivocado? Era 1998. ¿Acaso dirán que estuvo equivocado, que debía haber acompañado la privatización así le sacábamos esta empresa a un gobierno que no nos merecía confianza? ¿Hizo mal Alfonsín?

En tercer lugar, con este criterio, cuando la dictadura genocida de Videla consideraba la posibilidad de vender YPF, ¿debíamos haber acompañado la venta de YPF para quitarle a la dictadura genocida, que controlaba el Estado a través del gobierno, un recurso o instrumento tan importante para hacer política? ¿Entonces tendríamos que haber votado en contra y haber acompañado y alentado a la dictadura para que lo privatice? (Aplausos.) Y luego con la democracia lo estatizábamos, ¡por favor!

Supongamos que mañana –puede entrar- ingresara un proyecto de ley que quiere privatizar por ejemplo el Banco Nación. Como nosotros no tenemos confianza y hemos hecho muchas críticas acerca de cómo ha manejado el gobierno el Banco Nación, ¿qué tendríamos que hacer? ¿Votar a favor de la privatización del Banco Nación porque no nos merece confianza en términos de gestión el gobierno nacional? ¡Por Dios! (Aplausos.) No es muy defendible la situación.

Voy a dar otro ejemplo, otra situación que pone en evidencia la inconsistencia del argumento. Este ejemplo lo puso el presidente de mi partido, el ingeniero Mario Barletta. Nuestro partido ha cuestionado mucho la política educativa de este gobierno en términos de calidad de gestión. Creemos que gestiona mal en educación en términos de calidad, que no brinda buena educación. Entonces ¿qué hay que hacer, privatizar la educación, porque creemos que este gobierno no gestiona bien la educación?

La educación es mucho más importante que el petróleo y a nadie se le ocurriría, por el hecho de que el gobierno gestiona mal la educación, solicitar la privatización de la enseñanza pública.

Por supuesto muchos dicen que no pueden apoyar la estatización de YPF porque este gobierno no les merece confianza. No es cierto, es una excusa, esa es una razón más y en el fondo no quieren acompañar la estatización de YPF, no porque le tengan desconfianza a este gobierno sino porque le tienen desconfianza al Estado, porque le tienen desconfianza a la política…(Aplausos.)…porque creen que el mercado es lo que mejor le puede pasar a la Argentina.

Algunos dicen como excusa que existió corrupción, tiene que haber connivencia, complicidad. Pero si existió corrupción fue cómplice Repsol. ¿Un corrupto del sector privado nos da más confianza?

No queremos gobiernos corruptos, señor presidente, es cierto, pero tampoco queremos empresarios corruptos. Que se vayan de la Argentina si vienen a hacer negocios a expensas del pueblo argentino. (Aplausos.)

Además si hay corrupción no la vamos a desterrar con esto. ¿Saben cómo la vamos a desterrar? No estatizando o privatizando YPF sino con el voto de los ciudadanos, con una prensa independiente y seria. La vamos a combatir con la Justicia. (Aplausos.)

Por eso reclamamos república, por eso reclamamos independencia de los poderes, por eso reclamamos independencia del Poder Judicial y controles. Esta es la manera de defender a YPF.

Tendría algunas cosas más para decir pero no cuento con el tiempo correspondiente. (Aplausos prolongados.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Camaño.- Señor presidente: en principio voy a hacer un reconocimiento a todos aquellos militantes, quizás algunos colegas hoy, que en la década de los 90 resistieron la privatización de YPF. Digo esto porque creo en las palabras inocentes, con todo el respeto y el cariño que le tengo a la señora miembro informante del dictamen de mayoría por el bloque del Frente para la Victoria, cuando ella decía que hablaba con el ex presidente Kirchner y que por lo tanto tenía la versión de que era partícipe de la necesidad de encaminar la política hidrocarburífera de nuestro país por otro lugar.

Lamentablemente, no le puedo creer, porque para nosotros, como legisladores, cuando estamos en funciones –la presidenta de la Nación más que nadie, al igual que los funcionarios-, las palabras huelgan y, efectivamente, hay que lograr que las convicciones no queden en la puerta de los despachos.

En materia energética no cabe ninguna duda acerca de cuál es la convicción del gobierno de los Kirchner. Es una continuidad de aquella política que avalaron los Menem, los Kirchner, los Parrilli, los Puricelli y tantos otros que privatizaron los hidrocarburos y dejaron a la República Argentina sin política energética.

Quiero hacer una distinción en este sentido, señor presidente, porque no se puede meter a todos los gatos en la misma bolsa. Ustedes son el partido gobernante; háganse cargo.

Fuimos muchos los peronistas que no estábamos de acuerdo con la privatización de YPF. Me tocó expresar esa falta de acuerdo desde un lugar preponderante: esta misma Cámara de Diputados. Lo hicimos a través de un reducido grupito de legisladores que creíamos que antes que la disciplina partidaria estaba el juramento que hicimos en este recinto, por el que íbamos a defender la Patria, por los Santos Evangelios, en beneficio del pueblo. Se trataba de un minúsculo grupo y, seguramente, muchos de los colegas aquí presentes habrán militado en contra de esa situación.

Ahora bien, me gustaría analizar este proyecto del Poder Ejecutivo desde sus propios fundamentos, porque son ellos mismos los que se autoincriminan. Si en la Argentina funcionara la justicia, un fiscal de la Nación debería tomar esos fundamentos e iniciar una causa judicial. No es necesario que ninguno de nosotros se tome la molestia de ir a los Tribunales de Comodoro Py. En los fundamentos claramente se advierte de qué manera se produce el vaciamiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad Anónima, y se lo hace en connivencia con los funcionarios de turno.

El punto de inflexión de este vaciamiento es, precisamente, la resolución de argentinización, tal como se denominó en el año 2008, en donde de manera espuria y solapada se le entrega a alguien cercano al poder la posibilidad de hacerse de un gran porcentaje de la empresa a muy poco costo.

No es cierto que hoy la empresa la maneje Repsol. La preside Eskenazi. Aquí se dijo que se iban a tomar las acciones necesarias para que mayoritariamente podamos tener en nuestras manos la política hidrocarburífera.

Yo me pregunto qué va a suceder con los 3.000 millones y pico de deuda del señor Eskenazi, porque la deuda y las obligaciones negociables que el grupo Petersen ha tomado para hacerse de la empresa sin dinero tienen una cláusula gatillo que se dispara a favor de los acreedores.

Estamos dejando a la repudiable Repsol adentro de la empresa con un 5 por ciento. Tenemos al señor Eskenazi -grupo Petersen- con casi un 26 por ciento. Por lo tanto, si esa cláusula gatillo se dispara no nos asombremos si mañana la empresa Repsol aparece con otro disfraz y cuenta con más acciones que la propia Nación argentina.

Respetuosamente, no concordamos con aquellos que votarán por la afirmativa este proyecto por el que no se está nacionalizando, estatizando, o tomando ningún tipo de medida para que, efectivamente, el Estado tenga el control. Basta escuchar o leer el discurso de la propia presidenta, que se tomó la molestia de decir: “No estamos estatizando”. ¿De qué estatización me están hablando entonces?

Cabe recordar que estamos hablando de una petrolera que cuando se privatizó, allá por la década del 90, tenía un grado de influencia en el sector hidrocarburífero cercano al 70 por ciento, cifra que hoy es de casi un 30 por ciento. Por ende, se trata de una pequeña empresa hidrocarburífera llena de deudas.

Ese paquete accionario, del que el Estado va a tomar el 26 por ciento, está atado antirreglamentariamente, porque el artículo 17 del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo nacional remite a la reglamentación la posibilidad de que las provincias sindicalicen sus acciones y su distribución, cuando debería ser un pacto federal el que estableciera la relación entre las provincias hidrocarburíferas y el Estado nacional. Los dueños del recurso –como se dijo acá- tendrán un 24 por ciento menos que Eskenazi.

Nosotros estamos viendo que el problema no será la expropiación. Si se observa lo que sucedió con el G-20 y el Fondo Monetario Internacional, se puede inferir que la expropiación no es el problema sino el recupero del paquete accionario de la deuda del señor Eskenazi.

Este colapso se veía venir; el Poder Ejecutivo lo describe en los fundamentos de manera palmaria. Basta mirar los organigramas que figuran en ellos para darse cuenta de qué forma la empresa se vació a partir del ingreso del grupo Eskenazi, y se vació con la complicidad del gobierno. YPF Sociedad Anónima en manos de Repsol tiene una silla en el directorio que representa al Estado nacional, y a diferencia de Aerolíneas Argentinas, donde el Estado no fue cómplice en sus informes con respecto al vaciamiento que estaba sucediendo, en esta empresa el señor Baratta, el señor De Vido y el señor Cameron son absolutamente responsables.

El gobierno inicia una salida sin estrategia ni plan. Nosotros no hemos tenido la posibilidad siquiera de interrogar a un funcionario de segunda línea para preguntar cuál es el plan estratégico. Nos traen para votar algo lleno de demagogia. ¡Esto es puro gatopardismo, señor presidente: voy por todo y no me llevo nada!

Y no alcanza con decir: “Nos hacemos cargo”, porque mientras nos hacemos cargo seguimos sin controlar, el negociado sigue. Esto le ha costado al país millones de pesos, postergación y pobreza. Podríamos haber trazado líneas y directrices profundas para sostener un proyecto sustentable.

¿Sabe por qué no les creemos, señor presidente? Porque el “nacional y popular” en boca de los entregadores suena a hueco, a vacío. No les creemos porque son los mismos argumentos que utilizó el secretario general de la Presidencia para privatizar YPF.

¿Por qué no toman conciencia, de una vez por todas, de que el país en serio se construye entre todos? No sirve pronunciar discursos bonitos y hacerse dueños de la realidad; que no sirve la disciplina partidaria cuando están en juego, nada más y nada menos, cuestiones atinentes a nuestro país y a nuestro pueblo.

Solicito autorización a la Presidencia para insertar mi discurso completo en el Diario de Sesiones, ya que me ha quedado mucho por decir. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Así se hará, señora diputada.

Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Amadeo.- Señor presidente: en el acto de Vélez, la señora Presidenta de la Nación, dirigiéndose a los miles de jóvenes que la acompañaban, les dijo: “Los custodios de este legado histórico son ustedes”. Se refería tal vez la señora Presidenta al legado histórico en el campo energético? Veamos la realidad de ese legado...

Se han evaporado las exportaciones energéticas y ahora, después de veinte años, volvemos a tener déficit energético en la balanza comercial.

Desde 1940, la producción de gas y petróleo no paró de crecer hasta el año 2000. Hoy es un 33 por ciento inferior a la de 1998.

Las reservas de gas cayeron un 46 por ciento entre 2003 y 2010; las de YPF, un 68 por ciento. No hay ningún país en el mundo que, en los últimos veinte años, haya tenido este desastre energético.

Esto nos costó, el año pasado, un déficit de 7.400 millones de dólares. Reponer el total de esas reservas perdidas nos costará 300.000 millones de dólares. Los invito a pensar en estas cifras, cuya cantidad de ceros no podemos imaginar, pero que en otros términos equivaldrían a multiplicar por cinco la doble escolaridad; renovar todos los trenes; universalizar la asignación universal; instalar un seguro de salud para todos los excluidos y dar cloacas a los 20 millones de argentinos que no las tienen.

Sólo los subsidios energéticos se llevaron el 2,2 por ciento del PBI. La provincia de Santa Cruz adjudicó siete millones de hectáreas a los amigos del poder, quienes hasta hoy no han removido un metro cúbico de tierra para cumplir con sus obligaciones. Entre 2006 y 2010, con acuerdo del gobierno, Repsol se llevó 23.348 millones de dólares, para no mencionar el caso Eskenazi.

Me pregunto entonces otra vez: ¿es este el legado histórico y el ejemplo que la señora Presidenta deja a tantos jóvenes idealistas –los aplaudo- que hoy se acercan a la política para militar y tener un país mejor?

Lamentablemente es por ese “legado histórico” que hoy estamos sentados aquí, discutiendo el futuro, porque ese triste pasado tiene una enorme incidencia sobre el futuro de los argentinos.

El gobierno nos presenta esta operación con YPF como si significase volver a las mejores tradiciones del pensamiento nacional, con las vacuas palabras de “soberanía energética”. A mí, señor Presidente, no me importa la soberanía energética; me importa el autoabastecimiento logrado con un Estado honesto y eficaz, con buenos funcionarios, con ideas claras y con un proyecto estratégico.

Este proyecto parcial no lo ayuda. Es jurídicamente frágil, pero además no resuelve los problemas centrales del desastre energético que nos han dejado.

Por eso hemos presentado un proyecto que excede en mucho la estatización de YPF y avanza hacia la mirada integral del sector energético que el gobierno no tiene y que constituye una importante restricción para el crecimiento futuro de nuestro país.

La Argentina no tiene proyecciones de oferta y demanda de energía. No sabe cómo salir de la trampa explosiva de una economía basada exclusivamente en un gas que se nos acaba. No brinda las mismas seguridades de inversión a quienes están rogando que vengan a invertir.

Increíblemente, la Argentina es el único país de la región que no tiene un plan de desarrollo. Al igual que en este caso, esa imprescindible planificación se sustituye por los espasmos de la decisión presidencial, que un día van para un lado y otro día, para otro.

YPF se ha convertido en una pequeña parte del problema energético nacional. Hay que manejar el otro 70 por ciento de la energía, y eso implica un proyecto de desarrollo para la Argentina, territorial, ambiental, de fertilizantes, de garrafas. ¿Quién lo va a hacer? ¿Los mismos que destruyeron nuestro patrimonio energético?

Tampoco podemos acompañar un proyecto que quiere repetir lo que se ha convertido en una costumbre del oficialismo: negarse a ser controlado, con la excusa de que la defensa del modelo exige no ser controlado. Esto ha convertido a la Argentina en un potrero en el que todo vale para la dilapidación de los recursos públicos.

No estamos preocupados solamente por la obligación de decencia de cualquier funcionario público. Estamos preocupados por el tiempo que la ineficiencia nos puede hacer perder, mientras se van vaciando inexorablemente los pozos de gas y petróleo y las reservas del Banco Central, que tienen que “bancar” la importación que se necesita para tapar este desastre.

Además de defender nuestro proyecto y nuestras convicciones, se abre ahora una nueva obligación para quienes nos oponemos a este proyecto. Si vemos cómo ha sido el sinuoso camino de la señora presidenta y su esposo en los últimos diez años, vemos que el legado histórico pasó por votar y aplaudir la privatización, vender las acciones de YPF, asociarse con Repsol y Eskenazi y, ahora, estatizar YPF.

No vaya a ser que pronto, explicándolo con la defensa del modelo y acuciado por la desesperación de evitar el desastre energético, el gobierno regale por monedas a chinos o norteamericanos, por razones oscuras de diplomacia o geoestratégicas, lo que queda de nuestras reservas.

Esa es nuestra próxima pelea, señor presidente, y advertimos desde ya que la vamos a librar en el campo que sea, no permitiendo que lo poco que nos queda sea llevado por los nuevos amigos del poder, que seguramente están esperando detrás de alguna cortina.

Quiero hacer un último comentario de un peronista orgulloso de serlo. Los voceros oficialistas se han llenado la boca hablando del apoyo inédito que este proyecto tiene en las Cámaras y en las encuestas. Apenas leí esa declaración, vino a mi memoria una frase de Juan Domingo Perón en el proyecto nacional, cuando dijo: “He dicho una vez que la comunidad a la que aspiramos es aquella donde la libertad, la justicia y la responsabilidad son fundamentos de una alegría de ser, basada en la certeza de una propia dignidad. En tal comunidad el individuo posee realmente algo que ofrecer e integrar al bien general, y no sólo su presencia muda y temerosa”.

Con encuestas o sin encuestas, la mayoría de quienes formamos este bloque estamos decididos a no ser una presencia muda y temerosa y a contribuir con nuestra actitud militante en algo que ofrecer e integrar al bien general, que mucho lo necesita. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Atanasof.- Señor presidente: voy a pedir autorización para insertar parte de mi discurso en el Diario de Sesiones porque, seguramente, en el tiempo de que dispongo no voy a poder decir todo lo que quiero expresar en este debate.

Como ya se ha dicho y se ha advertido, en el seno de nuestro bloque ha habido tres posiciones con respecto a este tema, las que surgieron en el marco de un debate profundo. Por un lado, están aquellos que piensan que deben oponerse a esta iniciativa. Por otro, aquellos que piensan que deben abstenerse. Y en tercer lugar, hay un grupo, que en esta oportunidad estoy representando en el seno de mi bloque, que está a favor de la iniciativa.

Quiero decir con mucho respeto, señor presidente, que en el seno de nuestro bloque se han visto distintas posiciones: desde aquellos que votaron la privatización en los 90 hasta aquellos que se opusieron a esa privatización. Para estos últimos, vaya mi homenaje, porque yo también estuve en contra de la privatización de los 90.

Seguramente durante el debate en particular vamos a abordar algunas cuestiones y hacer algunos aportes para ver si podemos acercar algunas ideas que tienen que ver con la necesidad de inversiones extranjeras para el desarrollo de la industria energética, con el establecimiento de una matriz energética integrada –con fuentes tradicionales y alternativas- y con la exigencia de fijar claras estrategias de control permanente y profesional sobre toda empresa que explote los recursos.

Lo cierto es que venimos aquí a decir que apoyamos esta iniciativa del Poder Ejecutivo, que pretende declarar de interés público y prioritario el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, objetivo último que se propusieron desde el siglo XIX los pioneros de esta actividad.

Pero también queremos decir, señor presidente, que venimos a exigir la responsabilidad política necesaria que implica todo el control de un área estratégica para el crecimiento de nuestro país. Para desarrollar una estrategia energética de autoabastecimiento y, eventualmente, también de exportación, la Argentina deberá seguir una política de atracción de inversiones que le permita en el menor tiempo posible aumentar sus capacidades de producción. Sólo valiéndose del aumento de inversiones los países pueden aprovechar sus recursos y llevar adelante verdaderas políticas de inclusión.

Nuestro país tiene una dimensión de capitales de inversión tan reducida, que no estaría en condiciones de financiar la expansión de una industria de estas características. Este es el punto que nos demuestra la falta de sustentabilidad que evidencia la producción de energía a largo plazo con recursos exclusivamente argentinos.

Por lo tanto, creo que despreciar la participación del capital extranjero garantiza el fracaso de esta operación. Lo digo porque también creo que el fracaso de esta operación ha sido la lamentable experiencia que permitió a las empresas transferir las ganancias a sus países de origen, beneficiándose de la impericia, la desidia, la inoperancia y la falta de control de los organismos nacionales que se han creado para, entre otras cosas, evitar los vaciamientos de empresas.

Debemos tener presente que todo esfuerzo de inversión nueva en la Argentina y en cualquier otro país del mundo requiere de un ambiente político, jurídico y económico favorable. Supone también, para el caso particular de la energía, un contexto económico que se muestre positivo en dos elementos fundamentales, los costos y los precios.

Por lo tanto, creo que la Argentina no puede seguir permitiendo que la inversión extranjera continúe decreciendo. Voy a citar ejemplos muy cercanos a nuestro país: hoy en Brasil y en Chile, por cada dólar que remiten las empresas extranjeras a sus países de origen, ingresan dos dólares en concepto de nuevo capital y de herramientas. Estas no son prebendas ni debilidades fiscales o de control; tampoco se trata de la prohibición de remitir ganancias, sino que implica elevar la confianza y las oportunidades de negocios para que las empresas del exterior tengan plena seguridad sobre su inversión.

Como se me está agotando el tiempo, voy a hacer una última referencia exclusivamente a los trabajadores de este sector, aquellos que tuvieron que padecer la privatización de los 90, que fueron excluidos de su fuente de trabajo, que estoicamente lucharon para poder mantenerla… (Aplausos en las galerías.) … y que hoy están viendo en la Argentina la posibilidad de una actividad renovada con un verdadero horizonte de crecimiento, para lo cual pretendemos incorporar algunas ideas a fin de mejorar el proyecto.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Lozano.- Señor presidente: voy a compartir mi tiempo con la diputada Donda Pérez.

En nombre del interbloque Frente Amplio Progresista quiero dejar sentado el sentido de nuestro voto y de nuestra intervención en esta discusión.

Para quienes hemos venido confrontando y militando -tanto desde la calle como en estas bancas- contra los procesos de privatización y desregulación en el sector de hidrocarburos, lo que hoy estamos debatiendo tiene, por lo menos, dos componentes: uno de carácter histórico y otro signado por las contradicciones que la política oficial plantea a esa decisión de carácter histórico. Digo que es de carácter histórico porque en esta definición, más allá de las observaciones que cualquiera de nosotros pueda hacer, en la decisión de expropiar Repsol para recuperar control en YPF hay en juego un reconocimiento social que no se puede pasar por alto. Me refiero al reconocimiento a la lucha social de los trabajadores –hubo más de cincuenta mil despedidos en YPF-, quienes pusieron el cuerpo al proceso de privatización que se vivió en la Argentina. Se trata del reconocimiento social al conjunto de organizaciones populares y expresiones políticas que, aun en soledad, en el contexto del vendaval neoliberal, siempre sostuvieron la necesidad de que el petróleo estuviera en manos públicas; el reconocimiento social a intelectuales, técnicos y profesionales que, fieles al desarrollo industrial del país, siempre reivindicaron éste como un bien de carácter estratégico al que no se puede renunciar.

Frente a esto, hay una dimensión histórica y un reconocimiento social que es preciso realizar. Pero allí aparece una primera contradicción, porque esta Cámara debió haber convocado a una audiencia pública para escuchar a todas estas voces a fin de aportar en la definición del proyecto. Eso fue lo que debimos haber hecho como Parlamento, pero no lo hicimos.

Hace dos martes, el interbloque del Frente Amplio Progresista convocó a una audiencia pública para tratar de involucrar a organizaciones de trabajadores, de profesionales, de técnicos, a institutos de estudio, a expresiones políticas, etcétera. Hoy vamos a poner la versión taquigráfica de esa audiencia a disposición del Diario de Sesiones, porque esas voces deben escucharse en un debate de esta naturaleza.

Existe un segundo elemento de reconocimiento histórico al decir que se va a expropiar Repsol y se pretende recuperar el 51 por ciento de las acciones para el Estado argentino. En realidad, se está reconociendo el desastre que vino efectuándose hasta aquí, el proceso de devastación sobre el recurso hidrocarburífero y la dilapidación de la renta petrolera de los miles de millones de dólares que ha perdido la Argentina como resultado de dicho proceso.

Durante años señalamos este tema, pero una y otra vez encontramos oídos sordos respecto de este tipo de cuestiones. Hoy, en la práctica, debemos reconocer otra dimensión histórica en esta discusión.

Por otro lado, esta decisión tiene un resultado objetivo; esto es lo que está en consideración en el proyecto. Dicho resultado objetivo está relacionado con la siguiente cuestión: a partir de esto, tenemos que controlar un recurso estratégico como el petróleo, con lo que dispondremos de mayor capacidad para capturar renta petrolera –lo cual constituye una ventaja millonaria- que la Argentina estaba perdiendo.

Al respecto podemos hablar de números, y después podemos discutir si esto se usará bien o mal. En todo caso, estamos debatiendo acerca de la gestión futura que llevará a cabo un gobierno que deberá demostrar qué hará, de aquí en más, con la decisión que se está adoptando. De todas formas, en la práctica, objetivamente, de los aproximadamente 10.000 millones de dólares anuales de renta petrolera que tiene la Argentina, esta decisión implicará tomar control directo sobre 1.500 millones de dólares y así poder influir sobre un total de 3.000 millones de dólares.

Eso es objetivo. Nosotros podemos suponer que la gestión futura quizá no sea la que nosotros queremos y elaborar hipótesis al respecto; pero ahora discutimos si estamos o no de acuerdo con que una parte mayor de esa renta sea manejada por el Estado argentino.

Digo esto porque ésta es una de las razones por la que el interbloque del Frente Amplio Progresista apoyará el proyecto en términos generales. Se reconoce la dimensión histórica de la lucha popular, el hecho de que estamos desandando el camino de la devastación y la existencia de una efecto objetivo que va más allá de cualquier gestión.

Por otro lado, escuchamos argumentaciones disfrazadas acerca de la política energética y de cuestiones relacionadas con la actitud de ahuyentar a los inversores, de parte de quienes en distintos momentos validaron estos procesos de privatización. En este sentido queremos decir que todo el desarrollo petrolero de la Argentina no le debe ni un peso al capital extranjero. En realidad, el desarrollo petrolero es capital público y social acumulado por generaciones y tiene que ver con que en la Argentina existió propiedad estatal del recurso, equilibrio entre exploración y explotación y sistema integrado de producción, refinación y comercialización.

Eso fue lo que destruyó el proceso privatizador. En países como el nuestro hay que dejar de prestarle oídos a ciertas cantinelas que no tienen sentido. No hay ninguna posibilidad de compatibilizar el precio que debe tener la energía para hacer viable el desarrollo productivo industrial y al mismo tiempo invertir en energía, si no hay un Estado que se quede con una parte relevante de la renta petrolera.

Por esas razones que están en las posibilidades que este proyecto plantea es que nosotros tenemos una mirada positiva respecto de la definición general.

Pero no se nos escapan las contradicciones, que tienen que ver con un contexto donde a este gobierno le faltan pesos y dólares, donde el sector energético pasó de seis mil millones de dólares positivos a tres mil millones de dólares negativos y parecería indicar que hay que ir por esa caja para resolver el problema.

En segundo lugar, pasamos de tener seis mil millones de pesos positivos, porque los impuestos que recaudábamos por energía eran mayores que los subsidios que poníamos, a trece mil millones negativos, es decir dieciocho mil millones debajo de la situación existente en 2006.

Alguien podría decir que el gobierno actúa por necesidad y no por convicción. También es cierto que por convicción había que hacerlo mucho antes, pero no se puede permitir sostener cajas deficitarias de esta naturaleza sin apropiar el control sobre una empresa como YPF.

Nosotros estamos convencidos de que una parte muy relevante de quienes hoy nos proponen retomar el control de YPF ha tenido cierta complicidad con el proceso privatizador, con el proceso de desregulación y con el proceso de vaciamiento de la empresa.

Por esta doble situación, que es la dimensión histórica y el resultado positivo concreto, es que nosotros acompañamos. Pero por esas contradicciones que se vinculan con la complicidad con la privatización, la desregulación y el vaciamiento, y por el hecho objetivo de que sólo se toma esta decisión en un contexto de crisis fiscal y de divisas, es que alertamos y planteamos que en el articulado del proyecto aparecen las sombras de esas contradicciones.

Por eso hemos presentado un dictamen fundado con un articulado distinto que queremos discutir en particular y que tiene algunos elementos fundamentales.

En primer lugar, no se entiende cómo vamos a caminar hacia los objetivos que dice el artículo 1º si no se tumban de una vez por todas los tres decretos desreguladores del menemismo que establecen y transfieren la libre disponibilidad de los hidrocarburos a las empresas. Es incompatible el artículo 1º con el marco regulatorio que aún rige la actividad, y es más peligroso todavía cuando el 70 por ciento del petróleo y el 70 por ciento del gas pasan por fuera de YPF. No sea cosa que transformemos a YPF en la socia boba de un balance energético deficitario.

Estamos convencidos de que hay que ir sobre el grupo Petersen; no hay ningún fundamento que justifique no hacerlo. Desde el año 2000 hasta hoy, del total de utilidades de Repsol-YPF, el 92 por ciento se giró al exterior, y desde 2008 para acá –momento de la conducción de Eskenazi- se transfirió el 137 por ciento.

Desde el lado de la gestión, no hay ninguna razón para no ir sobre Eskenazi. Desde el lado de la legalidad, a la que aludía la miembro informante del oficialismo, nos quedaríamos mucho más tranquilos frente al tratado bilateral de inversiones si fuéramos sobre Repsol y Eskenazi al mismo tiempo.

Estamos convencidos de que el 51 por ciento que se recupera hoy no se debe perder y necesitamos garantizar que ese paquete accionario no baje. Nosotros querríamos tener una YPF ciento por ciento estatal, pero si tiene el 51 por ciento, tampoco le cabe el mote de sociedad anónima. Es una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria y se le deben aplicar los controles que corresponden de la Auditoría General de la Nación. Estamos convencidos del carácter federal, pero no para anarquizar la política nacional sino para darle representación a todos los Estados provinciales que han participado del proceso de desarrollo petrolero, que además son dueños de ese recurso como expresión de las poblaciones que viven en esas zonas.

También estamos convencidos de que se necesita un consejo de control social, que sea ejercido por la comunidad, en el que también haya representación de los trabajadores, de las organizaciones ambientales y de los usuarios. Debemos entender que el Estado no garantiza por sí solo el interés público; necesitamos que la comunidad también sea parte de esto.

Para finalizar, quisiéramos hacerle algunas recomendaciones al Tribunal de Tasación, para que evalúe la situación patrimonial a través de la Auditoría General de la Nación, para que se revisen las concesiones, para que se auditen las reservas y los yacimientos y para que se contabilicen los pasivos ambientales. Estamos convencidos de que no le debemos un peso a Repsol, sino más bien que Repsol nos debe dinero a nosotros. Esto lo podemos lograr si se hacen bien las cosas. Estamos convencidos de que no debemos pagar por lo que es nuestro y tampoco por lo que se desconoce. Por lo tanto, el día de mañana no vamos a aceptar ningún planteo que diga que se pueden llegar a utilizar los recursos de la Anses para abonar la compra de YPF. Sabemos que las cosas se pueden hacer de otra manera y que no debemos pagar a quienes nos han esquilmado.

Además, si la empresa está intervenida y no tenemos mayores apuros, considero una falta de ecuanimidad por parte del gobierno nacional, con el marco político del que hoy dispone para tomar una decisión estratégica, no aceptar observaciones que están en línea con el objetivo tan declamado de defensa del interés nacional. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Donda Pérez.- Señor presidente: haciendo un poco de memoria –de esto estamos hablando desde hace un rato en este recinto- quiero recordar esa Argentina que sin ser un país petrolero fue un bocado apetecible y deseado por los capitales que veían cómo aumentaba la demanda de petróleo en el mundo. Por supuesto que, como nos enseñó Jauretche, el problema no fueron los gringos que nos compraron sino los criollos que nos vendieron. Ahí estuvo presente Menem y compañía para venderle a extranjeros lo que debió haber seguido siendo del pueblo argentino.

También quiero recordar qué significa “YPF”. Esa sigla significa “Yacimientos Petrolíferos Fiscales”; una empresa muy querida por todos y todas los argentinos y argentinas y por esos trabajadores a los que primero echaron, pero luego también estafaron. Lamentablemente, hoy los seguimos estafando porque continuamos sin darles respuestas. (Aplausos.)

YPF es una empresa muy querida por todos y todas aquellos y aquellas que nos opusimos a su privatización.

Tuvieron que esconder a Repsol detrás de la sigla de YPF. Lo hicieron para vaciarla, y no sólo económicamente sino también de contenido. Seguramente muchos deben recordar aquella propaganda en la que un señor grande le explicaba a un niñito que YPF significaba “Ya pasó Fangio”. Ese fue el símbolo de los 90, es decir, el símbolo de un vaciamiento que muchos consintieron.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sra. Donda Pérez.- Reitero que en esta Argentina hubo quienes nos opusimos a que la empresa fuera privatizada, y también nos opusimos a su vaciamiento. Pero en este momento debemos ser claros: este proyecto no significa la vuelta a lo que fue Yacimientos Petrolíferos Fiscales; de hecho ni siquiera estamos respetando nuestra ley. Desde este bloque proponemos que se modifique la expresión “Sociedad Anónima”, para que se convierta en una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria. En este sentido, queremos que se modifique el artículo 15, porque de ese modo se puede garantizar el control de la empresa.

Es cierto lo que dijo el señor viceministro de Economía, porque Repsol llevó adelante una política de vaciamiento de YPF.

Habría que preguntarse quiénes se hacen cargo de ese saqueo. ¿Quiénes fueron los cómplices del saqueo? La respuesta está en los gobiernos que debieron controlar que no se saqueara desde la privatización hasta el día de hoy. Ahí están los que deben hacerse cargo del saqueo.

Dada esa experiencia nefasta, proponemos que se maximicen los controles y que realmente se garantice el interés público creando un Consejo de Control Social. Entendemos que el principio de lo público debe estar por sobre cualquier otro interés. Se debe garantizar la representación de los actores sociales organizados como los trabajadores, las asociaciones de usuarios y consumidores y las asociaciones de defensa y promoción del medio ambiente.

Creemos en la efectiva defensa de los intereses del Estado. En consecuencia, de la población.

Proponemos la creación de ese Consejo de Control Social, ya que es el único que puede realmente controlar que la ley cumpla con el objetivo planteado en el artículo 1°.

Lo cierto es que el problema nada tiene que ver con el hecho de que muchos de los que hoy impulsan la sanción de este proyecto de ley hayan sido los que estuvieron del lado de la privatización. Tal vez alguno pudo haber cambiado de opinión. Ni siquiera tiene que ver el hecho de que Roberto Dromi –asesor de De Vido- fuese el estratega de las privatizaciones.

Lo importante para nosotros es que quede en claro que no se está reinaugurando una nueva política en materia de hidrocarburos, que es lo que nuestro país necesita. Ni siquiera estamos refundando una empresa pública sino que estamos convirtiéndonos, nada más y nada menos –por eso vamos a apoyar en general el proyecto-, en socios mayoritarios de una sociedad anónima.

Evidentemente, este proyecto tiene límites. Por un lado, de ninguna forma garantiza que el día de mañana estas acciones no se vendan; no garantizamos tampoco que no aumente el capital social y que por lo tanto podamos perder la mayoría del directorio. Ni siquiera estamos poniendo en tela de juicio la tenencia poco clara de acciones por parte de los Eskenazi.

Más allá de todas esas consideraciones, vamos a acompañar la sanción del proyecto, y queremos que sean tenidas en cuenta las propuestas que efectuamos.

Vamos a acompañar la sanción de esta iniciativa, porque creemos que es esencial que el Estado recupere aunque sea una parte de las acciones de YPF, que nunca debió ser privatizada. Sería peor darle continuidad a esta política que nos condujo a la crisis energética que hoy vivimos. Creemos en la política y entendemos que poner en manos del Estado la mayoría accionaria de YPF es algo necesario. Queremos que sirva para recuperar la producción y la inversión en hidrocarburos. En concreto, deseamos que contribuya a recuperar una empresa de hidrocarburos para nuestro pueblo.

Como creemos en la política, y muchos de nosotros descreemos de quienes estuvieron al frente de la política que nos llevó hasta acá, entendemos que debemos ser capaces de construir un Estado que esté al servicio de todo el pueblo y no de los nuevos y viejos capitalistas amigos del gobierno.

Se terminó la avivada de Repsol, decía un diputado preopinante. Nosotros queremos que se termine la avivada de todos, no sólo la de Repsol. Queremos que los corruptos estén donde tienen que estar: no es en la función pública ni siendo socios del Estado.

Se deben terminar los dobles discursos. No creemos en los imposibles. Creemos en el valor de la coherencia, como en aquello que nos enseñó Mandela en cuanto a que todo parece imposible hasta que se logra hacer. Creemos que vamos a lograr que nuestro país tenga una verdadera política de hidrocarburos pero con dos banderas: la bandera de la coherencia y la bandera de la lucha, banderas que desde este espacio político, desde el Frente Amplio Progresista, no vamos a abandonar y por eso decimos que nosotros no privatizamos ni vaciamos YPF y queremos que YPF sea realmente argentina (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Pinedo.- Señora presidenta: hay discriminación en el tiempo, hay regalos de minutos por todos lados, yo no negocié nada y me quedé con menos. Igualmente, me va a alcanzar el tiempo.

El PRO va a votar en contra del dictamen del oficialismo, pero también lo va a hacer a favor de una propuesta propia, que creemos que es la mejor para la Argentina.

Ser oposición no quiere decir oponerse, ser oposición tiene que querer decir que hay otro camino posible, distinto del que marca el gobierno de los Kirchner y que nosotros creemos que es mejor para la Argentina.

¿Por qué no vamos a acompañar el proyecto del oficialismo? En primer lugar siempre hacemos un esfuerzo en pensar en los problemas desde el lado de la gente, es decir lo que necesitan los argentinos de carne y hueso.

Nuestra respuesta en este caso es clara: necesitan mucha energía y barata para un proyecto de desarrollo nacional. Entonces lo que tenemos que hacer todos, nosotros y el oficialismo, es buscar mecanismos para tener energía abundante y barata.

Tanto el proyecto del oficialismo como el nuestro asumen que es necesario en la Argentina hacer inversiones en energía por miles de millones de dólares anuales. Hay una política posible, que es la política del gobierno que ha consistido en tener gas barato a costa de terminar con las reservas.

En el año 2004, recién comenzado el gobierno de Néstor Kirchner, el secretario de Energía Daniel Cameron, que es el mismo de ahora, expresó una posición oficial del gobierno en la que le decía a su ministro: si seguimos con esta política de precios no van a alcanzar los recursos para hacer exploración, tampoco van a alcanzar para reponer las reservas que nos estamos comiendo y vamos a perder el autoabastecimiento.

Decía Cameron en el 2004 que en ese año las inversiones habían caído –ahora que se habla de caída de inversiones- un 60 por ciento en relación a las inversiones del 2000/2001, que tampoco eran años extraordinarios en la Argentina.

Y aquí estamos: tomaron un país que exportaba 4 mil millones de dólares por año de energía y la Argentina de hoy va a importar más de 12 mil millones de dólares de gas. Hemos perdido el autoabastecimiento y hemos perdido reservas con un monto escalofriante.

Sabemos que necesitamos inversiones y el proyecto del oficialismo dice que la YPF nacional y soberana que se va a crear va a sacar petróleo asociándose con empresas extranjeras. Y es más, el ministro ya ha ido a hablar con empresas norteamericanas y de otros orígenes, creo que chinas.

YPF genera mil y pico de millones de dólares de ganancias, pero la verdad es que la Argentina importa este año entre 12 y 14 mil millones de dólares de gas. Además es necesario invertir en la exploración alrededor de 20 mil millones de dólares por año. Son cifras enormes y esa plata no está. Aparentemente la van a poner, según dice el proyecto del oficialismo, empresas extranjeras.

Hay que traer inversiones. Estamos de acuerdo en que hay que traer inversiones pero no nos parece la mejor manera de hacerlo si al mismo tiempo tenemos en cuenta que la Constitución de los argentinos, que es el tratado de paz de nuestros ciudadanos, dice que para que alguien sea privado de su propiedad es necesario que haya una ley –que es esta iniciativa que estamos tratando, que todavía no se aprobó, aunque ya se tomó YPF- y que se indemnice antes de tomar la propiedad privada.

Por lo tanto, mientras la Constitución establece esto, aquí se hace un decreto sin intervención judicial. Se llegó a la empresa con una lista y a los señores incluidos en ella se los sacaba de sus escritorios con personal de seguridad. Creo que esa no es la mejor manera de atraer inversiones. Esto hace al fondo de la cuestión: uno es lo que hace; no es un tema de formas.

No podemos ser unos deportistas de decirle a los demás que no crean en las propuestas que hago porque yo no voy a cumplir ningún acuerdo de los que haga. No se pueden establecer relaciones humanas sobre esa base.

Por eso, nosotros hemos hecho una propuesta alternativa, pero antes quiero decir que, además de esta política energética tremenda del kirchnerismo, no puedo convalidar los otros actos. Me refiero, en primer lugar, a la privatización de las acciones del Estado nacional de YPF a Repsol. En segundo término, existe una segunda privatización que votaron también las actuales autoridades, y me refiero a la venta de las acciones de YPF de las provincias a Repsol. Después, apareció el acuerdo para darle el 25 por ciento a un empresario amigo del gobierno sin que pusiera un peso en lugar de dárselo a la Argentina. Si podíamos lograr que nos dieran gratis el 25 por ciento, ¿por qué no se lo dimos a la Argentina? Bueno, se lo dieron a un empresario del gobierno, y eso se hizo a través de un acuerdo con Repsol.

Este acuerdo tenía como condición que fuese aprobado por la Comisión de Defensa de la Competencia, cuyo superior era Guillermo Moreno, y fue aprobado. Asimismo, dicho acuerdo requería ser votado en el directorio de YPF por los representantes del Estado argentino, y así ocurrió. El convenio con Repsol decía que luego del primer año del contrato se podía retirar el 240 por ciento de las ganancias y llevarlas al exterior. Asimismo, se podía retirar el 180 por ciento de las ganancias a partir del segundo año. Entonces, no queremos convalidar eso. Por eso es que votamos en contra de esta iniciativa, y lo hacemos con convicción.

Nosotros vamos a votar a favor de un proyecto propio, que es sencillo y tiene dos patas. En primer lugar, vamos a respetar el derecho de las provincias. No existe un problema de soberanía petrolera en la Argentina porque el ciento por ciento del petróleo es estatal, es decir, es de los estados provinciales.

Las provincias pueden decidir si lo explotan con empresas estatales, mixtas o privadas, y nos parece bien que así sea, decidan lo que decidan. Las provincias tienen que tomar una decisión al respecto, y eso es lo que nosotros vamos a defender en nuestra propuesta.

El segundo aspecto que vamos a defender para atraer inversiones, a pesar de este tipo de acciones del gobierno nacional, es proponer un sistema de estabilidad de ciertas reglas de juego por diez años a partir de que se haga cada inversión energética en nuestro país. Hablamos de estabilidad en los impuestos, estabilidad en el sistema de precios del producto que se venda, estabilidad en las reglas de importación y exportación y estabilidad en materia de regalías para las provincias.

Esta es la propuesta del PRO que busca generar inversiones, autoabastecimiento y respeto por las autonomías provinciales. Algunos dicen que es un desastre que las provincias sean las dueñas del petróleo, y quieren que lo sea el Estado nacional. Afortunadamente, la Constitución Nacional no permite hacer eso.

Hay petróleo en el noroeste –que es la zona más pobre del país-, en la Patagonia –que es una de las zonas más necesitadas del país-, y en Cuyo, por lo que nos parece muy bueno ese modelo con polos de desarrollo regionales motorizados por el petróleo.

La política del gobierno no ha sido aislada en materia de energía. También se ha hecho lo mismo con otros productos como, por ejemplo, la carne. Estaba buenísimo eso de que no se podía exportar carne y entonces perdimos doce millones de cabezas, la misma cantidad que tiene Uruguay, que ahora exporta más carne que la Argentina. Algo extraordinario y buenísimo que ha generado que hoy no se pueda comprar carne por lo cara que está. Lo mismo se hizo con la yerba, que ahora tampoco se puede comprar por lo cara que está.

Este tipo de problemas generados por la desesperación de tener que gastar doce mil millones de dólares en comprar gas, cuando es absolutamente innecesario, lleva a cortar todas las importaciones, por lo que las industrias argentinas no pueden comprar insumos para producir. Eso genera desempleo, sólo por una mala política que no queremos convalidar.

En relativa soledad, aproximadamente treinta diputados nacionales votaremos por la negativa, incluyendo a una buena parte del bloque del Peronismo Federal, el PRO y el Partido Demócrata que me acompaña en mi interbloque. A pesar de esa escasa representación numérica en esta Cámara no nos cabe duda alguna de que estamos representando a una parte muy sustantiva de la población argentina. Afortunadamente así lo muestran los análisis de opinión públicos.

Por otro lado, hacemos lo que creemos que corresponde para beneficio de la Argentina, que en nuestra opinión se hizo grande cuando nuestros abuelos cerraban sus contratos sin nada más que darse la mano. La palabra y los contratos se respetaban, y no nos cabe duda alguna de que no nos haremos grandes violando todo lo que digamos, violando todo lo que pactemos, violando las leyes y la Constitución. La Argentina se hizo grande de la otra manera.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Dominguez.

Sr. Pinedo.- Al votar en contra estamos indicando que hay otra Argentina que es posible, que vamos a construir entre todos los que quieran trabajar con nosotros -trabajando nosotros de cafeteros o de albañiles- para construir una alternativa de poder que pueda ganar las elecciones y gobernar. Lo haremos porque otro país es posible, y es mejor; es la Argentina del respeto, del Estado de derecho, de la dignidad de las personas; es la Argentina que genera empleo y calidad educativa; es la Argentina que no cree que es mejor obtener una ventaja hoy entregando el mañana, como se ha hecho en forma reiterada en los últimos años. No queremos entregar el mañana, señor presidente, porque el mañana son los hijos nuestros de hoy. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Comi.- Señor presidente: haré uso de la palabra pocos minutos, por lo cual solicito autorización para insertar en el Diario de Sesiones la posición de algunos diputados de la Coalición Cívica que toda la vida hemos pensado que el Estado debe controlar los recursos energéticos. Hoy honraremos ese compromiso votando por la afirmativa el dictamen de mayoría, aunque presentaremos disidencias en el debate en particular.

Adoptamos esta postura por nuestras convicciones y analizando que esto debe pensarse en dos planos bien definidos: hacia el pasado en primer lugar, y hacia el futuro en lo atinente a la decisión de hoy.

Hoy no podemos olvidar, ningunear, la infame privatización discutida y celebrada también en este recinto con abrazos, risas y llanto por muchos de los que seguramente mañana también celebrarán cuando el Estado recupere el control accionario de la empresa.

Nosotros siempre estuvimos en el mismo lugar. Luchamos contra esa privatización; siempre pensamos que debía darse marcha atrás y alentamos que el Estado recuperara la empresa.

También forma parte de este pasado reciente el vaciamiento, el descontrol y el desmanejo de estos últimos años, en especial, desde que Eduardo Eskenazi llegó a la empresa -que hoy dirige- de la mano de Néstor Kirchner. Esta es la realidad. En estos años se profundizó más que nunca el modelo Repsol de extraer todo, de secar, de ir a los pozos que alguna vez el Estado había encontrado para llevarse todo lo posible. Con ese modelo Eskenazi se pretendió llevar todas las utilidades posibles y más, y utilizarlas como multinacional. Me refiero a los recursos generados en la Argentina para desarrollar la empresa en otros lugares del mundo. Así se convirtió, de la nada, en la octava empresa del mundo petrolero.

Este giro descontrolado de divisas fue promovido por este gobierno. Por esta razón, el jueves pasado nos presentamos junto al diputado Piemonte ante la Justicia para que se analice la responsabilidad de todos los funcionarios.

La segunda parte del debate es hoy y hacia el futuro. Creemos que esta decisión trasciende largamente a quienes hoy nos toca ser actores de este momento.

Al principio decía que vamos a votar a favor, y lo haremos a pesar de las discusiones que tenemos hasta con amigos, como bien decía el señor diputado Alfonsín en su gran intervención. Lo hacemos no solo pensando en los argentinos de hoy sino, en primer lugar, pensando en las generaciones que durante el siglo pasado construyeron con sus manos, su mente y su esfuerzo la empresa pública de hidrocarburos más importante del mundo. Otros países se miraban en el espejo para desarrollar lo que hoy son sus extraordinarias petroleras públicas. Estoy hablando de Petrobras.

También lo hacemos pensando en los argentinos de las décadas del 20, 30 y 50, que seguramente no vamos a conocer, pero son los directos beneficiarios de una decisión que hoy tomará este Parlamento y que será muy importante para ellos.

Se propone tener un plan nacional de desarrollo hidrocarburífero que deberá discutir el Congreso Nacional. Nuestra primera disidencia se relaciona con lo que debe seguir, para que ello tenga sentido. Es decir, si nos quedamos entre bambalinas seguramente no cumpliremos con el enorme objetivo de la hora: adoptar medidas ejemplares en el cuidado del medioambiente y garantizar a las comunidades donde hoy está o vaya a estar la empresa que al retirarse reparará el daño causado. El mensaje oficial no dice ni una palabra al respecto. Los santafesinos conocemos muy bien cómo quedaron nuestros pueblos el día que La Forestal se fue.

Creo que todas las provincias deben participar del reparto de utilidades, esto lo pensamos tanto antes como ahora, y forma parte de otra de las disidencias que luego explicaré.

Creo que debemos reclamar memoria para los que privatizaron, aunque moleste. El pueblo sabe quiénes son y que muchos de los que promueven esta medida eran los que la privatizaron, alentaron dicha privatización, la acompañaron y querían las utilidades.

Pedimos control y justicia para los que permitieron el vaciamiento. Todos somos iguales ante la ley y responsables de nuestros actos, desde el más importante hasta el último de los argentinos.

Mi voto favorable –como decía- es para los argentinos de hoy y de mañana.

Quiero terminar con una referencia más. Este no es un problema con los españoles. Repsol ni siquiera es España. Repsol es una miserable transnacional que saquea recursos naturales en todo el tercer mundo, que provoca desastres ambientales y que con gobiernos indulgentes, cómplices o aliados hace las cosas que hace en la Argentina.

Por eso hago llegar nuestro abrazo al pueblo español, porque esto no es un conflicto con ellos. Es solamente una decisión contra ese tipo de empresa.

En síntesis, señor presidente, con Horacio vamos a votar por nuestras convicciones, por lo que hemos pensado toda la vida y por lo que creemos que siempre hay que defender cuando uno llega a estos lugares. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Piemonte.- Señor presidente: este debate es trascendente, y ojalá la historia nos demuestre que se trata de un día histórico.

Pero también debo decir que este debate está plagado de hipocresía, en dos sentidos: la de aquellos que apoyaron la privatización, fueron cómplices del vaciamiento y hoy se presentan convocando una epopeya patriótica -pero los condena su historia-, y la de aquellos que se oponen aparentando estar de acuerdo con el control estatal porque no se animan a decir lo que piensan de verdad pero que jamás llevarían adelante esta nacionalización si fueran gobierno.

Quiero plantear dos cuestiones centrales. La primera de ellas es que alguien se tiene que hacer cargo del desastre energético que se produjo durante estos últimos años en el sector hidrocarburífero. El gobierno habló de vaciamiento y depredación de los recursos. Esto lo dijo la presidenta de la Nación y el viceministro Kicillof, y está en el mensaje que acompaña a este proyecto.

Pero el gobierno optó por la impunidad. ¿Qué pasó? ¿Será que el gobierno no se anima a ir a la Justicia porque termina autoincriminándose? Junto con el señor diputado Comi nos hemos presentado en los juzgados federales de Comodoro Py para hacer la denuncia por el vaciamiento de esta empresa. Vamos a la Justicia porque alguien debe decirles a los argentinos quién va a pagar los miles de millones que entre funcionarios y empresarios hicieron desaparecer de la Argentina y quién fue el cómplice que permitió el retiro de utilidades de picos de más del 200 por ciento a manos de Eskenazi para pagar una compra escandalosa y fraudulenta. ¡Cuántas familias de pocos recursos podrían haber accedido a redes de gas natural o haber comprado garrafas con tarifa social en serio con esos recursos! Los funcionarios y los empresarios de Repsol son penalmente responsables del fraude, de la malversación y del encubrimiento de este delito.

Pero antes de explicar por qué voy a votar a favor de este proyecto tengo que decir que es una burla que el responsable directo del desastre energético de estos últimos ocho años en la Argentina, que no es otro que el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido -que además carga en su mochila con la tragedia de Once-, sea el interventor de la empresa nacionalizada.

Pero a pesar de esto y de la denuncia que hicimos por este vaciamiento y esta entrega del patrimonio nacional, con el diputado Comi vamos a votar a favor de este proyecto. Lo hacemos porque cuando fue la privatización de YPF peleamos junto a muchos militantes en la calle, es decir, estuvimos en las marchas contra esa privatización que significó la entrega del patrimonio nacional más escandalosa de la historia argentina.

Desde el momento de la privatización, en todos los lugares donde estuve y en cada proyecto político del que participé, planteé que YPF tenía que estar en manos del Estado nacional o que éste debía tener el control para defender los intereses nacionales, porque independientemente de que hoy YPF sólo tiene el 35 por ciento de la producción de hidrocarburos, debe ser la rectora de la política energética.

Votar a favor tiene que ver con esa historia -mi historia-, con la coherencia y con mis principios. Además, la casi totalidad de los países del mundo que son productores hidrocarburíferas tienen su producción bajo el control del Estado.

No se trata de adherir a un falso patriotismo o plantear una discusión exclusivamente ideológica, entre comillas. Se trata de una cuestión política estratégica que trasciende el gobierno de turno, porque más allá de que no coincido en casi nada con este gobierno, no comparto que votar a favor sea votar un encubrimiento. A este gobierno yo lo hago responsable política y penalmente del vaciamiento y la depredación de los recursos hidrocarburíferos en la Argentina. Para eso fui a la Justicia.

Es más, algunos me decían: “¡cómo le van a votar una caja más a este gobierno, si eso es lo que buscan!” Ahora bien, a quienes dicen eso, yo les pregunto: ¿a quién se la hubiesen votado? ¿Se la hubiesen votado a Menem, a de la Rúa, a Duhalde, a Néstor Kirchner? ¿Se la pueden llegar a votar a nuevos presidentes? A veces esa es una visión soberbia y autorreferencial de la política, pero en realidad detrás de ese mensaje se esconde la decisión de que el Estado debe cumplir un rol absolutamente mínimo en la política nacional.

No tenemos ninguna duda de que YPF debe tener un control estatal mayoritario más allá del gobierno de turno. También consideramos correcta la declaración de utilidad pública del sector. Es obvio que eso por sí solo no resuelve el problema energético, pero si el gobierno no cumple con lo que debe hacer –algunos creemos que no lo va a hacer- estará en nosotros ser capaces de construir una alternativa política superadora que pueda acceder a ese recurso en forma eficiente y transparente y que esté al servicio de todos los argentinos, un recurso que jamás debió ser privatizado. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Neuquén.

Sr. Brillo.- Señor presidente: haré uso de la palabra en nombre del naciente interbloque Unión Federal, conformado por partidos de Neuquén, Buenos Aires, Tierra del Fuego y Salta.

Provengo de una provincia, Neuquén, que junto a otras puede ser clave para el desarrollo energético del país y para lograr el tan mentado autoabastecimiento.

Sólo la formación geológica Vaca Muerta -una sola- tiene una estimación de reservas de 28.800 millones de barriles equivalentes de petróleo, de los cuales el 50 por ciento pertenece a YPF, con un valor presente neto a unos 8 dólares el barril equivalente de petróleo de unos 230 mil millones de dólares.

De acuerdo a la Agencia de Energía de Estados Unidos esto ha ubicado a la Argentina en el tercer lugar, después de China y Estados Unidos en cuanto a reservas de gas no convencional. Pero a esta riqueza hay que ponerla en valor. Se necesitan inversiones, tecnología, inteligencia, trabajo y recursos calificados, se necesitan herramientas y condiciones. Una herramienta es YPF; sólo una, con la trascendencia de su historia, de sus realizaciones, de lo que significa para todos los argentinos.

Se trata de una empresa que dejó imborrables marcas durante sus primeros cincuenta años de vida, construyendo la base de sustentación energética del país, extendiendo civilización, construyendo pueblos y ciudades con una clara y enorme función social.

Acompañamos mucho a esta YPF, a forjarla y a contribuir a su crecimiento, que era el nuestro. Lo hicimos con vocación, ganas y entusiasmo, sabiendo que lo que hacíamos era nuestro y lo sentíamos así.

A principios de los 80 yo formaba parte del Consejo de Planificación de Neuquén, uno de los organismos de planificación con más historia del país. Comencé mi tarea integrando desde Neuquén a los equipos del plan energético nacional del presidente Raúl Alfonsín.

Las provincias participábamos y colaborábamos con el gobierno y con YPF. Queríamos generar valor agregado y radicación de industrias en las zonas de producción. Trabajamos fuertemente con ese objetivo y a veces nos enojamos para lograrlo.

Así, nos opusimos a la construcción del gasoducto Neuquén-Bahía Blanca –Neuba II- si no se extraían los líquidos del gas natural en Neuquén. Y así se construyó el denominado proyecto MEGA, con participación de Petrobrás y Dow Chemical, a quienes convencimos de participar. Fue una inversión de 500 millones de dólares.

Fuimos tres veces a Canadá y yo participé personalmente para convencer a la entonces empresa Cominco Fertilizers –hoy Agrium- de que la Argentina era un buen lugar para producir fertilizantes nitrogenados. Nosotros mismos presentamos al grupo inversor al presidente de YPF, José Estenssoro. Por diferencias entre nosotros, los neuquinos, el proyecto se terminó instalando en Bahía Blanca: entre Agrium e YPF, 600 millones de dólares, es decir, un buen aporte para el país.

También sentamos las bases y promovimos con facilidades impositivas el proyecto para la construcción de la planta de metanol de YPF, que hoy funciona en Plaza Huincul, con una inversión de 200 millones de dólares. Nosotros hicimos esos primeros estudios, así como también los relativos a la exportación de petróleo y gas a Chile sobre la base del horizonte de reservas que habíamos logrado.

En este marco, también fuimos testigos de la evolución negativa de YPF. A fines de los años 80 y pasados los 90, YPF se burocratizó, perdió su horizonte, se sobredimensionaron sus gastos, su personal, sus contrataciones, y comenzó la debacle. Se decía que era la única empresa petrolera deficitaria del mundo.

Esa YPF con participación pública finalmente fracasó, con raras excepciones, como cuando era una sociedad anónima con acciones públicas, en la primera parte del proceso de privatización. Fuera de este período, que incluso fue destacado por la presidenta de la Nación aquí mismo, el 1° de marzo, el proceso de privatizaciones también terminó en un fracaso. Muchos creyeron que se trataba de una oportunidad, como nuestros legisladores que actuaron de buena fe, al igual que seguramente lo hicieron otros.

Todos estamos convencidos de que el peor período de Repsol fue a partir de 1999. Las reservas de petróleo cayeron en un 50 por ciento, y las de gas, en un 60 por ciento; la producción de petróleo, en un 40 por ciento, y la de gas, en un 30 por ciento. No hubo inversiones en refinerías ni en destilación; se persiguió a las estaciones de servicio pymes, se marginó a las pymes locales, se oprimió a las empresas descentralizadas luego de la privatización, se estafó a los ex agentes de YPF, cayó la actividad, la ocupación y el empleo.

Comenzamos a importar combustibles. El año pasado alcanzamos la cifra de 9.300 millones de dólares. Entre 1999 y 2011 se distribuyó entre los accionistas el 85 por ciento de las utilidades. Como se dice permanentemente, ésa es una muestra del vaciamiento de YPF, así como también lo es el siguiente hecho. Entre 1999 y 2001 Repsol realizó una impresionante transferencia de activos, bienes patrimoniales, yacimientos, infraestructura y equipamiento de YPF que había dejado Estenssoro a partir de la adquisición de Maxus y la conformación de YPF International, la mayoría de los cuales fueron transferidos a la casa matriz de Repsol, en España.

Se trató de un vaciamiento silencioso: activos y participaciones de YPF en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Indonesia. Me preguntó que pasó con Maxus Algeria, Maxus Bolivia, Maxus Guyana, Andina Corporation, YPF Colombia, YPF Ecuador, YPF Indonesia e YPF Malasia.

Como dijo el senador Lores hace pocos días, habría que determinar con precisión cuánto pagó Repsol por esos activos de YPF. Como muestra, en 2007 Maxus Repsol ofertaba reservas en el Golfo de México equivalentes a 400 millones de barriles, por un valor de 7.380 millones de dólares, por no poder desarrollarlas.

En función de lo expuesto, qué razones tendrían mis compañeros y yo para seguir sosteniendo la permanencia de Repsol y votar de manera distinta a como vamos a hacerlo, es decir, acompañando esta decisión estratégica de expropiar el 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF para la recuperación, por parte de la Nación, de su gas y su petróleo.

Podríamos ponernos a discutir si eso es o no legal, pero la legalidad de la expropiación la da el Congreso y nuestra Justicia. Si tenemos que dar explicaciones afuera, lo haremos con vocación y fortaleza. Podríamos debatir quién tiene la culpa, pero lo cierto es que este debate es seguido con expectativa por veinticinco mil operarios empleados y profesionales vinculados con el petróleo en nuestra región: los habitantes de Cutral Có, Plaza Huincul, Rincón de los Sauces, Añelo, Buta Ranquiló; las 60 empresas de la Cámara CEIPA, que nuclea a la pequeña y mediana empresa de servicios petroleros surgida de aquella privatización de los 90, que ocupa unas 4500 personas; gran parte de los miles de ex ypefianos y ex Gas del Estado, que esperan una respuesta por su propiedad participada.

Desde este lugar, donde sólo puedo legislar porque no tengo la facultar de tomar decisiones, quiero dirigirme a la presidenta de la Nación para pedirle un marco de condiciones que tiene que ver con la referencia que debemos tener para que este proyecto sea verdaderamente un éxito.

La primera condición es que convoquemos a los mejores hombres y a las mejores mujeres para conducir YPF. A esta altura no tenemos la más mínima posibilidad de realizar experiencias gerenciales con YPF. Tenemos cientos de profesionales y recursos humanos capacitados y jerarquizados en empresas, institutos y asociaciones del gas y el petróleo. Es de una enorme grandeza poner a los mejores, no importa su procedencia política.

Necesitamos definir precios para el gas natural. En nuestras cuencas el gas y el petróleo se producen simultáneamente y no podemos tener resultados positivos con el gas natural a 2,60 dólares el millón de BTU, cuando importamos de Bolivia a 11 dólares. No tengamos miedo a la inversión y a las asociaciones. No hay que esconderlas ni negarlas porque no son malas en sí mismas, sino que hay que enmarcarlas en objetivos comunes y controlarlas. El control no es oposición sino la garantía que la sociedad requiere.

No olvidemos desarrollar un plan de refinerías, ni de solucionar el problema de los ex ypefianos, ni de fortalecer a las pymes proveedoras, cientos de ellas que residen en las zonas de producción y que han sido sometidas por Repsol a condiciones insostenibles.

En el mismo nivel de sometimiento se encuentra un alto porcentaje de las estaciones de servicio, propiedad de pequeñas y medianas empresas, de emprendedores y de muchas familias, que a lo largo y a lo ancho del país han sido rehenes de métodos perversos por parte de Repsol YPF, a través del denominado sistema de consignación. El resultado de esta política ha sido la desaparición de 3.500 estaciones de servicio en Argentina y el consiguiente impacto en la población.

Señora presidenta de la Nación, señor presidente de la Cámara: convoquemos a los mejores, definamos precios racionales en cada cuenca, fijemos un buen marco de condiciones, preservémoslo como una política de Estado, tengamos en cuenta las economías regionales y tendremos los resultados que queremos.

Sé lo que no queremos: la importación de gas natural a través de barcos metaneros y la construcción de plantas de regasificación conectadas a los sistemas de distribución por gasoductos a todo el país, que son una afrenta a la inteligencia, a la riqueza del subsuelo y a la capacidad y trabajo de los argentinos. Se asemeja a un equipo de suero conectado a un enfermo terminal.

La Argentina no se merece este presente. Tenemos expectativas, sueños, recursos, profesionales, técnicos, trabajadores, formación y tecnologías. Sabemos cómo hacerlo. Por eso vamos a acompañar este proyecto con mucha fuerza y entusiasmo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Heller.- Señor presidente: en primer término, anticipo que el bloque del Frente Nuevo Encuentro va a acompañar, tanto en general como en particular, el proyecto sancionado por el Senado.

Hace un rato escuché a un diputado decir que hay otra Argentina posible y que es mejor. Estoy de acuerdo, hay otra Argentina posible y es mejor. Es la Argentina que se empezó a construir trabajosamente a partir del año 2003, iniciando un proceso de reconstrucción, luego del enorme vaciamiento al que fue llevado el país con la aplicación de las políticas neoliberales. (Aplausos.) Hay otra Argentina posible y es mejor, y para eso estamos trabajando.

Estoy convencido –como muchos de los presentes- de que hoy estamos legislando sobre un tema crucial para el desarrollo de nuestro país y la construcción de esa Argentina mejor, que tiene que ver con el bienestar y el futuro de los argentinos.

A pesar del surgimiento y evolución de fuentes no convencionales de energía, el petróleo sigue siendo un elemento estratégico en el proceso de desarrollo, tanto de los países centrales como de los que están en vías de desarrollo. En la matriz energética mundial el petróleo representa al 34 por ciento y el gas el 21 por ciento.

Además, el mercado mundial de petróleo está dominado por gigantescas empresas trasnacionales, que no dudan en avasallar soberanías nacionales y que alientan y financian guerras, siempre con el objetivo de asegurarse el dominio de los yacimientos; nadie necesita ejemplos para saber de qué estamos hablando.

La revista Forbes publicó una lista de las compañías más grandes del mundo. Dentro de las veinte mayores Exxon ocupa el primer lugar, que además es la empresa más rentable del planeta. El cuarto lugar lo ocupa Shell; el séptimo, Petrochina; el décimo, Petrobras; el décimo primero, British Petroleum; el décimo segundo, Chevron y el décimo quinto, Gazprom, de Rusia. Es decir que de las veinte empresas más grandes del mundo, seis son petroleras. Pero si analizamos esta información con más detalle, podemos decir que tres de ellas pertenecen a países centrales –dos son de Estados Unidos y una de Gran Bretaña-, y las otras tres al grupo de países denominados “Bric”, ya que Brasil, Rusia y China tienen una empresa cada una en ese listado. Prácticamente podríamos decir que ese es un interesante mapa que refleja la distribución del poder mundial en la actualidad.

En el plenario de comisiones de la semana pasada escuchamos decir que el petróleo no tiene ideología y que lo único que importa son los logros cuantitativos de extracción y comercialización. A nuestro juicio, nada más lejos de la realidad. Las diferentes políticas petroleras aplicadas por los distintos gobiernos reflejaron la ideología de las clases dominantes y de esos gobiernos.

Los dilemas de estatal versus privado, nacionalización versus extranjerización y regulación versus desregulación, han sido encarados de diferentes modos en la historia argentina en función de la ideología de los gobiernos, de los intereses y de la presión de los grupos y empresas petroleras. ¿Cómo no va a tener ideología aquella frase que decía “nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”?

La política neoliberal negó el carácter estratégico del sector, ya que miró exclusivamente su valor económico. El petróleo y el gas eran tratados como cualquier otro bien, pudiendo las empresas privadas decidir su mix de producción, la cuantía de sus exportaciones y la política respecto de las reservas.

Según el diario español El país, Repsol decidió comprar YPF para dejar de ser una pequeña empresa local, prácticamente sin producción, para jugar en la primera división de la liga petrolera. Los objetivos de Repsol consistían específicamente en maximizar y girar a España las utilidades, política que redujo las tareas de exploración, lo cual trajo como consecuencia la declinación continua de las reservas comprobadas.

La verdad es que desde que Repsol ingresó a YPF la producción de petróleo de esa compañía se redujo en un 44 por ciento entre 1997 y 2011. Repsol fue la responsable de más de la mitad de la caída de la producción de petróleo y del 97 por ciento de la reducción de la producción de gas en ese mismo período.

Entonces, tenemos caída en la producción de petróleo y de las reservas, disminución de la actividad de exploración y maximización del giro de utilidades al exterior. Sin duda, todo esto configura un comportamiento depredatorio del recurso y un virtual vaciamiento de la empresa.

Como acabo de señalar, en la matriz energética mundial el 55 por ciento está representado por el gas y el petróleo, pero en la Argentina ambos ítems suman el 88,4 por ciento de nuestra matriz energética. Entre las primeras quince empresas que más venden en el país hay tres que son del sector energético: YPF en el puesto primero, Panamerican Energy en el sexto, y ESSO en el decimosegundo. Es decir que el sector está privatizado, fuertemente concentrado y fuertemente desnacionalizado.

Como han dicho otros diputados, creo que somos partícipes de una jornada trascendente: es un día de recuperación de la soberanía nacional; es un día que pasará a la historia como un acto reparador de esa triste sesión en la que se festejó la privatización de YPF, cuando fue una empresa que desde su nacimiento y durante buena parte de su vida posterior se constituyó como un emblema de nacionalidad y un motivo de orgullo de los argentinos.

¿Por qué es tan importante el proyecto de ley que hoy estamos debatiendo? Porque para mantener el ritmo de crecimiento sostenido que el país tiene, debemos contar con una infraestructura energética que lo haga posible. La combinación de aumento en la producción y la industria y caída en la producción de hidrocarburos, sólo cierra con mayor importación, mayor uso de divisas y mayores erogaciones fiscales. Sería un proceso no sustentable que, en algún momento, se traduciría en desaceleración del crecimiento y el empleo.

Algunos diputados preopinantes se han referido a la expropiación de las acciones de Repsol, afirmando que de esa forma el Estado sólo contaría con algo así como el 15 por ciento del mercado de hidrocarburos, la mitad de la participación de YPF en el mercado local. Se trata de una falacia. Las acciones conjuntas del Estado nacional y las provincias estarán cohesionadas gracias a un pacto de sindicación de cincuenta años, que nos permitirá contar con el 51 por ciento de las acciones de YPF.

¿Por qué muchos diputados están preocupados por la suerte del Grupo Petersen? ¿No se les ocurrió pensar que va a pasar todo lo contrario, y que la gauchada más grande que le podían haber hecho es que también les hubieran expropiado las acciones? ¿Por qué salen a defender a ese grupo con tanto ahínco? Creo que es una pregunta que merece respuesta.

El corazón del proyecto que estamos tratando habla, en su artículo 1°, de la declaración de interés público nacional como objetivo prioritario de la República Argentina y del logro del autoabastecimiento de hidrocarburos. Creo que es una cuestión central. Este proyecto es parte de una política energética que toma una decisión, que opta por el camino de la regulación, de la mayor participación del Estado, por revertir el proceso de desnacionalización y por tratar de lograr un equilibrio entre los intereses de la Nación y de las provincias.

El proyecto se inserta en un proceso de participación del Estado en las áreas estratégicas de la economía. Las formas de mayor participación estatal incluyen la mayor propiedad pública, la mejor regulación y el control eficiente, de modo de contribuir a fortalecer este modelo de desarrollo e inclusión que estamos llevando adelante.

La señora presidenta de la Nación ha dicho que la reforma constitucional le sacó poder de negociación al Estado nacional. Es cierto. A resolver este problema se encamina la distribución de las acciones expropiadas con el 51 por ciento para el Estado nacional y el 49 para las provincias productoras, a partir –como he dicho- de ese pacto de sindicación.

Además, el proyecto de ley incorpora una fuerte barrera a las privatizaciones, cuando declara que la actual expropiación se efectúa por causa de utilidad pública, prohibiendo la transferencia de tales acciones, salvo con la aprobación de las dos terceras partes de los miembros de ambas cámaras. Esto da una fuerte impronta de continuidad y seguridad jurídica.

Como el tiempo se me termina, también voy a solicitar insertar parte de mi exposición en el Diario de Sesiones.

Si bien tengo mucho para decir, termino señalando que hay muchas tareas pendientes, pero estamos ante una decisión histórica con esta iniciativa que consideramos.

El consenso mayoritario que observamos en esta Cámara, y que también vimos en el Senado, se corresponde con el que se advierte en la población. Además, tiene que ver con el momento que está viviendo el país. Este consenso se asienta, fundamentalmente, en la recuperación de un Estado inteligente y eficiente, en un modelo de desarrollo con inclusión y equidad distributiva (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Se hará la inserción solicitada por el señor diputado.

Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Solá.- Señor presidente: “hoy puede ser un gran día”, decía una canción de Serrat, que creo que todos conocemos. En primer lugar la decisión soberana del Estado argentino, del gobierno argentin,, ha impactado de una manera internacional que me parece que dice mucho.

Me permito recordar aquí el ataque de histeria del gobierno español frente a la intervención y el anuncio de expropiación. El ataque de histeria desatada, el antiargentinismo explícito y vulgar de ese gobierno que, a Dios gracias, fue profundamente rechazado por las encuestas que se vieron del pueblo español.

También tenemos que agradecer la actitud del congreso mexicano, que le mandó una advertencia al presidente de México diciéndole que no se opusiera a una decisión soberana de los argentinos sobre su petróleo.

Estas reacciones, aplaudidas permanentemente por el gobierno inglés y -en menor medida- por el americano, que ha sido un poco más cauto, muestran que está claro el paradigma de que el capital multinacional, el capital globalizado, las grandes empresas de las que las empresas de petróleo son un segmento muy importante, no han aprendido o no pueden coincidir con los intereses estratégicos de los pueblos, de los países en desarrollo, de los países emergentes, en especial aquellos que producen en base a sus recursos naturales.

Este tema no es nada nuevo y deberá ser muy importante en el futuro, porque todos prevemos que YPF va a necesitar capital de riesgo y tecnología muy especial en un futuro cercano, próximo, inmediato, no mediat, y va a tener que tratar con buena parte de ese capital, ese mismo que muestra su peor rostro y que vendrá a mostrar su mejor rostro para intervenir en el proceso.

Por lo tanto, será al gobierno y al consejo que se crea en esta ley a quienes les tocará negociar nuevamente con ellos. Esperamos que lo hagan de la manera más libre y sólida posible en términos de todos los valores que se han venido mencionando aquí, es decir, de mayor producción, de aumento de las reservas y de menor contaminación.

Quiero hacer un paréntesis extraño aquí para mandar una felicitación a la embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, por su reciente intervención, que puso en todos los diarios del mundo la negativa a sentarse a discutir por parte de Inglaterra, país cuyos gobernantes han aplaudido permanentemente los deseos de tomar represalias contra la Argentina (Aplausos.)

Interpreto que aplauden a Alicia Castro y no a mí, pero me viene bien. (Risas.)

Quiero recordarles también que en el directorio de Repsol YPF están Pemex, JP Morgan, Merrill Lynch, el Bank of América y algunas compañías inglesas, que seguramente han opinado en su momento, por eso la bronca de ahora. Pocas cosas visten mejor la actitud tomada que la bronca de afuera.

No dudamos de la necesidad de que la estrategia energética argentina esté en manos del gobierno argentino, del Estado argentino y de todos nosotros, opinando cada uno desde su lugar. No dudamos de eso y quiero decir que este mundo no es el mismo de hace veinte años.

Algunos diputados parecen paracaidistas polacos que llegaron ayer y no han vivido en la Argentina antes. Es muy fácil decir que el pueblo nunca va a olvidar lo que algunos votaron en su momento. Me pregunto de qué pueblo hablan. ¿El pueblo de quién? ¿De qué hablan? Yo voté la privatización de 1992, no voté el bochorno del 98, que son diferentes. La privatización del 92 dejó una sociedad anónima en la que estaban representados los trabajadores con el 10 por ciento y en donde estaban las provincias de Argentina. No lo volvería a hacer, pero yo no voté el descalabro; voté una empresa que aumentó su producción de una manera muy fuerte en ese momento.

No lo volvería a hacer porque el mundo cambió, la Argentina cambió, el pueblo argentino cambió y yo también cambié.

Pero no voy a permitir que algunos con el “dedito” nos vengan a decir qué está bien y qué está mal, como si fueran jueces. No somos jueces; somos legisladores, y estamos podridos de jueces con el “dedito”.

En cuanto a esta idea que se ha meneado por parte de nuestros colegas radicales en el sentido de que ellos jamás podrían votar en contra de la estatización de YPF debido a su tradición partidaria -lo cual es cierto- hace que entonces meneen a Yrigoyen, Mosconi, Baldrich y al ex secretario que estuvo acá, Callejas. Me parece que todos deberían pensar que también hace falta un poco de humildad en la oposición y en el oficialismo en relación con hechos antiguos y recientes. Creo que debemos hacer una apuesta a la esperanza criolla; no una apuesta a la esperanza extranjera, que era el prejuicio de los 90, es decir, si eran extranjeros iban a tener mejor management y mayor acceso al financiamiento porque los que habíamos estado en los 80 éramos torpes y habíamos generado una YPF desordenada, con demasiado personal.

Pero las cosas ocurrieron por algo: lo que se heredó en el 89 era bastante delicado y difícil de manejar. De lo contrario, parece que uno elige qué pedazo de la historia le conviene. Yo no lo hago, no lo hice nunca ni lo voy a hacer.

Esto es estratégico. Debemos recordar con humildad que se fomentó el consumo de una manera fenomenal en la Argentina. Eso es bueno y peronista, en el mejor sentido de la palabra, pero al fomentar ese consumo teníamos un modelo que tendía a un mayor uso de naftas. El uso de naftas ha aumentado un 87 por ciento, pero también ha aumentado muchísimo su precio. Es claro que un aumento del 87 por ciento del uso de las naftas y otros incrementos menores en el caso del gasoil, del gas natural y el gas licuado, ponen en una situación compleja al país.

Por lo tanto, dentro de la humildad necesaria también tiene que admitirse que en 2009 un grupo de ex secretarios de Estado diagnosticó la situación de la energía en base a los fósiles y envió un informe de alerta a la señora presidenta; y recibieron una respuesta de parte del joven que hoy ocupa la vicepresidencia, que les contestó que eran unos perdedores que no sabían nada, como si él supiera algo de petróleo. “La Mancha de Rolando” no es una mancha de petróleo; es una mancha que lleva él encima, que es distinto.

Entonces, ha habido falta de humildad para aceptar lo que pasaba y lo que venía. Si la Argentina creció y demanda más, es mérito de quienes gobernaron. Si importamos cada vez más fuel oil o lo que fuera, también es mérito de quienes gobernaron. Quiere decir que hay un modelo que no tiene consistencia y que hay que mejorar y cambiar.

El modelo global de seguir aumentando las importaciones ha perdido consistencia. El reconocimiento de eso –a mí no me interesa venir hoy a hacerle cargos a nadie- es la estatización de YPF, que bienvenida sea.

De paso, quiero preguntar a los amigos radicales -como siempre se les dice, con cierta ironía- por qué en la época de de la Rúa no estatizaron YPF, si siempre fueron estatistas. ¿Por qué no presentaron aquí un proyecto de ley, aunque no fueran mayoría, para estatizar YPF? ¿Quién pone el escenario? ¿Lo pone solamente la presidenta o lo pueden poner otros? Me parece que hay falta de vocación para poner el escenario de lo que se quiere para la Argentina, y nos hemos acostumbrado a eso.

El único proyecto en ese sentido, y el sayo también me lo cargo porque no lo hice yo, fue presentado por Pino Solanas, quien elaboró un proyecto tendiente a una YPF federal; no existe ninguna otra iniciativa en este sentido.

Entonces, por culpa nuestra, también nos sometemos a los escenarios que se nos plantean, y hace doce años el escenario era la nacionalización de YPF, que fracasó porque, claramente, en los últimos dos años aumentaron las remesas de dividendos para cubrir lo que no tenían los del grupo Petersen, el señor Eskenazi y su hijo.

Pido humildad para ver eso, y hago votos por una YPF que no sea opaca, que informe, que haga un muy buen diagnóstico de lo que tiene, de su deuda, de cuál es la deuda de Eskenazi y cómo se planteará, y tantas otras preguntas que se estarán haciendo los que hoy están al frente de YPF.

Aplaudo la intervención, porque con el tipo de relación que teníamos con el señor Brufau y su directorio si no intervenían la empresa podían hacer algún desastre, y ahora nos están diciendo que se para un barco que aporta gas a la Argentina. No tienen ningún problema en tomar represalia de esa forma. Por lo tanto, yo apoyo que se haya intervenido. En cuanto a las formas, que podrían haber sido mejores o no, no son la cuestión central del tema de hoy sino algo secundario, porque las formas de ellos mostraron que estaban dispuestos a lo mismo.

Por las razones expuestas apoyaremos el proyecto en consideración. Gracias por aguantarme, y me despido diciendo que hoy puede ser un gran día si en el futuro no nos defraudan. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Solanas.- Señor presidente: para nosotros es una jornada importante y, por supuesto, también lo es para el país y el pueblo argentino. Digo “nosotros” después de veintitrés años en solitario de atravesar desiertos, esquivar el picotazo de alguna yarará artera, recibir todo tipo de amenazas, enfrentar a Carlos Menen ante la Justicia Federal…(Aplausos en las galerías.)… denunciándolo como el jefe de una banda que estaba saqueando el patrimonio público y, después de haber ratificado esto ante el juzgado de Martín Irurzún, haber recibido seis tiros en mis piernas por la privatización de YPF y Gas del Estado votada con diputados truchos en este recinto.

Y seguimos en solitario argumentando que la privatización, el modelo neoliberal, nos llevaba a la pérdida de las reservas y a la mayor descapitalización que vivió el Estado nacional en este siglo.

Desgraciadamente, la realidad nos dio la razón. Se cometieron todas las infamias y todos los errores. Digo “infamia” porque a veces he tenido que responder las inquietudes de algún extranjero que me preguntaba: “¿Cómo hicieron esto? ¿Ustedes fueron capaces de dilapidar la petrolera de YPF, que era varias veces más importante que Repsol; que le había enseñado el camino a Petróleos de México y a Petrobrás, y siendo un país extenso destrozaron y redujeron el ferrocarril? ¿Me lo podés explicar un poco? No se entiende”.

La privatización no fue obra de un loco aunque, por supuesto, siempre hay un loco o un amoral para subirse al caballo de cualquier causa desgraciada.

La privatización de YPF, la joya de la abuela, comenzó con la aceptación de la deuda impura que dejaba la dictadura, con la estafa de la deuda externa, con el reconocimiento de una deuda inexistente, porque no había pagarés en el Banco Central que la autenticaran. El canje de esa deuda fue permitir que las empresas públicas se compraran con bonos, aceptándolos a valor nominal cuando valían 12, 13 o 14 pesos o dólares en el mercado.

YPF no se compró por 5.000 o 6.000 millones sino por la quinta parte de ese monto, porque se aceptaron los bonos para comprar YPF y Gas del Estado. Todo ese plan fue gestado en el Banco Mundial. Tanto es así que el secretario del Tesoro norteamericano, Nicholas Brady, junto con Domingo Caballo, dispusieron repartir los bonos de la deuda externa por todo el mundo para dar seguridad a esa estafa. No nos olvidamos de esto.

Desgraciadamente, o por suerte, somos la memoria de este cuarto de siglo. Eso no era suficiente, porque en la Argentina las joyas de la abuela todavía estaban bajo tierra, en el subsuelo. Esto se evaluó en la reforma constitucional de 1994, que no nació de un repollo sino del Pacto de Olivos, que permitió en dos o tres meses llamar a la reforma de la Constitución, canjeando la reelección del que había piloteado el remate del patrimonio público por esa infame ley de la reforma del Estado, que está presente, y que permite al Poder Ejecutivo disponer todavía de todo el patrimonio público y venderlo en las condiciones que desee sin inventario ni balances.

YPF se vendió sin inventario actualizado, y las imágenes de mis películas muestran los equipos tirados por todas partes. Cada uno agarró un pedazo; y si no, pregunten al señor Cassia qué hizo con la flota de YPF.

Todo eso forma parte de la historia. En el año 1994 se consiguió lo que los grandes monopolios internacionales buscaban hacía ya ochenta años: la provincialización de los recursos. Disiento profundamente con algunos conceptos vertidos en el sentido de que el futuro es la regionalización. Hablamos del futuro de la depredación de los bienes y recursos del país, la segregación, el sacarnos pedazos de territorio, el colocar a las provincias en la boca del león frente a corporaciones y trasnacionales que son cincuenta o cien veces más poderosas que ellas.

La gran lucha de Enrique Mosconi y el General Alonso Baldrich fue contra la Standard Oil; también fue la gran lucha de Salta, porque los Cornejo y tantos otros querían que fuera privatizada. Y con la Standard Oil estaba también Patrón Costas. Entonces, el brazo se torció recién en 1994, pero por ahora; este conflicto no ha terminado. Tenemos que ir por más. No es suficiente haber tomado el 30 por ciento del mercado. La Argentina necesita ir por todo. Los recursos estratégicos hidrocarburíferos seguirán causando guerras, golpes de Estado y asesinatos encubiertos.

La Argentina necesita dominar sus hidrocarburos. En Brasil, con la empresa Petrobras, con la que todos se llenan la boca y que nació con YPF, ninguno de los estados provinciales negocia el petróleo o la minería.

Entregamos toda la minería. El país volvió a colonizarse de una manera infame. Por todas esas razones, fueron veintitrés años de denuncia. Creamos el Movimiento por la Recuperación de la Energía y presentamos el primer recurso de amparo –lo tengo acá- ante una Justicia argentina arrodillada, que puso trabas y pretextos burocráticos para no abrir una investigación sobre la mayor estafa y canallada que se cometió contra el ahorro de generaciones de argentinos.

Nosotros tenemos muchas cosas para decir, pero queremos hacer un poco de memoria. Le pusimos el cuerpo, las ideas, el corazón y el estómago porque traemos esa causa de lejos, señor presidente. Yo tuve la suerte y el honor de ser secretario privado de quien fundó Gas del Estado en 1947. Me refiero al ingeniero Canessa, quien construyó el gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires. Lo construyó con el esfuerzo nacional y con el ahorro y la técnica nacionales. Perón le dijo cómo y él le respondió: “General: yo le traigo ese gas que se pierde a Buenos Aires”. Fue el gasoducto más grande del mundo en su época.

¡Eran hacedores! ¡Eran realizadores! A veces uno escucha a algunos dirigentes que dicen: “Pero es difícil, no se puede hacer todo en tan poco tiempo”. ¡Pero, por favor, señor presidente!

En 1907 se descubre el petróleo. El gobierno conservador, pero con sentido nacional, de Figueroa Alcorta dice que esos territorios son nacionales. En la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Newbery era el director del servicio eléctrico del conservador Bullrich, pero luchaba contra los trusts eléctricos y escribe el primer libro sobre el petróleo en la Argentina, editado en 1910, que le sirve mucho a su amigo Enrique Mosconi.

Mosconi toma YPF en 1922, sin dinero. Digo esto porque todo el mundo se pregunta con qué plata vamos a hacerlo. Por cierto que nunca es mucho el dinero y siempre hace falta. Pero Mosconi reinvertía el 95 por ciento de lo que sacaba y multiplicó 400 veces el capital de la compañía sin pedir crédito externo. Levantó la mayor destilería de América latina, en Ensenada, dos años después de haber tomado YPF, con un crédito del Banco Nación. Este banco le exigía avales. ¿Cómo resolvió este tema? Lo resolvió haciendo que los miembros del directorio colocaran como aval sus propiedades. ¡Eran auténticos patriotas! (Aplausos.) ¡Primero la Patria, después el movimiento –esto lo decía Juan Domingo Perón- y por último, los hombres! (Aplausos.) No hay obsecuencias ni lealtades superiores a la Patria, señor presidente.

Entonces, creo que este momento es muy importante, porque el sentir del 70 u 80 por ciento del pueblo argentino es de satisfacción al ver que la Argentina empieza a recuperar, no una fábrica cualquiera sino un surtidor que saca oro, y saca mucho. Esta YPF maltrecha saca entre 1.500 millones y 2.000 millones por año, sin control público.

Por eso, señor presidente, tengo mucha esperanza, pero esto si las cosas se hacen bien. Este es un mensaje para todos, porque todos queremos que a la recuperación de YPF y del patrimonio público le vaya bien, que no sea un fracaso y que, por ser patrimonio público, le sirva a los ciudadanos de todas las pertenencias sociales, al que está arriba y al que está abajo.

Acá pueden hacer consensos para una política de Estado. Cabe aclarar que todavía no conocemos cuál va a ser la política del Ejecutivo, por lo que la bancada oficialista debe interpretar que acá hay un gesto de grandeza, porque se está apoyando una iniciativa feliz que por lo bajo tiene muchas disidencias, pero que fue ejecutada por los mismos que ayer quisieron exactamente lo contrario.

Entonces, acá hay un acto de confianza, no de irresponsabilidad. Es sorprendente que haya políticos y legisladores que confundan la gestión con la institución, que confundan lo que es un bien patrimonial con el gobierno de ese bien. Si les va bien, por cierto que tendrá beneficios el gobierno, pero lo que más me importa es que los tendrá la Nación Argentina, su pueblo. (Aplausos.)

Estamos aquí para construir una gran política de Estado; hay que aprovechar esta unión nacional. Este tema corta todas las pertenencias partidarias. En todos los sectores hay dirigentes y legisladores que militan en la causa nacional, divididos por broncas estúpidas que el viento de la historia se va a llevar. Pero todos provenimos del mismo tronco.

Este tema nació con Yrigoyen, con el apoyo extraordinario que Alvear dio al proyecto de Mosconi. Continuó con Forja. Eran las épocas de la Alianza Continental Antiimperialista de Levenson y Orzábal Quintana. Aquellos aires había en América Latina. Veníamos de la reforma universitaria. Haya de la Torre en Perú. Nace Petróleos de México a instancias de Mosconi, del general Cárdenas. En 1947 Perón funda Gas del Estado y la reforma constitucional de 1949 incorpora el artículo 40, que es la cédula de identidad del militante nacional y dice que los recursos naturales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, son propiedades imprescriptibles e inalienables de la Nación. (Aplausos.)

Por lo tanto, lo que quiero decir es que debe haber una unión nacional. Falta mucho por hacer, viejos y nuevos colegas. Antepongamos el interés de la Nación. Aquí hay mucho por rescatar. No conocemos la política ni cuál es el plan, porque falta rescatar un 70 por ciento. Falta poner en línea a las petroleras privadas para que cumplan los planes y metas de inversión. Falta auditar cada uno de los pozos. ¿Cómo puede entenderse que, extrayendo oro, en estos veintitrés años no haya existido un solo medidor en ningún pozo del país? Se llevaron y declararon lo que quisieron, con nuestro consentimiento.

Entonces, hay que cambiar el sistema, es necesario auditar los pozos. Las napas de agua están todas contaminadas. Tenemos que hacer cumplir la ley de hidrocarburos 17.319, que en sus artículos 25 y 34 es lapidaria: nadie puede tener más de cinco concesiones. Pero las tienen todas. Queremos una YPF ciento por ciento pública, control de la auditoría, sociedad por acciones con mayoría del Estado, control de las organizaciones sociales; que se honre a los trabajadores de YPF, que tanto fueron estafados que ni les dieron el 10 por ciento de las acciones prometidas. (Aplausos.)

Quiero terminar mi exposición recordando lo más importante, que fue dicho por Perón el 21 de febrero de 1972, hace cuarenta años. En tal ocasión lanzó su extraordinario y premonitorio llamamiento ambiental a los pueblos del mundo al señalar, ante tanta euforia de extraer petróleo, que nuestro paradigma no puede ser untarnos de petróleo porque éste es la causa fundamental de la tragedia del cambio climático. Nuestro paradigma debe ser alcanzar el autoabastecimiento a través de una fuerte inversión en las energías renovables y limpias y, por supuesto, hasta que no lo logremos, hay que empujar lo petrolero.

Perón dijo que es hora de que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medioambiente y la dilapidación de los recursos naturales. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.

Sr. Robledo.- Señor presidente: celebramos esta decisión y. por supuesto, compartimos con mucho entusiasmo la conveniencia de expropiar a favor del Estado nacional el 51 por ciento de las acciones de la empresa YPF, previa declaración de interés público respecto de los recursos hidrocarburíferos. En tal sentido se da por garantizado nuestro apoyo a este proyecto de ley, y lo hacemos convencidos de que se encuentra en el camino correcto.

Sin embargo, somos conscientes de que se trata de una decisión difícil en tanto viene a reparar el enorme perjuicio que se ha hecho a los intereses de la Nación. Sabemos que estamos votando una ley para las futuras generaciones, entendiendo y aceptando las dificultades que tendremos que atravesar a partir de este momento para alcanzar el anhelado objetivo del autoabastecimiento hidrocarburífero nacional.

Por ello, si me permiten, quisiera referirme sintéticamente a lo que, a mi juicio, debemos poner el hombro en el futuro inmediato.

Ninguno de nosotros duda de que en los próximos años YPF requerirá importantísimas inversiones para llevar adelante la tarea de prospección, cateo, explotación, destilación y distribución de combustibles líquidos y gaseosos.

En nuestra línea de pensamiento, tanto en el pasado como en el presente, el general Juan Domingo Perón y nuestra presidenta Cristina Fernández, respectivamente, ya han definido los mecanismos de financiamiento, cuestión que algunos sectores de la prensa dañina han pasado por alto.

Con motivo del anuncio del presente proyecto, nuestra presidenta dijo lo siguiente: “No estamos ante un hecho inédito. No elegimos un modelo de estatización sino la recuperación de soberanía”.

Durante la primera y la segunda presidencia de Perón se llevó a la práctica una política hidrocarburíferas con un fuerte sesgo intervencionista y desarrollista. La defensa del petróleo como recurso estratégico tenía un componente político realista y pragmático. Para Perón, el monopolio estatal del petróleo no era un dogma incuestionable; por lo tanto, buscó la ayuda del capital extranjero como medio para lograr el autoabastecimiento, un fin incuestionablemente nacionalista y, a la vez, práctico. Es decir, Perón no era un nacionalista de medios sino de fines.

Ejemplos de este pragmatismo podemos observarlos en el contrato para perforación firmado entre YPF y la petrolera Drilexco en 1947; la ley de inversiones extranjeras de agosto de 1953, y la firma del convenio con la California Argentina de Petróleo S.A., subsidiaria de la empresa norteamericana Standard Oil, de California, en mayo de 1955.

En su libro “La fuerza es el derecho de las bestias”, publicado en 1958 durante su exilio, Perón explica el tema de la siguiente manera: “La historia del petróleo argentino es simple. Se descubre en Comodoro Rivadavia (Chubut) a principios de este siglo, mientras se hacían perforaciones en busca de agua potable. Sin ninguna legislación en la materia y en la mayor imprevisión gubernativa comienza su explotación libre. Llegan al país numerosas compañías extranjeras que comienzan las explotaciones, obtienen concesiones y se dedican a la prospección y cateo. Cuando la explotación está en pleno desarrollo, en medio de la mayor liberalidad, se produce en el país una reacción política contra las compañías particulares. El resultado de esa campaña es la ley de petróleos, que instaura la explotación en base a un monopolio del Estado. Así, a la amplia libertad sucede la limitación absoluta.”

Fíjense cómo refutaba Perón la política ultranacionalista de explotación petrolera que defendían nacionalistas como Lonardi: “Que el señor Lonardi quiera sacar petróleo nos parece bien, ahora que pueda, nos parece ya más difícil. Precisamente dicen que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Por eso también un gobernante puede ser cualquier cosa menos tonto”.

Perón decía: “Estos nacionalistas han hecho tanto mal al país como los colonialistas con viveza. Unos negativos y otros excesivamente positivistas, representan dos flagelos para la economía del país”.

Como nosotros no queremos ser ni una cosa ni la otra, es decir, ni ultranacionalistas ni liberales entregados al colonialismo, rescatamos esta tradición histórica, tal como lo hace nuestra presidenta.

Tanto Perón como nuestra presidenta han sido particularmente cuidadosos al no definir un modelo de estatización total, por la simple razón de la magnitud de las inversiones que demanda el negocio del petróleo para cualquier país soberano. Todo lo cual no significa resignar -como se hizo en el pasado y como este proyecto de ley viene a reparar- la utilización estratégica de los recursos hidrocarburíferos.

Tanto en el pasado como en el presente es clara la importancia de formalizar alianzas estratégicas para la explotación intensiva del petróleo y el gas. Lamentablemente, esto no fue lo que sucedió con Repsol. Sin extenderme en el tema, creo que en este caso se dieron dos cuestiones concurrentes. La primera fue el derecho de posesión que, miopemente, le delegamos a una empresa extranjera para que administre nuestro petróleo; la segunda, el abuso de su posición dominante y el vaciamiento de la que jamás debió dejar de ser nuestra empresa petrolera estatal.

Este proyecto no solamente se ancla en lo mejor de nuestra tradición nacional y popular, sino que va en el mismo sentido de nuestra doctrina peronista.

La presidenta, como otros pensadores ilustres del campo nacional, nos está diciendo que sabe de la importancia de recuperar la política petrolera a manos del Estado, pero a la vez comprende la necesidad estratégica de aliarse con aquellas empresas y países que acompañen el crecimiento de los argentinos.

Dijo en aquel discurso de presentación de este proyecto: “Cada vez más, la totalidad de los países del mundo son renuentes a dejar en manos privadas la explotación de temas energéticos”, para luego continuar reflexionando que “todos tengan la certeza que si acompañan el crecimiento del país vamos a seguir trabajando codo a codo como cuando nos tocó ayudar a General Motors o con los créditos a Fiat”.

Para estos tiempos nosotros vemos en ese horizonte estratégico a países como Brasil y Venezuela; vemos un destino común con el Mercosur y toda Latinoamérica.

A quienes aún no se han convencido de la importancia histórica de esta ley, les decimos que no teman, que nuestro gobierno ha considerado todas estas cuestiones que preocupan y nos ocupan; que sabemos que la tarea es difícil y que excede a nuestra generación. Sin embargo, esta decisión está en el camino correcto: el de recuperar nuestra autodeterminación en política energética, con sentido nacional, popular y federal. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.

Sra. Abdala de Matarazzo.- Señor presidente: con plena convicción vengo a apoyar este proyecto del Poder Ejecutivo que declara de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos.

Recuperar el control de YPF, empresa tan ligada a nuestra historia como Nación y la mayor operadora del sector, implica mucho más que recobrar la decisión de explotación y comercialización de recursos valiosos y escasos, como son el gas y el petróleo; significa fundamentalmente, recuperar una herramienta invalorable de desarrollo y crecimiento para todos los argentinos.

La señora presidenta de la Nación, doctora Cristina Fernández de Kirchner, sostuvo al presentar el proyecto que recobrar el manejo de los hidrocarburos es indispensable para seguir sosteniendo el crecimiento de la Argentina. En este sentido, permítanme recordarles que este crecimiento no ha sido azaroso, fortuito, ni el resultado de un conjunto de condiciones comerciales internacionales favorables para nuestra economía –como he escuchado incansablemente-, sino el fruto de la decisión política de este gobierno, que se animó a dar un golpe de timón para cambiar el rumbo de nuestra historia, con la idea de un país más justo y equitativo como brújula.

Hablamos de un crecimiento que no ha sido de cualquier tipo, porque es un crecimiento con inclusión social y con mejor distribución de los ingresos, lo que ha permitido mejorar el nivel de vida de todos los argentinos. Pero lo más importante es que ha significado el reconocimiento de derechos a sectores enteros de la población que se habían visto completamente excluidos de nuestra matriz social a raíz de las políticas adoptadas durante la década de los 90, y que a partir de 2003 volvieron a tener mayores oportunidades.

Por lo tanto, ese crecimiento ha sido fruto del modelo y del camino que comenzamos a transitar de la mano de nuestro querido ex presidente de la Nación, el doctor Néstor Kirchner, que hoy continúa la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Al respecto, cabe señalar que este modelo ha tenido como pilares fundamentales el fortalecimiento de la industria nacional, la generación de empleo para millones de argentinos y el desarrollo de un mercado interno fuerte.

En todo el mundo la soberanía sobre los hidrocarburos es considerada estratégica para el desarrollo de los Estados. Prueba de ello es que los países adoptan múltiples estrategias, tanto para garantizar su uso eficiente como para limitar los efectos perjudiciales de la dependencia del petróleo importado.

Entre los países productores de petróleo cuentan con empresas ciento por ciento estatal Arabia Saudita, Irán, China, y los Emiratos Árabes; a nivel regional podemos mencionar a Venezuela, con PDVSA, y México, con Pemex. También cabe señalar que Brasil -nuestro principal socio estratégico- maneja el 51 por ciento de Petrobras.

Los gobiernos de América Latina han apoyado esta iniciativa por considerar que no sólo va a beneficiar al pueblo argentino sino también a toda la región.

Como es de público conocimiento, desde hace años debemos importar gas y petróleo. Esto no se ha dado por falta de recursos hidrocarburíferos sino como consecuencia de las malas políticas empresarias, que sólo apuntaron a aumentar las ganancias sin invertir en exploración y explotación.

El proyecto que hoy consideramos viene a corregir ese error, ya que le devuelve al Estado argentino el poder de decisión sobre el manejo de sus recursos naturales estratégicos, acercándonos así al ideal de autoabastecimiento y soberanía hidrocarburífera.

Por último, quiero destacar el coraje de nuestra presidenta. Lo reitero: el coraje de nuestra presidenta, que con tamaña convicción lleva adelante esta cuestión que trasciende la frontera nacional.

Aunque YPF para algunos parezca una afrenta al mejor estilo medieval, colocando a la Argentina en los foros internacionales, nadie puede cuestionar nuestra soberanía, nuestro rumbo económico y social, nuestro modelo de país ni nuestros sueños. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

Sr. Fortuna.- Señor presidente: el proyecto que hoy tratamos, que declara de interés público nacional y como objetivo prioritario el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos así también como la explotación, industrialización, transporte y comercialización hidrocarburífera, va en línea correcta para iniciar un camino con expectativas renovadas en materia energética en nuestro país. Por ello, adelanto mi voto afirmativo en general y en particular.

Me parece oportuno remarcar que ponemos en debate un proyecto de ley de esta naturaleza porque ofrece la necesaria respuesta a la situación que en esta materia vivimos en nuestro país.

El año pasado tuvimos que importar por valor de casi 10.000 millones de dólares para abastecer las necesidades de funcionamiento internas que tenemos los argentinos. Por supuesto que ante este panorama se hace indispensable tomar una decisión política que recupere para el Estado nacional y el pueblo argentino su capacidad y competencia soberanas en el manejo de la política hidrocarburífera del país.

Como hemos estado escuchando, la gran mayoría de los diputados preopinantes coincide en que quizás la Argentina nunca debió haber abandonado la injerencia del Estado nacional en la soberanía hidrocarburífera.

En ese sentido, quiero en este corto tiempo recordar algunas cuestiones que tienen que ver con nuestra historia dentro del justicialismo, recordando, por supuesto, al gran constitucionalista nacional Arturo Sampay, quien como miembro informante de la reforma constitucional de 1949 expresó que la aparente función neutral que el liberalismo le atribuye al Estado es, en realidad, una intervención estatal en perjuicio de aquellos que son más débiles.

Ese concepto tiene su origen en el pensamiento del general Perón, quien con vigor también expresaba que el Estado no puede ser un testigo silencioso e inoperante ante la angustia que conmueve primero al hombre, luego a su hogar y que, finalment, destruye la comunidad. Debe intervenir entonces rápida, eficaz y enérgicamente si quiere ser decisivo en la defensa de estas situaciones.

Esta visión del Estado se plasmó en la gestión de aquellos gobiernos históricos donde se promovió desde la justicia social a la producción de bienes y servicios como un modo de satisfacer la necesidad de nuestro pueblo.

En el Estado peronista no sólo se reconoció a los ciudadanos su derecho a la seguridad social, las jubilaciones, las pensiones, las asignaciones familiares, las vacaciones pagas, sino que también se pensó en la prestación de los servicios estatales en el campo de la salud, de la educación, de la vivienda y de la cultura.

A esto se sumó la intervención en el campo de la inversión y de la producción, del consumo, del comercio, convirtiéndose el Estado en un verdadero promotor del crecimiento y del bienestar general.

Concepción política y gestión también tuvieron su correlato en la Constitución de 1949 cuando, en el punto que hoy nos interesa, se expresaba que los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas y las demás fuentes naturales de energía son propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación, como bien repitieron algunos señores diputados que han opinado en este recinto.

Si hoy estamos discutiendo nuevamente esto es porque perdimos el rumbo y en algunos aspectos, en vez de avanzar hemos retrocedido. En 1976 comenzó el peor momento histórico nos tocó vivir. La concepción cultural del peronismo que había ganado la gran mayoría del pueblo argentino fue arrasada por el llamado “proceso de reorganización nacional”, dando inicio a la vigencia de un neoliberalismo inhumano y antipopular que fue socavando las instituciones del país a través de la práctica sistemática del terrorismo de Estado, que fue minando la confianza de la sociedad en su conjunto.

Las consecuencias económicas y sociales estuvieron a la vista y no hace falta que las repitamos. En definitiva, lo más importante a resaltar para los fines propuestos es que se echaron las bases de una sociedad, de un modelo que nos trajo terribles consecuencias, como fueron, por supuesto, la hiperinflación, la imposibilidad de hacer frente a la deuda externa e interna y, desde ya, la crisis terminal del año 2001.

Volviendo a YPF, en los años 1997 y 1999 con la adquisición de casi la totalidad del paquete accionario por parte de Repsol se inicia y se consolida lo que hoy todos conocemos como el vaciamiento de YPF.

Hemos llegado a la conclusión de que Repsol ha explotado y depredado las reservas y que su accionar nada ha tenido que ver con los intereses de la Nación. Por eso recuperar YPF no es sólo una medida de gobierno, es mucho más que eso: es avanzar y lograr definitivamente las bases para la soberanía hidrocarburíferas.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ªde la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Fortuna.- En estos tiempos el Estado debe asumir la función de un coordinador estratégico de las relaciones entre los actores del sector público y privado, y en el campo de la energía el Estado tiene la obligación de garantizar su desarrollo, porque sin ella no habrá solución para las demandas y necesidades permanentes de nuestro pueblo.

Por eso apoyamos este proyecto y celebramos que YPF vuelva a manos nacionales. Sabemos que el desafío es grande, que quedan cosas pendientes, pero la decisión es absolutamente correcta. Creemos también que es absolutamente oportuna.

Por eso estamos acompañando el proyecto en general y en particular (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Catamarca.

Sra. Veaute.- Señora presidenta: indudablemente estamos hoy en este honorable recinto tratando un tema de gran trascendencia para todo nuestro país. Se trata nada más y nada menos de un proyecto enviado por el Poder Ejecutivo que no hace más que posicionar y reafirmar la soberanía argentina sobre nuestros hidrocarburos en una férrea defensa del patrimonio nacional.

Si hablamos de soberanía nos encontramos con un concepto que se define en torno al poder, y se comprende con aquella facultad que posee cada Estado de ejercer el poder sobre su sistema de gobierno, su territorio y su población.

Entonces, la soberanía se puede comprender desde dos perspectivas: jurídica y política. Esa soberanía política es la que hace alusión al poder del Estado de imponer todo aquello que le parezca necesario, y es justamente esa soberanía -que se hace presente en este caso- la que se pretende restaurar con la sanción de este proyecto relativo a la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina.

En efecto, en el proyecto objeto de este debate se declara de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina, el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos como así también la explotación, la industrialización, el transporte y la comercialización de estos recursos. Para ello se echa mano a un mecanismo contemplado por nuestra legislación, la expropiación, declarando de utilidad pública y sujeto a esta previsión el 51 por ciento del patrimonio de YPF.

No se trata de una estatización sino que es lisa y llanamente la recuperación de nuestra soberanía sobre los recursos hidrocarburíferos.

El sustento normativo de esta medida encuentra su base en la propia Constitución Nacional y en la ley de expropiación. Esta recuperación que persigue esta iniciativa es absolutamente legítima, y también es urgente ya que es de una importancia vital para nuestra economía. Además, está en juego el interés de la Nación Argentina.

Sabemos que los hidrocarburos, especialmente el petróleo y el gas, son recursos fundamentales para el desarrollo así como lo son también los minerales para mi provincia. Estos se encuentran en el subsuelo y constituyen un fuerte motor que impulsa la economía y la producción minera.

Los recursos estratégicos que genera nuestro suelo constituyen una puerta abierta al progreso de los pueblos. Entonces, debemos tratar de asegurar la disponibilidad de todos ellos, tender a priorizar el desarrollo económico con equidad social y coadyuvar al crecimiento sustentable tanto de las provincias como de las regiones.

Esta iniciativa plantea objetivos más que loables, y es apoyada desde el bloque que represento. Se fomenta la incorporación de nuevas tecnologías a nuestro país, que sin duda van a contribuir al mejoramiento de todas las actividades involucradas. Con este proyecto se persigue la promoción de la industrialización y la comercialización de los recursos.

En este sentido, se han levantado innumerables voces en nuestro país y en el mundo, pero esta medida viene siendo apoyada por numerosos estados que han manifestado de manera expresa el respaldo y la solidaridad con el gobierno de nuestro país.

Y es así que todos los países desarrollados del mundo manejan sus propios recursos, su propio combustible y Argentina es el único país de América latina que no lo hace.

Pero más allá de esto, los argentinos hemos venido padeciendo una suerte de saqueo por parte de Repsol, al punto que se llegó a tener que importar gas, petróleo y nafta refinada, tornándose esto en un tamaño despropósito, teniendo nosotros toda la materia prima en nuestro suelo.

Estamos entonces ante una absoluta desproporción en cuanto a las utilidades que se generaron durante años para la empresa Repsol comparada con la nula inversión en nuestro país, que llevó consecuentemente a una fuerte caída en la producción. Y mantener esta situación no es más que demostrar una gran insensibilidad ante una temática que atañe directamente a nuestro ser nacional.

Es por ello que apoyamos las políticas que propenden a expandir y garantizar la producción de hidrocarburos, pero por sobre todo la defensa de lo nuestro, del ser argentino, que se traduce en la recuperación de nuestros recursos hidrocarburíferos y de nuestra soberanía energética.

Por ello, desde este bloque del Frente Cívico y Social de Catamarca, se apoyará el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo nacional. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Rodríguez.- Señora presidenta: con sinceridad creo que esta es una de las oportunidades en las cuales no hay posibilidad de ser neutral. Efectivamente, tomamos una posición a favor de la aprobación del proyecto, o en caso contrario estaremos apoyando el statu quo que justamente tanto fue criticado en este recinto. Por lo tanto, votaré por la afirmativa en general, pero mi apoyo no será acrítico.

Considero que el proyecto tiene importantes falencias que merecen ser advertidas, y lo deseable hubiera sido que pudieran ser salvadas en el debate en comisión. Una que ya se ha resaltado –sólo me referiré a tres cuestiones- es el tema del control público.

El gobierno dice que quiere que YPF sea realmente una institución para el pueblo, pero la sustrae de los controles democráticos y republicanos, de la rendición de actos de gobierno al pueblo.

¿Por qué sería bueno que la gestión de YPF sea opaca cuando justamente es lo que criticamos respecto del vaciamiento? ¿Por qué deberíamos mantener tal como está la situación de falta de control? En ese sentido puede ser sumamente sospechada la norma que extrae a YPF, una sociedad anónima, del control público, que en realidad tiene la misma pluma que los decretos menemistas que primero la convertían en una sociedad anónima estatal y luego directamente en una sociedad anónima privada. Si leemos la ley de privatización se ve la misma pluma que en el actual artículo 15.

El control público es un tema que apoyamos totalmente y tiene fundamentos en nuestra jurisprudencia. Solo voy a citar dos fallos de los más conocidos -podría nombrar muchos más, pero no tengo tiempo-: “La Buenos Aires” y “Schirato”.

Me referiré ahora a algunos aspectos relacionados con el régimen de cesión de acciones, porque considero que hay cuestiones que deberían ser reguladas por este Congreso y no dejadas a la reglamentación. Además, la forma en que está presentado este proyecto es sumamente confusa. A veces critico diciendo que hay cosas confusas por ignorancia, pero no es este caso. Creo que la formulación de la iniciativa es confusa, porque se persigue ese fin para que haya una mayor discrecionalidad en el manejo del Poder Ejecutivo posteriormente.

Esto fue escrito adrede. Dado que advertimos la misma pluma que se usó en la privatización –justamente no puedo decir que no conoce el derecho-, la norma debiera señalar si la cesión de acciones es a título oneroso o gratuito. A nadie puede escapar que este aspecto debe estar contemplado en un proyecto de ley.

De la misma manera, no está claro si lo que se cede es la titularidad o los derechos que se desprenden de ella; es decir, la nueva propiedad o el usufructo. Este no es un detalle menor. Estamos hablando de la empresa más grande de la Argentina, y no lo digo yo, lo dice el oficialismo. Entonces, ¿vamos a dejar estos aspectos sin especificar?

En relación con el alcance de la expropiación, ¿por qué solo Repsol o solo el 51 por ciento? En realidad, el señor diputado Heller dijo que si expropiáramos sus acciones quizá estaríamos haciendo un favor al grupo Petersen. El problema es que tampoco se ha planteado que el objetivo fuera hacer una empresa estatal. Se habla de una sociedad anónima, pero una sociedad de ese tipo, por definición, tiene en su cabeza los fines de lucro.

Nadie dice que debemos estar expropiando en el momento en que no nos conviene o que la manera sea expropiar a Petersen, el tema es por qué no pensar en una empresa estatal que vaya por el ciento por ciento. Esto no está planteado así.

Según el artículo 24 del Estatuto de YPF se requiere del 75 por ciento de las acciones para tomar determinadas decisiones, por ejemplo, ver si cotiza o no en la bolsa de New York.

Lo más importante y fundamental es que la ley 19.550 y la interpretación por parte de los tribunales no dejan lugar a dudas de que los accionistas tienen derecho a la percepción de dividendos. Entonces, si hay otros accionistas, podrán exigir su percepción.

En este punto voy a citar palabras textuales de la presidenta de la Nación pronunciadas hace exactamente un año, quien decía: “Éstas son las reglas de juego. Nosotros queremos que las empresas ganen mucho dinero, pero después que distribuyan las utilidades que les corresponde a los 40 millones de argentinos”. Se refería a la participación estatal en Siderar. En ese momento el Poder Ejecutivo reclamó dos cosas: dividendos, pero en realidad era la caja y la designación de Axel Kicillof como director de la empresa en reemplazo de Aldo Ferrer. Si estamos hablando del ciento por ciento del Estado, debe reinvertirse. Esto es lo que se necesita; para llevar a una empresa hidrocarburífera estatal al máximo de su capacidad necesitamos reinversión. No necesitamos sacar dividendos para que hagan caja para el Estado, aunque sea utilizada para una buena causa. Y en este caso hace un año, en vez de buscar reinversión, el gobierno buscaba dividendos y también se trataba de una rama estratégica de la industria…

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia solicita a la señora diputada que vaya redondeando su exposición porque ha concluido su tiempo.

Sra. Rodríguez.- Ya termino, señora presidenta.

Ahora, para YPF se continúa con esta estructura privatista y un modelo pensado de redistribución de ganancias. Si la intención no fuera esa, ¿qué van a hacer cuando los accionistas privados pidan dividendos? La Justicia en esto también tiene antecedentes.

Por eso, señora presidenta, cierro mi discurso diciendo que no podemos soslayar que en la medida en que no salgamos completamente del patrón de empresa privada no podremos enfrentar en el corto plazo la apremiante situación resultante de años de abandono, saqueo y desinversión. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

- Aplausos en las galerías.

Sra. Bullrich.- Señora presidenta: quiero explicar por qué Unión por Todos va a votar negativamente este proyecto. Primero, porque el gobierno desalentó la producción hidrocarburífera en una clara contradicción entre la declamación y las políticas concretas; podríamos decir, entre el relato y la realidad.

La intervención arbitraria que hicieron en los mercados limitando la producción para vivir con lo nuestro generó una gran paradoja: se manipularon los precios internos, los subsidios -recién un diputado por Neuquén se preguntaba cuánto van a pagar ahora el gas-, y la realidad es que nos vienen dejando sin lo nuestro.

Sólo se ha logrado destruir los activos, que en energía son las reservas comprobadas. El modelo ha logrado estancar la producción de gas -la mantuvo en el mismo nivel en nueve años de gestión- y ha disminuido drásticamente la producción de petróleo: de 44 mil millones de metros cúbicos en 2003 se redujo a 33.200 metros cúbicos el año pasado. Es decir que hubo una merma del 24,5 por ciento en la producción.

El modelo que tanto alaba el oficialismo llevó a que la Argentina haya perdido reservas de petróleo y de gas, haya dejado de estar entre los primeros diez países exportadores de carne -teniendo hoy la misma cantidad de carne que en 1960- y haya perdido el 35 por ciento de la superficie sembrada de trigo. Menciono esto sólo para dar tres ejemplos de producciones emblemáticas.

Vamos a votar negativamente este proyecto porque en nueve años pasamos de ser un país exportador, con un gasoducto a Chile, a ser un país importador, desde Bolivia y otros países.

El efecto manipulación nos ha hecho perder 100 mil millones de dólares de reservas energéticas.

Vamos a votar negativamente este proyecto porque no quisieron escuchar a expertos, a secretarios de energía y a diputados que advertíamos qué iba a pasar con esta política.

Vamos a votar en forma negativa para no ser cómplices, porque ningún documento público, ninguna sanción, ninguna memoria de gestión, ninguna amonestación ni ningún acta de directorio advierte sobre lo que estaba sucediendo. Por el contrario, la conducta fue la aceptación tácita, el silencio, la firma de los balances, es decir, la complicidad. Repsol actuó bajo la atenta mirada del gobierno, que como un socio obediente firmó todos y cada uno de los balances de la empresa.

Vamos a votar negativamente un capitalismo de rapiña, porque el gobierno promovió el gobierno promovió el desembarco de empresarios sui generis, que tuvieron una peculiar operación de compraventa que les permitió distribuir el 90 por ciento de las utilidades. A esta expoliación se la llamó argentinización. Esta argentinización que ideó el ex presidente vació de activos a la empresa; le extrajeron la caja para vender el 25 por ciento con el mismo producido. Un Guiness de los negocios. Con el mismo cash flow de la compañía se pagó la compra; una cláusula que podríamos denominar asalto a mano armada.

- Aplausos en las galerías.

Sra. Bullrich.- Por otra parte, en estos años el precio de la nafta aumentó un ciento por ciento. Es decir que a Eskenazi le pagamos todos los argentinos cuando llenamos el tanque del auto con nafta, el del camión con gasoil y el del taxi con gas. Además, importamos 23.452 millones de dólares en concepto de combustibles. Podríamos haber comprado una YPF y media si tenemos en cuenta el valor al que se la vendieron a Eskenazi.

Asimismo, el 6 de febrero de 2008 propusimos la creación de una comisión investigadora para analizar si hubo violaciones u omisiones por parte de un actual dirigente en cuanto a los mecanismos de control de reservas de hidrocarburos y respecto del proceso de la venta de una parte de YPF. Pero no fue apoyada.

Señora presidenta: decimos que no a este proyecto porque la expropiación es un instrumental más, otro hito en el intento kirchnerista de concentración de poder y acumulación de caja.

Queremos vivir en un Estado de derecho; y en un Estado de derecho democrático no se confiscan empresas a las que un mes antes se les firmó un balance.

- Aplausos en las galerías.

Sra. Bullrich.- Un Estado de derecho democrático utiliza la última ratio de su poder cuando no le quedan más recursos legales.

¿Qué hizo el gobierno con esta excepcional herramienta? ¿Qué hizo con la ley de hidrocarburos, la norma que regula la actividad y da la potestad para quitar las concesiones y terminar con los contratos? No hizo nada. No hubo ningún poder de policía ni estatal ni provincial -hace nada más que un mes- para hacer valer el derecho soberano sobre los recursos. La ausencia de control no fue un descuido sino una política.

Por estas razones, quiero alertar sobre el momento que estamos viviendo: petróleo, medios de comunicación y una Justicia cómplice. Tres herramientas que vienen a acrecentar un modelo de poder. ¿Serán éstos los recursos que se utilicen para la reforma constitucional?

- Aplausos en las galerías.

Sra. Bullrich.- Queremos pensar en el futuro: una empresa con participación estatal, fuerte, potente, con capacidad de tejer alianzas, con poder de exploración y de atraer inversores, pero no de esta manera, no por este camino porque no nos conduce al autoabastecimiento.

Sabemos que somos pocos, estamos casi solos. Pero, como decía Mahatma Gandhi, un error no se convierte en verdad por el hecho de que mucha gente crea en él. No importa que seamos pocos; lo importante es no ser cómplices de un poder que no quiere aceptar límites.

- Aplausos en las galerías.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.

Sra. Fadul.- Señora presidenta: YPF es sensible y emblemática para todos los argentinos. Y hablando de sentimientos y emblemas, permítaseme expresar, desde lo particular, que en mi niñez el surtidor más austral del país, perteneciente a la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales, funcionó en la vereda de mi casa.

Asimismo, quiero recordar a un gran patriota, un ex diputado nacional ya fallecido. Me refiero a Ernesto Manuel Campos, quien también supo conducir los destinos de Tierra del Fuego, hoy, mi provincia -digo esto porque él fue gobernador del entonces territorio nacional-, y también integró la conducción de YPF. Durante su gestión se instalaron las plantas de almacenaje más australes del país: Cruz del Sur, en Río Grande; Orión, en Ushuaia, y Antares, en Puerto Argentino, Malvinas. Sí, señora presidenta, en nuestras islas Malvinas.

Hoy, sin duda, abordamos un tema trascendente para el Estado argentino. Dada mi formación siempre creí que el manejo de los recursos naturales debía estar en poder del Estado. En ese sentido actué cuando fui legisladora peronista de mi provincia, ocasión en que instruíamos a nuestros senadores nacionales; en ese entonces la Legislatura instruía a los senadores por la provincia y estos debían cumplir nuestra decisión, pues tenía carácter vinculante.

Luego, más acá en el tiempo, y desde el llano, tuve la oportunidad de llevar adelante en Tierra del Fuego una iniciativa popular a los fines de derogar la creación, por ley, de RENASA, empresa que pretendía manejar los recursos naturales de la provincia. La tarea participativa de un pueblo comprometido permitió que la ley fuera derogada.

No tuvimos tanta suerte luego, pero sí mucho acompañamiento. Los vecinos de Tierra del Fuego, con miles y miles de firmas, a través de una iniciativa popular, hicieron posible la presentación de una petición a la gobernadora de nuestra provincia para que no vendiera el gas fueguino –oiga bien, señora presidenta- a un precio de 1,80 dólares por millón de BTU, siendo que en 2009 ya se importaba de la hermana República de Bolivia por un valor de 7 dólares por millón de BTU.

Creo que no es necesario aclarar que la República Argentina hoy ha tenido que importar gas natural a 17 dólares el millón de BTU. Dije que en aquella ocasión no tuvimos suerte, porque la gobernadora siguió adelante con este convenio que permitía vender gas a esa empresa de capitales chinos durante veinticinco años.

Éstas son las cosas que no nos gustan a quienes formamos parte del Partido Federal Fueguino, y tampoco gustan a representantes de otros partidos que siempre han acompañado estas posturas.

En relación con el tema que nos ocupa, siento que ha habido un tratamiento exprés en la Cámara de Diputados. Ya lo ha dicho la señora diputada Camaño. No se nos ha permitido que al plenario de las comisiones concurrieran funcionarios nacionales para formular explicaciones así como lo hicieron respecto de los senadores. ¿Por qué no pueden brindar explicaciones a los diputados nacionales? ¿Acaso nosotros no tenemos el mismo derecho a que nuestras preguntas sean respondidas? El oficialismo impidió que eso sucediera.

En razón de ello, personalmente no he podido explicarme por qué se aprobaron los balances o como se pudieron retirar las utilidades si las inversiones no se habían hecho. También quería saber por qué se intenta expropiar el 51 por ciento de una firma y ningún porcentual de otra, o por qué no el 100 por ciento. ¿Es que algunas cumplieron y otras no? Todas estas preguntas no han tenido respuesta, no las hemos podido obtener.

Creo en un Estado soberano, un Estado actor y protagonista. También creo que debe tener las máximas herramientas para que el interés de la República Argentina sea el interés de la empresa hidrocarburífera nacional. Por eso creo en una YPF ciento por ciento de capital público argentino. Lo he creído siempre, y siempre he votado y actuado en consecuencia.

Hoy la cuestión no es sólo YPF -como ya han dicho muchos diputados y no quiero ser redundante- sino la fragilidad –por no llamarlo fracaso- de la política energética de los últimos años. Por eso, el tema debió haberse tratado integralmente.

Quiero dejar en claro que no se entra en una crisis energética de un día para otro, como algunos quieren hacer creer, y tampoco se sale de ella tan fácilmente.

Por eso quería preguntar cuál era el plan que tienen, cómo se capitalizará la empresa, pero no tuvimos oportunidad de plantear estas preguntas.

Hoy, 2 de mayo, para los argentinos y en particular para los fueguinos es un día muy especial, porque hace 30 años hundían en nuestras aguas australes al crucero General Belgrano, y se cobraban muchísimas vidas.

Con esto quiero decir que me hubiese gustado que el título del proyecto que dice “De la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina”, explicitara el desarrollo de las zonas de las Islas Malvinas, Sandwichs del Sur, Georgias del Sur y espacios marítimos circundantes.

Todos sabemos que es una zona de un gran potencial hidrocarburífero y también sabemos que hoy está siendo explorada por una potencia colonialista.

Por ello, el oficialismo puede narrar el relato que quiera o tomar la parte de la historia que le convenga, pero cuando hablamos de recursos naturales no alcanza con el tibio argumento del cambio de escenario para justificar posturas encontradas y años de inacción. Creo que uno puede cambiar de opinión cuantas veces quiera, pero mutar o mudar de convicción en un tema tan medular como éste, para mí, aunque algunos piensen lo contrario, es inaceptable. Por eso no voy a acompañar el proyecto oficialista.

Creo y confío en una YPF ciento por ciento de capital público argentino, donde se defiendan además a sus trabajadores. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Favario.- Señora presidenta: quiero hacer una aclaración previa. No soy vocero de ninguna corporación, no soy destituyente ni cipayo y no creo atentar contra la soberanía de la Nación.

Durante la campaña electoral en la que resulté electo recorrí mi provincia de Santa Fe pidiendo el voto ciudadano para ser opositor, y en cumplimiento de ese mandato popular vengo a fundamentar, en representación del Partido Demócrata Progresista, el voto negativo al proyectodel Poder Ejecutivo. Lo hago en el entendimiento que ser opositor significa no compartir las políticas del gobierno y que al momento de votar debo pronunciarme a favor o en contra, pero no abstenerme.

Trataré de no ser reiterativo y no repetir algunas críticas -que hago mías- de diputados que no obstante sus cuestionamientos severos van a terminar votando a favor. Para mí las críticas valen, y por eso las asumo. En este sentido, debo decir que en mi opinión el fin no justifica los medios, máxime cuando para llegar al fin hay que dejar de lado la Constitución y las leyes.

Por ese motivo, no compartimos que el gobierno se apodere de una empresa sin la sanción de una ley que declare la utilidad pública y sin el pago previo de la indemnización que determina el artículo 17 de la Constitución Nacional.

Que no se siga diciendo que eso no es posible porque resultaría engorroso. Digo esto porque se podría obtener una tasación provisoria del Tribunal de Tasaciones de la Nación, y cumplir así con lo que fija la ley y la Constitución. Luego de eso podríamos discutir cuál es el precio definitivo y no anunciar de antemano que la cuestión la vamos a “bicicletear” tanto que van a pasar varios años hasta que tengamos que pagar. Quiere decir que nos vamos a apoderar de una empresa sin querer pagar.

Al respecto, cabe recordar que el Acuerdo de Inversiones suscripto entre nuestro país y España señala en el artículo 3° que cada parte protegerá en su territorio las inversiones efectuadas, conforme a su legislación, o inversores de la otra parte y no obstaculizará, mediante medidas injustificadas o discriminatorias, la gestión, el mantenimiento, la utilización, el disfrute, la extensión, la venta ni, en su caso, la liquidación de tales inversiones.

¿Cómo se puede justificar que acá no hay discriminación? Planteo este interrogante teniendo en cuenta que se está expropiando única y exclusivamente las acciones de la empresa española, dejando de lado los que parecen haber sido –al menos en determinado momento- los capitales privilegiados amigos del gobierno.

A nuestro entender eso hace a la seguridad jurídica dentro del mundo civilizado. Este es el concepto que debemos tener en cuenta. Lo que ocurre es que para el viceministro de Economía esas “son dos palabras horribles”. ¡Aquí radica la diferencia política, cultural y filosófica que tenemos con el gobierno!

Si hay tantas coincidencias para recuperar YPF, habría que haber aprovechado la oportunidad para diseñar una verdadera política de Estado en materia energética que nos permitiera recuperar el autoabastecimiento y una YPF alservicio del interés nacional y no constituir un coto de caza al servicio de un sector político partidista. ¡Vaya si hay diferencias entre lo que es la política de Estado y una política de gobierno! ¡Vaya si hay diferencia entre lo que será –o lo que podría ser- una YPF del Estado, como consecuencia de la aplicación de una política de Estado acorde entre todos los sectores políticos y lo que será una YPF del gobierno!

Aspirábamos a tener una política de Estado gerenciada por profesionales, con experiencia y con idoneidad. Deseábamos que constituyera una garantía en el manejo de la empresa. ¿O acaso constituye una garantía que la empresa sea manejada por De Vido...

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señor diputado: por favor, vaya cerrando su exposición porque ha concluido su tiempo.

Sr. Favario.- Señora presidenta: solicito que se me dé el mismo tiempo que se ha otorgado a otros oradores.

Decía si constituye una garantía para la empresa el hecho de que sea administrada por De Vido, Cameron, Baratta, Espinoza, o sea, los mismos causantes de la crisis energética que estamos viviendo. ¿O será que ahora confiamos en el recuperado Roberto Dromi? El ideólogo de las privatizaciones...

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señor diputado: ya se ha excedido en un minuto.

Sr. Favario.- Ya termino.

¡Concédame la misma tolerancia que tuvo para con los demás...!

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, señor diputado, no me falte el respeto, porque yo no lo he hecho con usted.

Sr. Favario.- ¡No le estoy faltando el respeto, señora presidenta!

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Me está contestando mal.

Sr. Favario.- Le pido la misma tolerancia que se tuvo con otros oradores porque me he dado cuenta de que hablar a favor significa tener más tiempo, y hablar en contra, menos tiempo.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- No es así, señor diputado.

Todos han respetado el tiempo que se les ha asignado.

Sr. Favario.- Algunos se han excedido hasta cinco minutos.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Favario.- Decía si vamos a confiar en Roberto Dromi, el ideólogo recuperado de las privatizaciones de antaño, que ahora parece utilizar el argumento al revés. Lo único que falta es que venga a prometer a los jubilados que con las utilidades de YPF se les va a pagar el 82 por ciento móvil, argumento que utilizó para la privatización de la empresa.

Pido autorización para insertar el resto de mi exposición. Ya que no puedo hablar del federalismo...

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Favario.- Por el bien de la Argentina espero que se cumplan las esperanzas de las que habló el señor diputado Pino Solanas. Como yo no creo en este gobierno y no tengo esperanzas, votaré negativamente.

Sr. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Olmedo.- Señora presidenta: no tengo duda alguna de que el Estado debe estar presente, fundamentalmente en la parte energética. Debe existir una política de Estado no sólo con el combustible. Por eso quisiera saber hacia dónde apuntamos como país en todo lo que tiene que ver con la energía.

Hoy día se habla de que el petróleo se va a acabar y por eso se producen las guerras. Por eso me encantaría tener una política de Estado que apunte a que los recursos que gracias a Dios tenemos por nuestra geografía sean preservados y cómo se reemplazarán cuando se agoten.

El Estado debe estar presente, porque si la política energética es la llave de la casa, no le podemos entregar dicha llave a un tercero. La llave de la casa la tenemos que llevar los argentinos. No tengan ninguna duda.A partir de ahí está la sociedad, la gente que tanto escucha por estos días hablar de la privatización de YPF y de lo que se está haciendo. Ayer mismo me encontraba en mi Salta natal, mi querida Salta y una vez más no había combustible. Aclaro que venía de otra provincia y tampoco había combustible.

La gente quiere que resolvamos ese problema, quiere llegar al surtidor y ya no está pidiendo si vale más o menos la nafta sino que reclama que haya nafta.

Existe un tema que para mí es una cuestión política de Estado. Curiosamente en nuestro país quien compra al por mayor, sean las industrias o la producción, adquiere el producto un 30 por ciento más caro que en el surtidor.

Me parece que con esta intervención del Estado, seguramente el Estado tendrá que intervenir. No puede ser que se castigue a la producción o a quien está generando las riquezas de nuestro país, no sólo en el campo sino también en la industria.

Espero que luego de este apoyo, que por lo que veo va a ser contundente, porque el país así lo dice y lo siente, también veamos las pequeñas cosas que nos están pasando para que el país siga adelante.

He escuchado a varios señores diputados nombrar al señor Mosconi, el pionero de nuestro petróleo. Quien conoce Salta y conoce Mosconi, debe saber que curiosamente el norte de nuestra provincia –de donde sale el gas y el petróleo- no tiene gas en las casas o lo tienen muy pocos, y resulta que nosotros le damos el gas a gran parte de la República Argentina. Además también falta gas en otras provincias.

Me parece entonces que este es un día histórico, que el país es federal y no tengo dudas de que desde el gobierno y desde el Congreso vamos a impulsar la posibilidad de que haya energía en cada rincón del país, para que no nos pase lo que ocurre en Salta, justamente donde se produce el gas y donde la gente de menores recursos tiene que ir a buscar la garrafa a Bolivia porque cuesta menos.

No quiero que pase eso, y lo digo con todo respeto a los hermanos bolivianos. Quiero que tengamos gas en las casas, que el país avance y se ponga de pie en su conjunto. No quiero que tengan el gas algunos y otros no, tampoco quiero que algunos tengan combustible y otros no, y menos quiero que tengamos el precio diferenciado.

Quien produce y quien está en la industria, quien coadyuva para que el país se ponga de pie, merece nuestra respuesta. Cuenten con mi apoyo, cuenten con mi voto en positivo. Al país hay que verlo en positivo y no en negativo. Al país no hay que trabarlo.

También escuché que muchos hablaron de quienes van a conducir YPF ahora. No hay que hacer futurología. A mi entender hay que darles la oportunidad, son argentinos a los que hoy les toca estar en el gobierno y mañana quizás le tocará a otros o no.

A partir de hoy, con el Congreso sesionando y con el proyecto sancionado por el Senado me parece lógico darle una oportunidad a nuestra Argentina para que vuelva la cultura del trabajo, darle la oportunidad de que nos pongamos de pie, que amemos y respetemos a nuestra patria (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Salta.

Sra. Fiore Viñuales.- Señora presidenta: estoy escuchando con muchísima atención, esta sesión verdaderamente histórica para todos los argentinos.

Una de las cosas que quizás como diputada nacional me duele es escuchar algunas intervenciones que a veces hasta con alegría dan cuenta de encuestas y de estudios realizados por organismos internacionales que mostrarían que aparentemente a los argentinos nos está yendo muy mal. Citaban las encuestas, no decían las fuentes pero sí decían cómo la gente había dejado de confiar en el sistema económico, en el proyecto nacional, que consideraban que cada vez la cosa estaba peor. Sin embargo,teniendo en cuenta que toda moneda tiene dos caras, quiero citar otras fuentes que me parecen importantes. En este sentido, para evitar eso de que “no vamos a votar el proyecto porque no creemos en él”, la presidenta de la Nación en su discurso inaugural citaba nada más y nada menos que al Fondo Monetario Internacional que ubicaba a la Argentina, después de la India y China, en el tercer lugar en cuanto al crecimiento económico registrado en el último semestre de 2011.

Además, estamos entre los primeros exportadores de servicios informáticos, y de acuerdo con la Organización Mundial de Comercio ocupamos el séptimo lugar.

Me quiero referir al tema de los jubilados, donde no es necesario citar ninguna fuente porque cualquiera que haga los cálculos sabe que antes de 2003 un jubilado ganaba 150 pesos, y hoy percibe 1.687 pesos. Eso también es parte de lo que a veces no se dice pero es importante tener en cuenta.

Pero no vamos a las fuentes que citamos los políticos sino a las que directamente cita el pueblo. Veamos una encuesta maravillosa que se hizo en octubre del año pasado de la que participaron 39 millones de argentinos. Se preguntaba a los argentinos cuál era el proyecto de país que anhelaban para ellos, para sus hijos y para el futuro. Esa encuesta dio cuenta de que el proyecto nacional y popular que lleva a cabo este gobierno fue respaldado por el 54 por ciento de las adhesiones. (Aplausos.)

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sra. Fiore Viñuales.- Las propuestas que hicieron aquellos que visualizan un futuro bastante negro y espantoso o que siempre están buscando culpables –cuando uno cierra los ojos se pregunta si estas personas serán candidatas a diputados nacionales o a fiscales de Estado, porque constantemente están haciendo denuncias- a la hora de la verdad, en octubre del año pasado, recibieron entre el 1,84 y 16 por ciento de los votos.

Ustedes se preguntarán qué tiene que ver esto con el proyecto que estamos tratando. Todo tiene que ver, señor presidente, porque este es un proyecto de ley fundamental que engarza dentro de un modelo de país que es distinto del que se pregonaba en los años 90. Hoy el hincapié fundamental no lo ponen los mercados sino la gente. La política ha suplantado a la economía al momento de tomar decisiones porque lo que más nos importa no es la ganancia de los mercados sino la sonrisa del pueblo argentino.

En función de eso, se propugna una política donde el Estado tiene una mayor participación, y en virtud de ella existe un instrumento fundamental en donde la participación del Estado tiene que ser primordial y prioritaria: el manejo de los recursos no renovables. Estoy hablando de un recurso verdaderamente estratégico como son los hidrocarburos.

Es cierto que quedan errores por corregir pero, como joven, estoy cansada de quienes miran al pasado rasgándose las vestiduras para ver a quién se le puede echar la culpa, como si eso solucionara los problemas futuros. (Aplausos.)

Yo prefiero dotar a nuestro gobierno del instrumento que verdaderamente necesita. Si existieron errores, estoy segura de que vamos a ir corrigiéndolos en el camino. Si hay responsables o culpables, los fiscales serán quienes se encarguen de juzgarlos.Por eso adhiero a este proyecto, porque se ocupa de un tema importante.

Quiero aclarar una cuestión, porque en función de la forma jurídica que se había buscado lo que hoy reivindica el Estado argentino mañana puede aparecer en manos de chinos, noruegos o cualquier otro capital.

En este sentido, hay una participación muy importante del Congreso de la Nación. La última parte del artículo 10 establece que queda prohibida la transferencia de las acciones sin la autorización del Congreso de la Nación, y se establece la mayoría agravada de las dos terceras partes. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Forconi.- Señor presidente: podemos rastrear los inicios de la exploración del petróleo en nuestro país a principios del siglo pasado con el descubrimiento de los primeros yacimientos en Comodoro Rivadavia y la posterior creación de la Dirección General de Explotación del Petróleo, cuya función principal consistía en regular la actividad de las compañías extranjeras que comenzaban a establecerse en el país con fines de explotación.

Desde un comienzo se definió como política de Estado la intervención estatal en materia de hidrocarburos, realizándose durante la primera presidencia de Yrigoyen obras tendientes a la explotación petrolera que culminaron con la creación de YPF en junio de 1922.

Desde su creación YPF tuvo como objetivo principal asegurar el abastecimiento en materia petrolera. En sus primeros años a cargo del general Mosconi YPF logró triplicar la producción de petróleo, incluyéndose también obras tendientes al refinamiento, como la creación de la destilería de La Plata en 1925.

Lamentablemente, la rueda que exitosamente se había puesto a girar con la creación de YPF fue interrumpida por el golpe de Estado del general Uriburu. Así, durante el período que todos conocemos como La Década Infame podemos observar el debilitamiento de YPF frente a compañías del sector privado, cuya producción tendía a duplicarse mientras que YPF mostraba tasas de aumento de producción cercanas solamente al 10 por ciento.

Posteriormente, con el advenimiento del peronismo, habiendo heredado una petrolera debilitada, el general Perón entendió la importancia de la explotación de un recurso estratégico y potencialmente disponible en el territorio y en el Mar Argentino. Sin embargo, surgieron cuestiones respecto de la capacidad organizativa, técnica y financiera de YPF para un esfuerzo de esa naturaleza dados los deficientes y malos manejos de la compañía en la etapa anterior.

Perón buscó inversiones para llevar adelante la recuperación YPF del terreno perdido, en la búsqueda de mayor capacidad de exploración y extracción, pasos ineludibles para llegar al autoabastecimiento.

Con una visión pragmática respecto del petróleo el general Perón entendía la necesidad de contar con la colaboración y la participación de capitales extranjeros que realizaran la inversión que YPF no podía afrontar en aquellos años con el objetivo de incrementar la producción de hidrocarburos a fin de mantener el abastecimiento interno e incluso comenzar la exportación de petróleo y sus derivados.

Un argumento similar utilizaría luego Frondizi para explicar los llamados “contratos petroleros”. Al asumir el gobierno en 1958 Frondizi se encontró con una YPF en similares condiciones a las que había encontrado Perón, es decir, incapaz de generar autoabastecimiento. Había un problema de producción/consumo pues se producía aproximadamente un tercio de lo que el país consumía, teniendo que importar el petróleo restante.

Para contrarrestar esta situación el gobierno de Frondizi estableció una política petrolera que se reflejó en el dictado de la ley 14.773, que plasmaba legislativamente los objetivos estableciendo a los yacimientos de hidrocarburos como bienes inalienables e imprescriptibles del Estado nacional, estableciendo el monopolio estatal de su explotación y prohibiendo el otorgamiento de concesiones.

No había concesiones propiamente dichas, pero existieron luego los contratos petroleros sobre explotaciones específicas.

Esta forma de implementación de la política petrolera fue exitosa, llegando YPF por primera vez al autoabastecimiento con el producido y el trabajo de la compañía y las empresas privadas a través de los mencionados contratos.

Durante el gobierno de Onganía se modificó la ley 14.773, sancionándose la 17.319, que mantuvo el mismo principio de la propiedad del petróleo, el cual debía ser entregado a YPF, pero se eliminó el monopolio y se anuló el artículo 4º de dicha ley, que establecía que se prohibía entregar nuevas concesiones.

A partir del golpe de 1976, en el gobierno militar, YPF, principal empresa petrolera en el momento, aumentó su deuda en forma exponencial; de algo más de 300 millones de pesos llegó a casi 6 mil millones en solo siete años.

Con la recuperación de la democracia, el gobierno de Alfonsín, llevó adelante una política petrolera acertada que logró el autoabastecimiento.

Hasta aquí, a pesar de los diferentes procesos políticos, observamos un principio de propiedad estatal del petróleo, situación que se modifica a partir de los 90.

Los tres decretos ya conocidos del gobierno de Carlos Menem sobre libre disponibilidad de hidrocarburos, desregulación de precios y libre disponibilidad de divisas, desregularon el mercado petrolero argentino, disminuyendo el poder de control del Estado respecto de las empresas privadas.

Los anteriores contratos de servicio fueron transformados en concesiones con libre disponibilidad del petróleo extraído, y se licitaron áreas centrales y marginales de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Luego se transforma YPF sociedad del Estado en YPF sociedad anónima, y en el año 1992, con la ley 24.145, se transfirió el dominio público de los yacimientos de hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias, al tiempo que se privatizó YPF. Así Argentina perdió el poder de decisión sobre la política petrolera.

Sin inversiones para explorar nuevos yacimientos y una explotación agresiva de los ya existentes, encontramos la explicación de la disminución de reservas de hidrocarburos observada actualmente. Durante años la petrolera de bandera fue víctima del vaciamiento de sus pozos, de aprovechadores que en lugar de explorar nuevos yacimientos se dedicaron a usufructuar los ya existentes, a punto tal que es la primera vez, en muchos años, que la República Argentina tiene que importar gas y petróleo.

Por eso consideramos que YPF debe ser del Estado. Las razones y objetivos se expresan sobradamente en el artículo 3° del proyecto en consideración; por la utilización de los hidrocarburos y sus derivados como factor de desarrollo e incremento de la competitividad, y la incorporación de nuevas tecnologías en exploración, extracción y refinado.

Además, cualquier país que pretenda sentar las bases firmes para un desarrollo sustentable debe inexorablemente contar con el control de sus recursos energéticos.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. De Marchi.- Señora presidenta: si a esta película de la falsa reestatización de YPF tuviéramos que ponerle título, uno de ellos sería “Las siete mentiras de los Kirchner”. Humildemente pretendo marcarlas, intentando también humildemente desmitificar todo lo que la publicidad oficial divulga en estos días de manera mañosa utilizando la plata de todos.

La primera mentira es si YPF debe ser pública o privada. Este es el tramposo debate al que pretende llevarnos el gobierno. La discusión no es si la empresa debe ser pública o privada, porque hay ejemplos de gestiones exitosas tanto públicas como privadas en el sector energético en el mundo. La discusión verdadera es si los argentinos estamos dispuestos a dar el manejo de la principal empresa argentina a los mismos que provocaron el desastre que hoy se menciona permanentemente.

Parece que como con Ciccone no alcanza, pedimos a Boudou que maneje YPF; como con Skanska o con Antonini Wilson no alcanza, pedimos a De Vido que lo maneje; como con Aerolíneas Argentinas no alcanza, pedimos a La Cámpora que se haga cargo. Esta es la verdadera discusión que debe darse. Lo que realmente debemos analizar en este tiempo es si queremos o no que esta gente maneje nuestro petróleo.

La segunda mentira es la siguiente: se habla permanentemente de recuperar la soberanía. Como aquí se ha dicho, YPF significa sólo un poco más del 30 por ciento del mercado hidrocarburífero del país, y el Estado ha avanzado sobre la mitad de eso. O sea que todo este montaje publicitario de recuperación de la soberanía y de banderas agitadas con el viejo logo de la petrolera es hipócritamente falso. Que alguien explique cómo manejando sólo el 15 por ciento del petróleo y el gas se puede afirmar que esto significa recuperar la soberanía. Que alguien nos diga cuál fue el nivel de inversión de Petrobras en este último período, o de Pan American Energy, Cristóbal López o Lázaro Báez. Señor presidente: la soberanía la vamos a recuperar cuando este gobierno deje de mentir.

La tercera mentira que venimos escuchando es que esta confiscación supuestamente beneficia a las provincias. Esto es mentira, pues esta norma perjudica gravemente a las provincias, entre ellas a la de Mendoza, de la cual provengo. Las deja afuera de las decisiones del futuro directorio al sindicar las acciones -como se mencionó recién- y quedarse la Nación con la mayoría de las acciones dentro de esta sindicación, tornando indudablemente en ficticia la participación de la voluntad de las provincias. A su vez, perjudica claramente a todas las provincias productoras de petróleo –historia que ya conocemos-, porque como entendemos que el problema de fondo es de caja, dudamos de que paguen las regalías en tiempo y forma y de que hagan las inversiones necesarias en refinación. Si bien estas últimas son importantes, como los resultados los vamos a ver cuando este gobierno ya no esté, dudo de que se hagan esas inversiones. Asimismo, estoy completamente seguro de que las inversiones en exploración no se van a hacer nunca.

Este zarpazo, señor presidente, implica definitivamente la pérdida de la autonomía energética de las provincias y la cesión indirecta de sus hidrocarburos a manos de la Nación. De manera que no sólo no beneficia a las provincias sino que las perjudica claramente.

La cuarta mentira es que va a haber autoabastecimiento, al que permanentemente se hace mención. Es mentira que esta confiscación va a resolver el problema de fondo del país, que es tener más energía. Para que Argentina vuelva al autoabastecimiento hidrocarburífero necesita capitales de riesgo serios, mientras que los eventuales contratos a los que se vino haciendo referencia todo el tiempo en estos últimos días son contratos que van a venir a cambio de una tasa de retorno seguramente mayor. Por una ley económica natural, no hay ninguna posibilidad de que a mayor riesgo no haya mayor tasa de retorno. Esta es una realidad. Por lo tanto, la consecuencia inevitable de este mayor riesgo es un mayor consumo de reservas, y desde luego, una mayor dependencia de energía importada.

La quinta mentira que se dice es que falta energía porque la economía ha crecido. La verdad es que falta energía porque no hubo plan energético, porque hubo improvisación y porque faltó talento y coherencia. Ya que les gusta tanto citar el modelo brasilero, les cuento que Brasil tiene un mercado interno diez veces superior al nuestro; por ende, tiene un consumo diez veces superior al nuestro, con un desarrollo industrial que todos envidiamos y con una economía que no dejó de crecer en los últimos diez años. Sin embargo, hace aproximadamente tres años Brasil logró el autoabastecimiento. Pregunto: ¿eso fue producto de la improvisación, de la locura y del incumplimiento de los contratos? No, señor presidente. Lo logró luego de cuarenta años de coherencia en el sector. En este último período, mientras Brasil crecía y nosotros también lo hacíamos, ellos conseguían el autoabastecimiento y Argentina lo perdía.

La sexta mentira que nos dicen es que Kirchner siempre quiso estatizar. Esto es absolutamente falso, a menos a juzgar por la conducta asumida. A la familia Kirchner no le interesa YPF. La historia de la declinación de YPF en los últimos veinte años es la historia de lafamilia Kirchner en el poder: las idas y vueltas, privatizar, cobrar regalías, recomprar acciones con esas regalías a 19 dólares en el 93 y venderlas en el 98 a 44 dólares, porque apareció el negocio financiero, juntando esos famosos mil millones. Dicho sea de paso, todavía no sabemos dónde están esos fondos de Santa Cruz. Negocios cruzados y ocultos con Venezuela mediante la creación de ENARSA en 2006; sobreprecios; Antonini Wilson con la misma ENARSA; transferencia de un 25 por ciento a un grupo amigo entre 2007 y 2009; defensa incondicional de la YPF argentinizada por parte de la presidenta en cadena nacional el 7 de diciembre de 2010. De repente algo explotó en este último tiempo.

Sr. Presidente (Domínguez).- Vaya redondeando, señor diputado.

Sr. De Marchi.- Me voy a tomar mucho menos tiempo del que utilizó el diputado Solanas y termino, señor presidente.

Esta es la verdadera historia de los Kirchner, señor presidente, de profunda convicción; tan profunda como la actuación del directorio estatal en YPF durante los últimos diez años y tan profunda como las carteras Louis Vuitton de la señora presidenta. (Manifestaciones en las bancas y en las galerías.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Vaya redondeando, señor diputado.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Presidente (Domínguez).- Ruego a los señores diputados que guarden silencio.

Sr. De Marchi.- Termino de la siguiente manera: voten mañana como quieran. Pero háganlo en nombre propio y en el de sus hijos, pero no en nombre de la Patria, de la soberanía y mucho menos del pueblo. (Manifestaciones en las bancas y en las galerías.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Señor diputado Kunkel: por favor le pido silencio. Solicito a todos los diputados que permitan continuar con el desarrollo de la sesión.

Voy a expresar algunas cuestiones de orden metodológico. Hemos terminado con la primera parte de la sesión, esto es, con el uso de la palabra por bloque, según lo acordado en la Comisión de Labor Parlamentaria.

A continuación daremos inicio a la etapa en que cada legislador dispondrá de cinco minutos para expresarse. Recuerdo a todos los presentes lo consensuado: luego de finalizada la exposición por bloque se sesionará hasta la hora 24, cuando pasaremos a cuarto intermedio hasta mañana a las 10. A las 6 de la tarde estarán concluyendo las exposiciones de los señores diputados.

Agradezco a todos que, tal como nos lo propusimos, hayamos culminado con la primera fase de la sesión puntualmente a las 22.

A partir de ahora, reitero, cada legislador dispondrá de cinco minutos para expresarse. Así como en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria acordamos que íbamos a ser flexibles en cuanto al tiempo cedido para las exposiciones de los bloques, les recuerdo que en esta instancia vamos a ser rigurosos y a hacer respetar los cinco minutos de cada diputado. A este efecto, pido a los señores presidentes de bloque que contribuyan a respetar esta metodología.

Por lo tanto, a partir de ahora hasta las 24 y mañana entre las 10 y las 18 disponemos de diez horas para que cada uno se manifieste. A continuación, tendrá lugar el cierre por parte de cada bloque, se votará en general y se procederá a la consideración en particular.

Sr. Prat-Gay.- Pido la palabra.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Prat-Gay.- Señor presidente: quiero hacer una consulta administrativa. ¿No deberíamos votar ahora la moción de pase a cuarto intermedio a las 24 por las dudas que a esa hora no haya quórum?

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar la moción formulada por el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de pase a cuarto intermedio a las 24.

- Resulta afirmativa.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. González.- Señor presidente: quiero compartir con ustedes esta noche feliz que estoy viviendo. En primer lugar, porque me acaban de avisar que soy abuelo de Julieta, que ha nacido recién. (Aplausos.) Muchas gracias. En segundo lugar estoy feliz porque un hombre del movimiento obrero de la actividad petrolera tiene hoy la posibilidad de estar sentado en una banca en este día tan importante para el país, y mucho más para nosotros, los petroleros, que conocemos desde muy adentro a nuestra querida YPF. La hemos visto pasar por momentos brillantes y no tan brillantes.

Tengo una familia “ypefiana”: mi papá y un hermano, jubilados de YPF, y otro hermano que quedó en la calle en 1992 a raíz de la privatización. Por lo tanto, no me queda más que estar totalmente agradecido con esta decisión.

En ese sentido, agradezco a mis petroleros de Cuyo, que me dieron la posibilidad de ser secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de esa localidad; a Mendoza, que me permitió estar sentado aquí efectuando aportes respecto de esta decisión importantísima.

Una vez más se pone de manifiesto que nuestra presidenta tiene no sólo fuerza sino también convicción para demostrar que éste no es un proyecto improvisado. Con cada una de las decisiones y medidas que toma, nuestra presidenta demuestra que todo está pensado para una Argentina mejor; esa Argentina que, repito, hoy me da la posibilidad de estar aquí y participar de una decisión que hace a mi actividad petrolera.

Quiero dar un mensaje al señor diputado De Marchi, de parte de los vecinos de su departamento, Luján de Cuyo, que netamente es “ypefiano”, por historia y por realidad. Muchas de sus familias cuentan con ex empleados de la empresa, que guardan en su gran corazón a la YPF estatal. Ellos están agradecidos, contentos y felices de que YPF nuevamente vuelva a ser la empresa que vivieron y que desde hace un tiempo todos soñamos.

Esto se dice no sólo en Mendoza sino también de norte a sur y de este a oeste en todos aquellos lugares donde YPF tiene la posibilidad de estar presente.

Mendoza, mi provincia, es la primera productora de petróleo, ocupa el segundo lugar en producción de gas y tiene la segunda refinería más importante del país. Ello hace que hoy todos sus ciudadanos y petroleros estén expectantes frente a la decisión que vamos a tomar.

Agradezco a todos y a cada uno de los compañeros legisladores, diputados y diputadas, que llevarán a cabo esta medida importantísima que ha impulsado nuestra presidenta en cuanto a que el Estado nacional tome el poder de nuestra querida YPF.

También doy las gracias a quienes, sin conformar nuestro bloque, también brindarán su apoyo. Seguramente, cada uno de los ciudadanos que nos votó ha puesto su fe en el estímulo de la transparencia que por allí algunos piden respecto de nuestra querida presidenta. Ella está demostrando que va a dar la transparencia necesaria para que nuestra querida YPF vuelva a ser la que fue: la primera empresa estatal petrolera en el mundo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

Sr. Buryaile.- Señor presidente: vengo a exponer en uno de los debates más importantes que me haya tocado hasta ahora como diputado, y seguramente uno de los debates más trascendentes en los últimos tiempos en la Cámara. Me toca hoy como diputado hablar del control accionario por parte del Estado en la empresa YPF. Hace cuatro años estuve en esa bandeja durante el mayor debate que seguramente haya tenido la Cámara en mucho tiempo, el de la resolución 125.

Tengo sensaciones ambivalentes por lo que viví en un momento y en otro. En el momento de la resolución 125 valoré mucho como ciudadano la apertura que tuvo el Congreso para debatir un tema de una trascendencia política pocas veces vista. Vimos desfilar a ministros, secretarios de Estado, técnicos; se nos escuchó a todos, más allá de la opinión respetable de cada uno y de que el Congreso votó como votó. Creo que ese día faltaron solamente seis diputados y la sesión duró 19 horas.

La sensación ambivalente que tengo es que hoy como diputado y ante un tema tan trascendente para la Argentina como es YPF, tal como se nos plantea, no tuve la misma posibilidad de poder escuchar las razones que seguramente tiene el gobierno para tomar una medida tan trascendente como ésta.

No estoy conforme con el rol que ha tenido la Cámara de Diputados. En dos meses, el ministro De Vido fue al Senado en dos oportunidades, pero no vino una sola vez a esta Cámara. Yo le he enviado una nota planteándole esta situación, señor presidente. No me gusta que la Cámara de Diputados sea la escribanía del Senado, y esa es la sensación ambivalente que tengo. Mirando para adelante, supongo que esta cuestión la podremos discutir y corregir, porque es en beneficio del país.

Me hubiese gustado plantearle al ministro De Vido, o a quien concurriera a esta Cámara, determinadas cuestiones que tienen que ver con cómo se ha desentrañado toda esta crisis energética que abruptamente nos vino a contar la presidenta de la Nación el 16 de abril.

El día 1º de marzo escuché con muchísima atención a la señora presidenta durante tres horas y media, hablando del crecimiento de las importaciones y de lo mal que se hablaba del país porque se estaba cerrando al mundo, diciendo que ese crecimiento de las importaciones tenía que ver con el 30 por ciento de aumento en la importación de gas.

Ese crecimiento de las importaciones tiene que ver con la falta de producción que tuvo el país, y esa falta de producción, más allá de quién sea la autoridad de Repsol YPF o de YPF, tiene que ver con una pésima política energética.

Entonces, mi inquietud es la siguiente: hemos fracasado en una política y en una matriz energética durante los ocho años de este gobierno, pero sin embargo sigue presente el secretario de Energía, Cameron, y el interventor y quien conducirá YPF es De Vido. Pero son decisiones de gobierno. Yo vengo a acompañar una decisión de Estado, y la decisión de Estado es acompañar la vuelta de YPF al Estado argentino, no para el gobierno que coyunturalmente representa la presidenta Cristina Kirchner. (Aplausos.)

Me hubiese gustado además sacarme determinadas dudas con el viceministro de Economía, que vino a descubrir la crisis energética que teníamos -que nosotros veníamos advirtiendo hace bastante tiempo, que los ocho secretarios de Energía la venían exponiendo, y sin embargo nos trataron muy mal- y felizmente avisó al gobierno que las cosas estaban mal, y gracias a Dios el gobierno se dio cuenta.

Voy a acompañar a Kicillof en eso, y quería preguntarle, si el 51 por ciento vale cero, ¿cuánto vale el 49 por ciento? Si el 51 por ciento vale cero, ¿por qué el 49 por ciento no es del Estado? ¿O es que a partir de la inversión en el 51 por ciento lo que queremos es capitalizar el 25,46 por ciento de Eskenazi o como se llame?

Estas son las dudas que me arrebatan como diputado.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se ha acabado su tiempo. Muchas gracias. (Aplausos.)

Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Germano.- Señor presidente: pese al encendido discurso de Pino Solanas, sigo manteniendo mi rechazo a la propuesta del Poder Ejecutivo. Pero este no es un tema para rechazar sin propuesta; nos obliga a actuar con responsabilidad. Por eso soy firmante de un dictamen de minoría.

La intervención de Repsol con propuesta de expropiación no permite siquiera imaginar el rechazo a tal decisión sin tener un curso de acción alternativo a seguir.

A mi entender la discusión ya no es “estatizamos o privatizamos”. Si es malo o bueno, ya se hizo. Lamentablemente, la improvisación y la política de hechos consumados reemplazan la falta de planificación de acciones que tengan que ver con el desarrollo sustentable.

La decisión política –no importa cómo se la juzgue-, cualquiera sea el ideario económico político, obliga desde este punto a la estatización. Una vez más el Estado debe hacerse cargo de lo que los privados no atienden, pero también de lo que el Estado cometió la torpeza de no controlar. El hecho es que no controló y además agravó la situación.

Quienes no supieron siquiera controlar, ahora resulta que van a saber explotar y administrar. ¿Contarán con el consorcio australiano alentado oportunamente por el Estado? Nos referimos al grupo que liderado por Eskenazi ingresó a la sociedad con más deudas que pesos, consintiendo la política de desinversión con la agresiva distribución de dividendos, que no es algo propio de la actividad petrolera.

En base a la sabia y sana filosofía popular podemos decir que se quedaron con un pedazo con el aporte de cero pesos. Como tampoco eran petroleros, me gustaría saber por qué ahora no los alcanza la expropiación.

Me cuesta creer que esta intervención expropiatoria no tenga nada que ver con el crecimiento del gasto público, que no se corresponde con el correlativo aumento de los recursos.

La información oficial da cuenta de que el proceso de deterioro de la inversión petrolera no es de un día sino de años. El gobierno conocía la situación y la convalidó en actas y reuniones. Esto nos indica que en verdad la impronta interventora obedece en gran medida a las necesidades de caja.

La remisión al sentimiento nacionalista por la búsqueda de consensos se asemeja a otros tiempos de nuestra historia, en los que se apelaba a él para no reconocer errores o fracasos o como paliativo para el disimulo de otros. Digo esto porque creo que más que iniciativas que respondan a políticas del pasado, son producto de la necesidad que, como sabemos, tiene cara de hereje.

Ya en 2009, cuando aparece el desequilibrio de las cuentas públicas en más de 7 mil millones de pesos, la reacción se orientó hacia los ahorros previsionales. En 2011, ante el incremento del desequilibrio, es decir, ante la necesidad de superar un desequilibrio de más de 30 mil millones de pesos, se echó mano a las reservas del Banco Central, verdadera razón por la que luego se propuso la modificación de su Carta Orgánica. Por último, en el primer trimestre de 2012, tras los esfuerzos de Moreno y sus resultados insuficientes, apareció esta iniciativa de expropiación de YPF.

¿Por qué pensar que ahora es distinto? No hay ningún cambio de paradigma. Lo que hay son nuevas necesidades de caja.

Entonces, estaticemos de la mejor manera, o sea, como se debe. La ventaja obtenida en una negociación entre privados a veces puede ser apreciada como producto de la viveza del hábil negociador. Pero la continuidad del Estado hace que las acciones de los gobernantes sean solo mojones, con coyunturas airosas, pero que van mellando la credibilidad e hipotecando el futuro. Las formas también hacen al fondo de la cuestión.

Por otra parte, lo que expresa el proyecto se tiene que corresponder con lo manifestado por los funcionarios. Si el autoabastecimiento petrolero es de interés público, como lo indica el proyecto –lo cual comparto-, no pueden permanecer en el gobierno funcionarios que han manifestado por escrito que no es prioritario alcanzar tal objetivo, basándose en que países con mayor nivel de desarrollo no lo tienen.

¿Cómo se permiten evaluar en voz alta si vamos a pagar o no por lo expropiado, cuando el mismo proyecto que impulsan establece la necesidad y forma de tasación? ¿Qué pretendemos con estas conductas irresponsables? Tal vez se pretende demostrar, en peligrosa actitud infantil, ser los más díscolos o, de igual modo, querer lograr mayor consenso difundiendo la idea que los malvados son los otros, y nosotros buenos e inocentes. ¿Se puede tolerar tanta irresponsabilidad?

Para terminar, y en concordancia con el dictamen de minoría que suscribo, adelanto mi voto negativo al proyecto oficial y afirmo como síntesis lo esencial de lo que sostenemos, con más mi disidencia parcial: sí a la declaración de interés público del autoabastecimiento petrolero; sí a la expropiación del 51 por ciento, pero con igual proporcionalidad para las tenencias de todos los socios; sí a la copropiedad y al pacto de sindicalización de acciones con las provincias argentinas, pero con todas ellas. Debemos decir que les asiste ese derecho, ya que todas van a contribuir, por vía directa o indirecta, al pago de esta expropiación.

Sr. Presidente (Domínguez).- Señor diputado: ha finalizado el tiempo del que disponía para hacer uso de la palabra. Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Villata.- Señor presidente: este proyecto de ley tiene, sin duda, una enorme trascendencia en la historia institucional argentina. Obviamente que lo vamos a acompañar, porque nunca estuvimos de acuerdo con la privatización ni con la extranjerización de YPF. Este proyecto ha generado un intenso y rico debate. Pero no es menos cierto que la celeridad y el tratamiento “exprés” que le impone el oficialismo ha hecho que ciertas cuestiones y sugerencias no fuesen tenidas en cuenta. Esperemos que en el tratamiento en particular se nos escuche.

Quiero que en este recinto se analice la posibilidad de incluir la participación de todas las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la distribución del 49 por ciento del paquete accionario que se expropia.

Me pregunto con qué cara miramos a la gente los diputados que representamos los catorce distritos restantes de las provincias que hoy no son petroleras. ¿Cómo les explicamos que en el momento de distribuir los dividendos o de participar en las empresas, nuestras provincias solamente tienen un lugar en la foto? Estamos hablando del Consejo Federal de Hidrocarburos, pero en el momento de repartir las utilidades no existimos.

Todos sabemos que esas ganancias significan la posibilidad de una mejor educación, una mejor salud, un acceso al trabajo digno y a una vivienda propia.

No podemos quedarnos sin respuesta para las provincias de Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba, Catamarca, La Rioja, Buenos Aires, San Juan, San Luis y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. ¿Cómo explicamos que el federalismo sólo sirve en el discurso fácil o la letra muerta de la Constitución? Deberemos entender que es nuestra obligación defender el federalismo. Esto se plasma en todas y en cada una de las decisiones que tomamos desde nuestras bancas en este recinto.

Espero y sé que habrá un momento de reflexión. También sé que cuando debatamos el artículo 8º tendremos que incluir, sí o sí, todos y cada uno de los distritos que integramos este país. Sabemos perfectamente que el federalismo permite a los pueblos ser libres.

Un claro ejemplo es nuestra provincia de Córdoba. Giramos a la Nación más de 31.000 millones de pesos y recibimos menos de 15.000 millones. En el Fondo Federal Solidario, más conocido como el Fondo Sojero, la provincia de Córdoba aporta más de 8.700 millones de pesos, recibiendo menos de 855 millones. Aceptamos esta situación y no entendemos por qué no podemos ser parte en la distribución del paquete accionario que deviene de la recuperación de YPF.

Por otro lado, solicitamos que la empresa se desarrolle bajo la figura de sociedad anónima con participación estatal mayoritaria, porque sólo así estará bajo los controles de la Auditoría General de la Nación. Las razones para incorporar estos mecanismos de control no resisten oposición. Tienen que ver con la transparencia, la publicidad y la esencia de una verdadera república. Se sustentan en una realidad evidente y palmaria, que demuestra que cuando el Estado estuvo ausente en los controles ocurrieron cosas no deseadas.

Los antecedentes sobre el tema son categóricos: Aerolíneas Argentinas, TBA, Repsol, por citar algunos. El resultado de este Estado ausente o insuficiente para controlar ha traído consecuencias gravísimos para los argentinos, perjuicios y daños para las personas, innumerables muertos, familias destruidas, las pérdidas millonarias de Aerolíneas, lo que ha dejado a todas luces en claro la ausencia de control.

Insisto que con este proyecto, que forma parte de las tantas políticas que debemos comprometernos a desarrollar como Estado, la señora presidenta no puede ni debe desaprovechar esta oportunidad de contar con una amplia mayoría del arco opositor acompañando esta iniciativa. No sé por qué no acepta modificaciones al proyecto original. ¿Por qué en el acto de Vélez nos agradece el acompañamiento y por qué no admite una sola modificación al proyecto?

Espero que la soberbia ceda a la razón y que la mesura prevalezca ante el impulso. Quiero dejar un mensaje a los que no entienden…

Sr. Presidente (Domínguez).- Ha vencido su término, señora diputada.

Sra. Villata.- Señor presidente: solicito que se me permita insertar el discurso que pensaba pronunciar.

Sr. Presidente (Domínguez).- Así se hará, señora diputada.

Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Majdalani.- Señor presidente: ante todo quiero aclarar que no me siento menos argentina por no acompañar el proyecto. Me gustaría empezar diciendo que pienso que el Estado debe tener el control de los hidrocarburos y también pienso que nunca debió haberse privatizado YPF.

Ahora bien, si pienso todo eso ¿por qué no voy a acompañar el proyecto? No lo voy a acompañar porque, entre otros problemas, lo que me preocupa mucho es la forma en que se pretende recuperar el control de la empresa.

A menudo le explico a mis hijos que en la vida las formas son muy importantes, y que no cumplimentar las formas puede hacer que uno termine perdiendo el fondo; creo que este es uno de esos casos en que las formas finalmente van a hacer perder el fondo.

Bajo ningún concepto creo que el fin justifica los medios y quiero referirme a las palabras de la señora presidenta. Ella dijo que las cosas se hacen como se pueden. Yo creo que las cosas deben hacerse como corresponde, mucho más cuando se trata de un país que debe interactuar con el resto del mundo.

El uso abusivo de la autoridad no es la solución para este problema, todo lo contrario; sin duda en el futuro traerá serios problemas a la Argentina. La voluntad del gobernante de turno no puede estar jamás por encima de las leyes vigentes.

La explotación y exploración de los recursos naturales puede tener diferentes formas: participación privada, participación internacional, también nacional, pero siempre deben tener el control del Estado.

Vuelvo aquí a remarcar el derecho por las formas. Hoy siento que no hay nada para festejar y que la cuestión, en realidad, es que la Argentina debe autoabastecerse. La cuestión es tener gas y petróleo en cantidades necesarias y a buen precio para los argentinos y para el desarrollo de nuestro país.

Siento y pienso que eso es defender la Argentina y tener un sentimiento patriótico. No puede ser que se nos tilde de antipatria a quienes opinamos distinto. No somos antipatria, todo lo contrario. Buscamos la mejor manera de que la Argentina administre sus recursos y los ponga al servicio del desarrollo del país.

Hoy el mundo nos mira con desconfianza y eso seguramente va a repercutir en forma negativa en nuestra economía. Tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien, respetando la ley y la Constitución argentina.

Realmente lamento que el gobierno elija apartarse de la ley y de la Constitución y decida hoy votar esta norma llena de ilegalidades (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

Sr. Sciutto.- Señor presidente: represento a una provincia petrolera con gran basamento en la política hidrocarburífera, con una enorme historia en la vida de YPF, empresa que mucho tuvo que ver con los primeros progresos de Tierra del Fuego, desde donde acompañamos totalmente este proyecto de ley.

Estoy de acuerdo con la declaración de interés público nacional y con que será un objetivo prioritario el logro del autoabastecimiento. Pienso que será importante el aporte del Consejo Federal de Hidrocarburos con participación de las provincias como autoridad plural, colegiada y federal territorialmente descentralizada, ya que va a estar involucrada en la definición de esta política que, hasta ahora, estaba en manos de empresas privadas transnacionales sin ningún tipo de compromiso con el desarrollo de nuestro país, el bienestar de nuestro pueblo, ni la garantía de la disposición de estos recursos para el futuro.

Considero que es oportuna la decisión de declarar de utilidad pública el 51 por ciento del patrimonio de YPF, porque se condice como una señal para las provincias productoras.

Hace un tiempo, desde mi provincia, sosteníamos que la falta de inversión en explotación generaba de a poco un vacío en las reservas energéticas del país. A su vez, esto produce un índice negativo para invertir en la producción industrial, ya que el crecimiento de otros sectores productivos necesita de esta energía.

La energía es uno de los factores decisivos para el desarrollo sustentable de un país. Sin ella los países en vías de desarrollo no saldrán del subdesarrollo ni de la pobreza. La disponibilidad de las reservas a precios que aseguren la competitividad de la producción en los mercados internacionales propenderá a un desarrollo económico sustentable. Esta disponibilidad dependerá de una adecuada planificación energética que sólo puede ser realizada desde el Estado, que además debe poseer indefectiblemente el control de las herramientas para satisfacer las necesidades sociales que el mercado no contempla.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Sciutto.- Esta ley que orgullosamente hoy sancionaremos en esta Cámara permitirá que la renta de la explotación de los recursos petroleros sea captada por el Estado y utilizada como instrumento de redistribución de la riqueza.

La recuperación de la soberanía del Estado argentino sobre los recursos petroleros y gasíferos implica, simple y sencillamente, un acto de defensa propia.

Hoy impediremos que los grupos de poder extranjeros y sus socios sigan poniendo trabas al crecimiento de la Argentina mediante la manipulación de la producción de los combustibles.

Para nosotros, los peronistas, recuperar el control de YPF significa garantizar la continuidad del modelo nacional y popular que lidera la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que fuera apoyado ampliamente en las últimas elecciones y que no tengo dudas seguirá siéndolo.

Debemos aprovechar este momento histórico para recordar la lucha incansable e incesante que nuestro gobierno lleva adelante para evitar el robo de nuestro petróleo por parte del Reino Unido en las Islas Malvinas. Avanzaremos en la reconquista del petróleo nacional, pero no debemos olvidar la lucha por la recuperación del territorio usurpado y ocupado ilegalmente por Inglaterra.

Me siento absolutamente orgulloso de ser parte de estas políticas y de acompañar a la señora presidenta. Me alegra el coraje y decisión que ella muestra en cada momento al enfrentar a las corporaciones monopólicas y, en esta oportunidad, recuperando la soberanía energética de nuestro país. Es ella quien con su palabra asimila y convoca al pueblo argentino para que juntos construyamos la Patria.

Este proyecto de ley plantea nuevos horizontes a la política de industrialización nacional, garantizando el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo, el incremento de la productividad y el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones.

Como representante de Tierra del Fuego celebro que seamos parte del futuro petrolero y gasífero del país. La cuenta pendiente es integrarnos a través de una empresa provincial de recursos naturales, como lo hacen muchas otras provincias. Seguramente en nuestro próximo gobierno justicialista provincial corregiremos esta asignatura pendiente. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por La Rioja.

Sr. Martínez (J.C.).- Señor presidente: estamos tratando un proyecto fundamental para el país, que se refiere nada más y nada menos que al petróleo, un recurso estratégico que en el mundo ha causado guerras y golpes de Estado, e interviene decisivamente en la cadena de la economía. Cuando se mueve el precio del petróleo también se incrementan los del transporte, los fletes y, por lo tanto, las mercaderías.

Venimos a este debate respaldados en la historia de nuestro partido, porque somos los que con Irigoyen, creamos y nacionalizamos YPF; con Alvear, lo pusimos a Mosconi; con Illia, anulamos los contratos petroleros que eran dañinos para el país; con Alfonsín, logramos el autoabastecimiento de petróleo, y en la década del 90 nos opusimos con toda la fuerza a las privatizaciones.

Mosconi nos guió por el camino. Hay empresas privadas y estatales que son exitosas, y también en los dos casos hay ejemplos de mal funcionamiento.

Mi postura, y creo que la de nuestro bloque, de alguna manera está basada en una anécdota de Mosconi cuando estaba a cargo del servicio aeronáutico del Ejército, y la empresa Vico, una subsidiaria de la Standard Oil, le había prohibido los suministros petroleros si no le pagaban de contado. Prometió que pondría todas sus fuerzas en terminar con los trusts y haría todo lo posible para lograr que estos recursos estuvieran en manos del Estado. Por eso nosotros vinimos a plantear esta posición en esta sesión, que a mi juicio es muy importante.

También levantamos aquella vieja bandera de Mosconi que hoy están usando los empleados de YPF que quedaron en el camino cuando se privatizó: entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera. Nosotros adherimos a ese precepto.

Por falta de tiempo no me referiré a las bondades de nuestro proyecto –bien lo hizo nuestro miembro informante-, pero sí aclaro que en el debate en particular solicitaré que la provincia de La Rioja también tenga acciones en esta empresa que pagamos todos los argentinos. Todas las provincias argentinas deben tenerlas, no sólo las petroleras, porque éstas ya perciben las regalías.

En nuestro país tenemos problemas energéticos, nos convertimos en importadores, y entre 2003 y 2011 hicimos inversiones equivalentes al 50 por ciento de las de la década del 80.

En virtud de la ley 17.319 Cameron debía controlar pero no lo hizo, y vino a justificar el no abastecimiento que hoy tenemos en el país.

Repsol se llevó 16.000 millones de pesos con el aval del Estado, al mismo tiempo que en otras empresas con control estatal éste tenía otro comportamiento. Basta recordar lo que hizo Moreno en Papel Prensa, que hasta fue a amenazar con una paliza a sus directores si avanzaban en el sentido que no quería el gobierno. Sin embargo, no tuvo el mismo comportamiento cuando estaban vaciando a Repsol. Por eso son cómplices.

El gobierno no tiene una política energética. Nadie puede creer que hicieron un parque eólico “trucho” en La Rioja. Nos mentían diciéndonos que estábamos interconectados y mandando energía a todo el país, cuando hoy nos enteramos de que lo deben hacer de nuevo porque está mal construido y ha sido un fraude para los riojanos y el país en general.

De las 190 concesiones petroleras que cedieron las provincias, la mitad se entregaron a empresarios amigos del Estado que no tienen ninguna referencia ni antecedentes en el sector petrolero, como Lázaro Báez, Manzano, Cristóbal López y otros, descartando a YPF y otras empresas.

No pueden negar que Cristina estuvo a favor de las privatizaciones cuando era diputada provincial, que Parrilli…(Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se agotó su término, señor diputado.

Tiene la palabra la señora diputada por San Luis.

Sra. Bianchi (I.M.).- La recuperación de la soberanía hidrocarburífera es un objetivo que perseguimos todos los argentinos, sin banderías políticas ni ideologías partidarias.

No es mi intención volver al pasado, pero debemos reconocer que la privatización de YPF en el año 1992 fue un grave error que estamos pagando todos los argentinos. Cuando advertíamos al Poder Ejecutivo acerca de la imposibilidad de satisfacer la demanda interna de combustible, se nos decía que era la consecuencia de un gran crecimiento económico de nuestro país. Sin embargo, veíamos cómo la producción caía estrepitosamente.

La cifra de 10.000 millones de dólares quizá parezca algo abstracta, pero se torna más dramática y realista día a día, cuando observamos con dolor el precio exorbitante que deben pagar las familias para comprar las garrafas que les permiten alimentarse y calefaccionarse. Entonces, ¿dónde está la parte que les toca a ellos -a los excluidos, a los más pobres- de este desarrollo increíble de nuestro país?

Además, hace cuatro años que los diputados de San Luis, junto con quien les habla, venimos presentando distintas iniciativas en las que se plantea, justamente, este problema. Entonces, este tema no es nuevo, ya se lo conocía; pero parece que de pronto el Poder Ejecutivo se ha enterado de esta realidad.

Los mismos que privatizaron hace varios años YPF son hoy cómplices de su vaciamiento y quieren tener la “chapa” de héroes de la soberanía hidrocarburífera. Reitero: considero que YPF tiene que ser de todos los argentinos, pero también estoy a favor de una Argentina jurídicamente responsable y creíble, porque la seguridad jurídica es un bien de inmenso valor -tanto como el petróleo- y la garantía de todos los ciudadanos de vivir en libertad.

Quiero poner el acento en el artículo 8°, del que tanto se habló en esta Cámara. Desde mi punto de vista, este artículo es absolutamente discriminatorio con las provincias que no tienen petróleo como, por ejemplo, la mía, San Luis. Si bien mi provincia no tiene petróleo, pasan por ella los oleoductos y gasoductos de YPF. Esta es la forma que tenemos de contribuir por ahora con la Nación.

¿Sabe qué ocurre, señora presidenta? No nos quedamos con el “no” en San Luis. Al ver que Repsol YPF y el resto de las petroleras no colaboraban con San Luis, creamos una empresa de energía llamada San Luis Sapem en la que el 99 por ciento de las acciones es del Estado y el 1 por ciento restante, del empleado más antiguo de la administración pública. Hacía veinte años que no se hacían perforaciones en mi provincia, y hoy –por suerte- se llevan a cabo. Lo más importante es que se financia absolutamente con recursos de la provincia.

Por la ley 23.696 se creó en el ámbito del Congreso Nacional la Comisión Bicameral de Reforma del Estado y Seguimiento de las Privatizaciones. Lo más loco es que sus miembros ya fueron designados, pero la comisión todavía no se reunió. Por eso pido a la Presidencia que interceda para que esta comisión se constituya formalmente, pueda reunirse y se aboque a las investigaciones pertinentes, tanto de ésta como de todas las privatizaciones que han ocurrido en el país.

Nací arriba de una bomba de nafta, como llamamos en el interior a las estaciones de servicio. En honor a las lágrimas de mi padre, quien en 1992 viera cómo pasaba la empresa YPF a manos de los españoles, no puedo dejar de escuchar al corazón; aunque si escucho a la razón, me doy cuenta de que la metodología empleada no es la adecuada.

En honor a esas lágrimas, pido autorización a la Presidencia para abstenerme al momento de votar.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Cuccovillo.- Señora presidenta: al igual que los diputados del Frente Amplio Progresista que me precedieron en el uso de la palabra, manifiesto mi voto favorable a la recuperación de nuestra estratégica empresa de hidrocarburos, YPF.

Realmente vengo a esta sesión con sentimientos encontrados. Por un lado, siento placer y alegría por participar de una sesión donde avanzamos un paso en la recuperación de un patrimonio que nunca debimos entregar, y absolutamente convencido de mi voto. Pero también tengo un sentimiento de tristeza al recordar, como trabajador de una empresa del Estado y como militante popular y defensor de los recursos básicos y estratégicos en manos del Estado, cómo -con un discurso similar al que hoy escuchamos en muchos voceros- en aquel momento se entregaban las riquezas de los argentinos en aras de un supuesto desarrollo nacional.

Hace unos días, en el plenario de las comisiones, escuchaba a la señora diputada Camaño recordar aquellos momentos donde, como última defensa de la Nación, se refugiaban detrás de las cortinas con la esperanza de que el Partido Justicialista no obtuviera el quórum necesario para consumar la entrega.

Recordaba a los diputados socialistas Estévez Boero y Alfredo Bravo haciendo lo mismo y rechazando por todos los medios la privatización que se proponía. El Socialismo, junto a otros sectores del movimiento popular, nunca apoyó esa ley de reforma del Estado que posibilitó el ingreso a la segunda década infame del siglo XX; nunca apoyó la enajenación del patrimonio de la Argentina.

También recordaba cómo muchos dirigentes gremiales –casi todos hoy en actividad- nos enviaban a seminarios y encuentros con empresarios y funcionarios -algunos hoy recontratados como asesores, como es el caso del ex ministro Dromi- para mostrarnos las bondades de la privatización. Todo esto envuelto en un hermoso mensaje de desarrollo, soberanía e independencia económica; faltaba agregarle justicia social.

El resultado de todo eso fue el patrimonio enajenado y cientos de miles de trabajadores en la calle. Casi en soledad, reclamábamos avanzar hacia adelante convirtiendo a esas empresas ineficientes, producto de un Estado burocrático, en empresas mixtas de control estatal y participación social. No era una locura eso que planteábamos; el movimiento obrero ya lo había planteado en las décadas del 60 y del 70 y lo había comenzado a ejecutar, antes del golpe de Estado, en empresas como SEGBA, Agua y Energía y otras. Al igual que ahora, el Partido Justicialista tenía mayoría.

El 22 de diciembre de 1992, en las oficinas del entonces ministro Manzano, se reúnen los gobernadores de las provincias productoras de hidrocarburos. Al salir de allí su presidente, el entonces gobernador de Santa Cruz, doctor Néstor Kirchner, promueve y pide a los diputados votar, pero, ¿acaso por la liberación nacional y la independencia económica, como dirían algunos hoy? No; todo lo contrario: pidió apoyo a la privatización de YPF.

Señora presidenta: los integrantes del Frente Amplio Progresista no la privatizamos ni tampoco participamos de su vaciamiento. Venimos hoy a apoyar en general la recuperación del manejo de esta empresa, deseando que la misma signifique el desafío de comenzar a rediseñar una política energética que hasta ahora ha demostrado su ineficiencia. Lo expreso desde la realidad que se ve en el rojo de la balanza comercial, desde el agotamiento de las reservas y desde el constante incremento de las importaciones en materia energética.

Al igual que mis compañeros de bloque, entiendo que esto será posible solamente si se derogan los decretos que en el año 1989 facilitaron la desregulación del sector de hidrocarburos. Como lo expresara anteriormente, debemos avanzar en la constitución de una empresa con control estatal y participación federal. No debemos utilizar el dinero de los jubilados para el pago de la expropiación. El 49 por ciento del paquete accionario perteneciente a las provincias -de ese 51 por ciento a expropiar- deberá ser participado a la totalidad de ellas. YPF es de todos los argentinos. YPF no es sólo el yacimiento, sino que es la producción, la refinería, la petroquímica, la red de comercialización.

La provincia de Buenos Aires, donde vivo y a la que represento, tiene refinerías en Ensenada, Berisso, Avellaneda y Bahía Blanca, con el consiguiente impacto ambiental. Me gustaría que mis treinta y cinco compañeros diputados de la provincia de Buenos Aires adhieran y soliciten la participación de la misma en la propiedad de YPF.

Señora presidenta: como socialista e integrante del Frente Amplio Progresista vengo, con mi voto afirmativo en general, a reiterar lo que históricamente planteamos: los recursos básicos y estratégicos del país deben estar bajo control del Estado y los gobiernos de turno deberán garantizar, para beneficio de los argentinos, la mayor transparencia de sus actos.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Río Negro.

Sra. García de Larraburu.- Señora presidenta: nos encontramos considerando el proyecto que propone declarar de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como su exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización.

Este proyecto ya cuenta con sanción del Honorable Senado y posiblemente mañana se convierta en ley.

No voy a hablar de la historia de YPF, ya que mucho se ha dicho y han sido varios los legisladores preopinantes que han dado detalles de su historia y situación financiera y económica.

Como usted sabe, señora presidenta, provengo de San Carlos de Bariloche, ciudad que mañana cumple 110 años. Aprovecho esta oportunidad para saludar a todos mis vecinos.

Se trata de una ciudad y una región que el pasado 4 de junio se vio afectada por un evento trágico de la naturaleza: la erupción del volcán Puyehue. Durante más de seis meses quedamos prácticamente aislados. Tenemos una economía que depende fundamentalmente del turismo. Subsistimos gracias al tesón de nuestros vecinos, al trabajo de la gente, y fundamentalmente gracias al apoyo del gobierno nacional, que desde un primer momento, con todos sus ministros estuvo en la región y aportó -y continúa haciéndolo- para que la zona se mantuviera viva.

En este difícil contexto y en el marco de la lenta recuperación que se viene produciendo en la región, los turistas que decidieron visitarnos en la temporada estival –en la cual teníamos mucha esperanza- se vieron sometidos a situaciones realmente traumáticas. Tuvieron que lidiar con las dificultades que se presentaban para conseguir combustible, producto del desabastecimiento existente en muchas estaciones de servicio.

En el caso de Bariloche, la escasez de nafta y gasoil en un contexto de crisis fue doblemente perjudicial, tanto para la economía de la ciudad como para los turistas que habían decidido visitarnos. La gente temía no poder llegar a destino, y ante la duda lo cambiaban.

A esto debe sumarse que los mayores problemas de provisión de nafta se producían siempre en el recambio de quincena o al acercarse un fin de semana largo. En este contexto, inevitablemente los turistas buscaban otro lugar de vacaciones.

Con este ejemplo queremos reflejar la importancia de asegurar la disponibilidad de nuestros recursos estratégicos para la continuidad del crecimiento y el progreso de las economías regionales.

Mediante esta ley podrán evitarse estas situaciones que tanto perjuicio causan al país. La provisión de hidrocarburos es una herramienta clave que debe acompañar el desarrollo de la Argentina en todas sus actividades, ya sea el agro, la industria o los servicios, como es el caso del turismo, un fuerte generador de empleo.

Otra de las situaciones a las que quiero referirme tiene que ver con el ahogo al que han sido sometidas muchas estaciones de servicio, y al respecto quiero mencionar la política discrecional de la empresa YPF para distribuir combustibles así como la arbitrariedad en lo que respecta a la renovación o anulación de los contratos de concesión.

Se trata de graves situaciones que podríamos llamar de extorsión, que han sido vividas por muchos agencieros y que han provocado el cierre de una gran cantidad de locales de expendio de combustible.

Actualmente en mi provincia, en la línea sur hay localidades que ya no cuentan con una estación de servicio, con el grave perjuicio que esto representa para el desarrollo de las economías regionales y de la vida cotidiana de su gente.

Quiero mencionar brevemente algunos datos provistos por la Confederación de Entidades de Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina. Entre enero y noviembre del año 2011 –año electoral- cerraron sus puertas 360 estaciones de servicio, lo que representó la desaparición de casi un local de expendio de combustible por día.

Estamos convencidos de que YPF, al igual que otras empresas que brindan un servicio público que debe llegar a todos los argentinos, no puede regirse solamente por las leyes de mercado. Por eso creemos firmemente que el control de esta empresa debe estar en manos del Estado. De esta manera lograremos poner este recurso estratégico al servicio del país y de su gente, del crecimiento con inclusión social, del desarrollo de las economías locales, de la industria...

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señora diputada, ha vencido su término.

Sra. García Larraburu.- Quiero reivindicar la voluntad y el coraje cívico de nuestra presidenta. (Aplausos.)

Solicito que el resto de mi discurso sea insertado en el Diario de Sesiones.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza.

Sra. Juri.- “Se reserva, pues, para el Estado, el derecho de vigilar toda explotación de esta fuente de riqueza pública, a fin de evitar que el interés particular no la malgaste, que la ignorancia o precipitación la perjudique, o la negligencia o la incapacidad económica la deje improductiva, para lo cual se adoptan en el proyecto disposiciones que fijen y garanticen un mínimo de trabajo y de las formas convenientes de realizarlo”.

Pensarán ustedes, señores diputados, que esas palabras pertenecen a los fundamentos del proyecto enviado al Congreso, pero no es así. Se trata de lo que en septiembre de 1919 dijera Hipólito Yrigoyen en ocasión de remitir a esta Cámara la iniciativa para la estatización y creación de YPF.

Desde la Unión Cívica Radical también podríamos contar, por lo breve y contundente, aquella anécdota según la cual el entonces presidente Illia recibió por sólo cinco minutos a Harriman, enviado de Kennedy, cuando se intentó ejercer presión respecto de la anulación de los contratos petroleros. Illia, le dijo “Esta es una decisión soberana del Estado argentino” y muy amablemente lo acompañó a retirarse por el Patio de las Palmeras.

También podríamos reproducir el brillante discurso del entonces diputado nacional Raúl Baglini, quien junto con todo este bloque se opuso férreamente a aquel famoso proyecto privatizador de los 90. Incluso, podríamos relatar lo que desde la Unión Cívica Radical dijimos hace muy pocos meses al gobernador de Mendoza -siendo ese gobierno muy amigo de YPF y de Repsol- en ocasión de que, sin mediar exigencia alguna, se prorrogaran por diez años las concesiones petroleras. Allí también estuvo el radicalismo diciéndole que no lo hiciera, que llevara a cabo una auditoría, que controlara, porque ya sabíamos que no estaban haciendo bien las cosas.

Ustedes quizá pensarán que digo esto para aferrarme al pasado, pero en verdad hoy ningún sentido tendría que nos echáramos cosas en cara sin mirar el futuro. Formulo estos conceptos, así como lo han hecho muchísimos diputados y senadores, para intentar –una vez más- que el kirchnerismo reconozca en el nuestro al único partido que supo, sabe y sabrá lo que hay que hacer en relación con YPF y la política energética.

Ojalá mis palabras sirvan para entender que lo que mañana propondremos en ocasión del tratamiento del proyecto en particular, así como adelantaron el señor diputado Tunessi y otros legisladores, tiene el único sentido de lograr un proyecto que sirva a los argentinos, que no encuentre nuevamente al peronismo teniendo que arrepentirse de lo que hizo, dentro de unos años.

A los argentinos no les alcanza que hagamos cosas y a los años o meses vengamos a pedir perdón. Por eso, sencillamente con mis palabras quiero volver a decir al oficialismo y a la presidenta de la Nación, si es que me escucha, que no nos alcanza con que agradezca en sus discursos nuestro acompañamiento. Ojalá aproveche la oportunidad de que la oposición la acompaña para saber recibir todos los proyectos que nosotros queremos, que en razón de la falta de tiempo no tendría sentido mencionar.

Así, estaremos evitando a los argentinos un nuevo fracaso, y a muchos diputados del oficialismo, tener que pedir muy prontamente perdón. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Harispe.- Buenas noches, señora presidenta, señores diputados y a los que nos están escuchando: hoy es un día en que mucha gente nos está mirando y escuchando, así que quiero agradecer esta posibilidad de estar hablando junto a otros legisladores, debatiendo acerca del rumbo de la principal empresa petrolera de la Argentina. Y además haberlo hecho después del Día del Trabajador, celebrado ayer y que no pasó desapercibido. Hablar de trabajo y producción es muy importante para la patria, para los trabajadores y para el pueblo argentino.

Hoy estoy muy feliz porque es un día histórico. Recién mencionaba el compañero petrolero cuán importante es que en el Congreso de la Nación haya un trabajador petrolero que transmita su experiencia y su representación. Todos debemos llegar a esta Cámara representando a alguien y esto me hace muy feliz.

Me hace muy feliz estar debatiendo aquí la cuestión de la intervención a la empresa y la posibilidad de declarar de utilidad pública toda la actividad petrolera.

Sabrán que hemos llegado aquí después de haber peleado mucho. Ha habido en la Argentina mucha pelea para que no se privatizaran las empresas. A YPF se la privatizó en su momento con cierto consenso social, pero hoy ese consenso social está siendo totalmente revertido. Hay un dato notorio que hace unos momentos mencionaba un diputado y es que la privatización fue votada por alrededor de 130 diputados y hoy seremos más de 200 los que votaremos la recuperación de la empresa en el marco de un altísimo consenso social.

En la Argentina todos los que nos están escuchando y mirando, los trabajadores, las amas de casa, nuestros vecinos y parientes, tienen la expectativa de que de esta sesión salgamos con una empresa para el Estado y el pueblo.

Una de las expectativas principales es la política de precios. El pueblo que consume, que se calefacciona, tiene la expectativa de resolver las tarifas, y gran parte de la población tiene la expectativa de resolver el precio de la garrafa.

Ayer anunciaba el ministro De Vido, interventor de la empresa, y los diarios lo reflejaban, que estaban ya empezando a discutir los precios de este elemento tan importante para el consumo de la población.

Estamos hablando de una empresa que impacta en la vida diaria de la población, no sólo en la producción. Los argentinos, los trabajadores, necesitan de esta empresa petrolera.

También escuchaba recién a algunos legisladores preocupados por el abastecimiento. En varios debates televisivos hemos escuchado que el problema del desabastecimiento no será resuelto en el corto o mediano plazo. Hemos pasado un fin de semana largo y no hemos visto el desabastecimiento que sí vimos en semanas anteriores por parte de una empresa que empobreció el mercado interno porque buscaba su propia rentabilidad y ahogar a un gobierno que intenta gobernar a favor de los intereses populares.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sr. Harispe.- No sólo es un cambio de escenario el que estamos viviendo, sobre lo cual también ha habido debate. Hay otra relación de fuerzas en la sociedad y esto se expresa en un enorme consenso social. Hubo muchas intervenciones de compañeros diputados opositores que expresaron su acompañamiento y ello refleja ese enorme consenso social. Estas intervenciones de los legisladores ayudan a la unidad nacional sin las corporaciones, que siempre hemos dicho que hay que construir. Es ese 90 por ciento de los argentinos que debemos unir para resolver un destino de paz, inclusión y generación de trabajo. Queremos volver a esa Argentina grande que supimos vivir en otros tiempos más felices.

Por lo tanto, creo que en pos de esa unidad nacional vamos a coincidir en que podemos construir una verdadera política de Estado.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se ha agotado el tiempo del que disponía, señor diputado.

Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.

Sr. Llanos.- Señor presidente: quienes vamos a votar a favor de este proyecto venimos a esta sesión con una convicción muy profunda. Estamos convencidos de que esta es una decisión estratégica, cuyo resultado quizás no lo pueda ver en plenitud este gobierno ni los legisladores que circunstancialmente ocupamos una banca en esta Honorable Cámara. Seguramente es una decisión trascendente que va a beneficiar y a favorecer una estrategia de país y de desarrollo.

En ese sentido, cabe señalar que no puede haber desarrollo sustentable sin una política energética clara, en la que el Estado tenga un rol activo en el manejo de un recurso no renovable, como los hidrocarburos.

Ya han expresado algunos diputados preopinantes que casi el 90 por ciento de la matriz energética de la Argentina depende de los hidrocarburos. También hemos escuchado a otros legisladores –no sé si como una expresión de deseo o como producto de una visión pesimista que se reitera ante cada tema trascendental que se trata en este Congreso- que dicen que lo que hace el oficialismo está todo mal o que todo lo que hemos hecho no sirve para nada. Por eso intentan poner bajo un cono de sombra o de sospecha todo lo que hacemos.

A pesar de ello, estoy tranquilo, porque aparentemente no somos sólo los diputados del bloque Frente para la Victoria los que podemos estar equivocados, sino también los millones de argentinos que siguen acompañando a este gobierno porque se sienten representados por sus políticas.

Por otro lado, si hubiésemos adoptado aquella política que proponía enfriar la economía –muchos la recetaban porque decían que era insostenible seguir creciendo a los niveles que lo había hecho nuestro país-, quizás hoy no tendríamos esta crisis energética que algunos mencionan.

Tampoco somos inocentes. Sabemos que el país necesita de inversiones para crecer. Pero la Argentina tiene hasta el derecho natural de proteger su crecimiento y desarrollo.

El hecho es que el peronismo siempre se adapta a los tiempos que le toca vivir. No estamos en contra del capital productivo ni del capital de trabajo; estamos en contra de la especulación y de quienes anteponen los intereses sectoriales o particulares a los de la Nación.

Además, cabe aclarar que no estamos adoptando una medida en contra de lo que establece la ley. Esto está previsto en la Constitución Nacional y cuenta con una legislación concordante que prevé claramente el instituto de la expropiación. Sin embargo, podemos ver cómo algunos medios de difusión hoy hablan de confiscación, cuando ayer ellos mismos decían que en el país no se exploraba ni se explotaba este recurso porque los precios internos no eran convenientes para las empresas. Quienes decían eso nos tendrían que explicar por qué se llevaban tantas utilidades de nuestro país.

Estamos aquí protegiendo lo que nos corresponde. Cuarenta y dos años antes de que se descubriera petróleo en Comodoro Rivadavia, en Jujuy hubo una empresa jujeña que ya buscaba petróleo, pero por cuestiones burocráticas no pudo llevar adelante su cometido. Jujuy es una provincia que potencialmente cuenta con petróleo, pero su explotación depende de inversiones de riesgo que hasta ahora nadie ha realizado. Además, es una provincia del NOA que también sufre el desabastecimiento intencional; en los pueblos del interior esa situación muchas veces se torna dramática, porque a veces pasan entre dos y hasta cuatro días sin ningún tipo de combustible.

Hoy vamos a votar convencidos sobre el sentido de nuestro voto. Por eso nos hemos hecho presentes en esta sesión, y no por disciplina partidaria, sino porque acompañamos la política de este gobierno y porque estamos convencidos de que daremos un paso trascendental que, como acabo de señalar, nos van a agradecer las futuras generaciones. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.

Sr. Fiad.- Señor presidente: la crisis en el sector hidrocarburífero no surgió por generación espontánea. Esta crisis que llega a una situación insostenible tiene antecedentes en su desarrollo, donde hay responsables, muchos de los cuales hoy se rasgan las vestiduras por decisiones en las que participaron o apoyaron enfáticamente.

Quiero dejar en claro que no existen avenimientos que llegan en un operativo histórico de rescate; no hay salvadores que llegan a recomponer lo que otros hicieron. Acá existe un mismo signo político que hizo y que hoy quiere deshacer ante la evidencia dramática de las consecuencias de decisiones desacertadas en una época, y de ausencia de controles en la otra.

Es necesario que desmistifiquemos esta película y que todos tengamos la grandeza de hacernos cargo de lo que ha pasado. Se trata de una expresión que tanto se declama hoy y que tan poco se practica. Muchos hoy deberían hacerse cargo de lo que hicieron, de lo que no hicieron y de lo que consintieron deliberadamente. Pareciera que se han olvidado por completo.

Además, este gobierno parece olvidarse que hace más de diez años con la misma gente –aun probada la ineficiencia de algunos- viene gestionando este país. No puede sorprenderse ahora de realidades que estuvieron ahí todo el tiempo.

Nadie discute sobre el valor estratégico del sector hidrobarburífero, pero justamente ese valor estratégico es el que aconseja que las decisiones que se adopten sean las acordadas. Los controles serios y las responsabilidades claramente determinadas y deslindadas en su caso son las que promoverán mediante la ley y la justicia que se hagan cargo los que deben hacerlo.

Todos coincidimos en la importancia que tiene la recuperación de YPF. Por ese motivo hoy estamos aquí, apoyando la decisión de nacionalizar la empresa. Lo hacemos no movidos por emociones vacías o por discursos sensibles que apelan a sentimientos de orgullo. Lo hacemos motivados por un auténtico patriotismo que nos hace leer con seriedad y preocupación la realidad que se nos presenta, que no se mueve por arengas partidarias, sino por decisiones pensadas y razonables que buscan la preservación de nuestros recursos y la eficiencia en el funcionamiento de este sector en beneficio de todos los argentinos.

Apoyamos la necesidad de recuperar el control de YPF, pero no queremos que esta empresa siga el camino deficitario e ineficiente de Aerolíneas, donde pareciera que al Estado le bastaba con enorgullecerse con la expresión “nuestra aerolínea de bandera”. De hecho se producen sentimientos que chocan estrepitosamente con el funcionamiento de la empresa y el cotidiano padecer de los usuarios.

Con lamentable frecuencia advertimos consecuencias de dos graves errores de este gobierno: su resistencia a los controles y la ausencia de una planificación integral, estratégica, pensada para mediano y largo plazo en las diferentes áreas.

Para iniciar una nueva etapa en el sector hidrocarburífero, no podemos dejar pasar la posibilidad de utilizar mecanismos que posibiliten controles profundos, con el compromiso del gobierno de fortalecer el sistema democrático, planificando estratégicamente, ejecutando mediante la intervención de las personas más capacitadas e idóneas, controlando responsable y oportunamente, y deslindando responsabilidades de cara a la sociedad.

Por las razones expuestas, estoy convencido de que la propuesta que proviene de nuestro bloque es la iniciativa que mejor refleja el objetivo de recuperar YPF. Sólo será el punto de partida de un proceso que ponga al sector de manera definitiva en el camino de un desarrollo con equidad y eficiencia al servicio de todos los argentinos.

Teniendo en cuenta que ha vencido mi tiempo solicito autorización para insertar el resto del discurso (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Así se hará, señor diputado.

Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Vilariño.- Señor presidente: realmente en esta sesión histórica es bueno incorporar algunos datos que me parecen relevantes en esta discusión.

En primer lugar quiero decir que desde su génesis YPF siempre fue proyectada como una empresa integral. Esto es muy importante, es decir que participa en todo el proceso productivo, así como de su diseño.

Era una de las pocas empresas del mundo de esa índole, salvando lo que era la ex URSS en esa época. Es decir que se ponía el interés en todo el proceso desde la exploración hasta la comercialización.

Vinieron todos estos avatares de descripción histórica que hicieron varios señores diputados, lo que determinó que cambiara la política de la empresa -ya en manos privadas- y que obviamente se optimizara la obtención de recursos.

Hemos visto como aumentaron los precios internos. También aumentaron los precios internacionales, lo mismo pasó con las ventas, sobre todo por exportación pero, oh casualidad, en la responsabilidad y en la obligación es muy poco lo que se invirtió.

Quiero dar datos porque nuestra región es un espejo para mirarnos en América latina, en la patria grande, donde creció mucho la producción de petróleo. Quiero señalar el caso de Perú que no era un país petrolero y tuvo un aumento del 68 por ciento, en Bolivia el aumento fue del 51 por ciento, aun cuando les quitó el 50 por ciento de la renta. Decían que se iban a ir pero no se fue ninguno. Siguen invirtiendo y produciendo petróleo, como Brasil un 24 por ciento, Chile y Venezuela.

¿Saben cuáles son los dos únicos lugares en América de habla hispana donde no aumentó la producción? México, donde se mantuvo y Argentina, donde disminuyó. Porque evidentemente hubo una empresa –quiero ser claro y decir que se trata de una empresa privada- en la que quien tiene la mayoría de los votos fija la política.

Eso es respetar las reglas de juego y acá hubo una empresa que evidentemente privilegió la distribución de sus dividendos y no invertir. Nos consta porque los argentinos fuimos rehenes con la falta de combustible; se dedicaron a apretarnos para que les abrieran las exportaciones, obviamente a precios mucho más redituables.

Quiero dar estos ejemplos: cuando faltaron los combustibles, Salta era una provincia turística, y nuestras cámaras legislativas y nuestro gobernador enviaron cartas documentos, y presentaron un recurso de amparo en la Justicia. No nos dieron bolilla; empezaron a aparecer camiones en cuentagotas.

Nosotros tenemos la refinería de Campo Durán, que fue una de las primeras del país que se diseñó cuando se hizo el gasoducto para distribuir gas a las zonas centrales. ¿Ustedes pueden creer que estaba funcionando hasta antes de que se interviniera con el 50 por ciento de su capacidad, en la cual la principal empresa privada, que no era Repsol ponía de sus 5 millones y medio de metros cúbicos, sólo un millón y medio en el ducto de la refinería y nos estábamos manteniendo con los 8 millones que nos manda la República hermana de Bolivia?

Cuando se intervino, a los dos días, por un hecho de magia aparecieron 5 millones y medio de metros cúbico por día para la refinería. Esto es lo que produce cambiar la política.

Precisamente este fin de semana comenzaron a aparecer una mejor calidad de abastecimiento en todos los centros turísticos del país (Aplausos.) Por eso es importante cambiar la política y yo quiero hacerlo sobre todo en una zona que cuando Yacimientos Norte estaba en plenitud, para que tengan una idea de su dimensión, tenía 5.500 empleados, y más de 1000 pozos. En esos pozos no solo se sacaba petróleo sino que se exploraba, se investigaba la sísmica, se perforaba y había pozos que funcionan de manera semicontinua.

¿Saben cuántos pozos tiene hoy la provincia de Salta en producción? No llegamos a los cien y según me contaban los compañeros del sindicato la cantidad de empleados apenas alcanza a los 600.

Con calidad y mano de obra importante Empresur contratista, una PYME salteña hoy está por ejemplo explorando y participando en Guatemala y en Ecuador porque allí hay inversión. Por eso quiero que esa zona que dio tanto al país y a nuestra provincia tenga esa reivindicación histórica.

Esto se ha dado en primer lugar con Néstor Kirchner quien hizo una inversión formidable, a partir del 2007 con nuestro gobernador. Y la sanción de esta ley sin ninguna duda va a reparar en algo lo que esta zona del norte de nuestra patria ha dado.

Quiero hacer un anuncio que es muy importante, que no es sólo lo que ha decidido el gobierno de mi provincia. Nosotros habíamos hipotecado durante quince años con otros gobiernos las regalías petrolíferas y las recuperamos este año.

Sacamos un crédito de cerca de mil millones y ya lo votó la legislatura provincial. Esos fondos irán en obra de infraestructura para el desarrollo a los tres departamentos que son productores: San Martín, Orán y Rivadavia. Esos departamentos son casualmente los que tienen los indicadores sociales más lamentables de nuestra provincia.

Por eso creo en la importancia de este fondo de reparación histórica, con la gobernación del doctor Urtubey, y que esta ley que estamos votando nosotros, todo el esfuerzo que ha hecho la Nación con Néstor Kirchner quien siempre ha tomado al norte argentino como…

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señor diputado. Su tiempo ha terminado.

Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

Sr. Garramuño.- Señor presidente: quiero expresar el acompañamiento al proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo nacional.

En forma muy sucinta, por las limitaciones de tiempo, quiero fundamentar los motivos de esta decisión y realizar finalmente algunas consideraciones que amerita el tema en tratamiento.

Acompaño, porque creo que es estratégica la activa presencia del Estado en la política energética de la Nación. Lo que se había perdido con la privatización y la falta de control posterior por parte del Poder Ejecutivo nacional nos llevó a la calamitosa situación actual, y es de esperar que ella se revierta con las medidas que se está tomando.

Acompaño, porque es auspiciosa la creación del Consejo Federal de Hidrocarburos con la presencia de todas las provincias argentinas para poder discutir la política energética nacional que nunca se pudo concretar.

Acompaño, porque por las informaciones que se han conocido el dinero que se debe aportar para la expropiación no alcanzaría los montos que se plantearon originalmente ya que la deuda que posee la empresa más los pasivos ambientales que deben informar las provincias reducirían fuertemente el valor pretendido por Repsol. Dichas deudas quedarán en la nueva empresa como continuadora de la anterior, pero será más manejable en el tiempo.

Acompaño, porque mi provincia, Tierra del Fuego -como el resto de las provincias productoras de hidrocarburos- estará en una posición interesante ya que se mantiene la ley 26.197, llamada ley Corta, de propiedad de las reservas territoriales hasta la milla 12 del litoral marítimo. Asimismo, se mantiene la ley marco, la 17.319, que no se ha corregido.

Seguramente las provincias aportarán las reservas que YPF posee en cada una de ellas como pago de las acciones que se le entregarán a cambio y no participarán mediante la cesión de regalías hidrocarburíferas ya que esto las desfinanciaría, por lo que la nueva YPF debería seguir abonando a las provincias productoras el 12 por ciento de regalías por producción de gas y petróleo en un todo de acuerdo con la normativa vigente.

A su vez, participarán de la renta extra que generarán las utilidades de toda la cadena de valor ya que las regalías antes mencionadas deberán recibir los dividendos por los porcentajes que tengan de toda la producción de crudo y gas –upstream- y de los combustibles -downstream- que la empresa comercialice con un valor agregado muy importante.

Quiero realizar algunas consideraciones finales sobre el tema que nos ocupa. Algunas de ellas, más que consideraciones, son preguntas para las que no tengo respuestas.

¿Por qué se llegó a tan brutal pérdida de reservas con utilidades exorbitantes y sin inversión en prospección y perforación?

Analizando los gráficos enviados en el mensaje de elevación del proyecto de ley, por ejemplo, se observa que entre los años 2004 y 2005 existió una pérdida de reservas en petróleo de aproximadamente el 22 por ciento. En el caso del gas, ella asciende al 32 por ciento.

Las utilidades netas para el año 2005 fueron de 1.830 millones de dólares, que representa un 14 por ciento del valor de compra de la compañía sin que el Estado haya tomado cartas en el asunto.

¿Por qué las acciones del grupo Eskenazi no tuvieron un tratamiento similar a las de Repsol en la presente expropiación? ¿Se buscaron todos los caminos razonables para lograr un control consensuado de la empresa por parte del Estado?

Planteo desde la óptica de la seguridad jurídica que esta medida alcanza tanto al resto de las empresas del sector como al país en general pensando en las inversiones de capital tan necesarias para el desarrollo de la Argentina.

Finalmente, en los últimos días se escuchan opiniones en el sentido de que en la nueva YPF deberían tener participación todas las provincias argentinas. Se considera que esto es un error conceptual ya que los hidrocarburos son recursos no renovables y el cobro de las regalías y la participación de la empresa permiten buscar una reconversión económica que haga viable el futuro de estas provincias productoras.

Dichas expresiones ponen como ejemplo la coparticipación con el fondo de la soja y otros. Quiero recordar que las provincias productoras de hidrocarburos desde hace años hacen su aporte a través de percibir menores regalías, ya que por efecto de las retenciones aplicadas a la exportación de crudo y gas natural el Poder Ejecutivo nacional alineó los precios internos con los externos menos retenciones (export-parity), generando durante muchos años precios bajos, que estimularon…

Sr. Presidente (Domínguez).- Se ha agotado su tiempo, señor diputado; muchas gracias.

Tiene la palabra el señor diputado por Santa Cruz.

Sr. Metaza. Señor presidente: en primer lugar quiero mencionar que todavía siento la emoción por haber participado el viernes pasado en el estadio de Vélez Sarsfield de ese masivo acto, en el que la presidenta de la Nación recibió el respaldo de más de cien mil personas adentro de la cancha y de más de treinta mil afuera de ella, recordando aquel 27 de abril donde las urnas posicionaron a Néstor Carlos Kirchner para la segunda vuelta electoral que luego lo catapultara a la presidencia de la Nación en virtud del abandono de su contendiente, el ex presidente Menem.

Siento emoción pero también un profundo orgullo de pertenecer a este movimiento político que se llama Frente para la Victoria Santacruceña, que hoy tiene la iniciativa política y conduce los destinos del país, que ha tomado medidas trascendentales que han cambiado el rumbo a la Argentina, y que ha devuelto la felicidad a nuestro pueblo. Entre esas medidas está el proyecto de ley que hoy estamos considerando.

Es para mí un honor ser parte de esta Honorable Cámara de Diputados en representación de la provincia de Santa Cruz en estos días memorables. La historia y el futuro de nuestro país nos convocan a ser partícipes de una medida que cambia el rumbo de la Argentina en materia de soberanía energética.

También traemos a este recinto el legado de nuestra población que confía en que la recuperación de la mayor empresa hidrocarburífera del país devolverá la esencia al trabajador del petróleo, ese recurso tan valioso con el que cuenta nuestro país y que ningún empresario puede comprar ni vender como acciones.

Este proceso de transformación sólo puede concretarse porque tuvimos un presidente llamado Néstor Kirchner y tenemos esta presidenta coraje, que siempre tuvieron muy claro lo que necesitaba el país y nuestra provincia, y marcaron el camino de la recuperación de la independencia económica y la soberanía política, promoviendo la equidad con inclusión y el bienestar del pueblo argentino.

Estoy firmemente convencido de que la voluntad política que derivó en la decisión de nacionalizar YPF y así recuperar la soberanía energética no hace más que ratificar el rumbo de un modelo de país que tiene como pilares el crecimiento de la industria y el trabajo nacional, la inclusión y la justicia social.

Santa Cruz fue una de las principales víctimas de esa estrategia de reducción de producción que encaró Repsol. Poco a poco fue deteniendo la exploración de nuevos yacimientos, levantando los equipamientos y abandonando los pozos, repercutiendo no sólo en los ingresos o regalías para las arcas provinciales, sino sumando incertidumbre a la población que veía amenazado sus puestos de trabajo.

Son muchas las cosas que tendríamos para decir los santacruceños que vivimos esta realidad petrolera de nuestra provincia, una de las principales productoras de hidrocarburos, pero en función del tiempo que me resta finalizaré mi intervención con algo muy personal.

Quiero decir a los diputados y las diputadas que acompañarán este proyecto que estoy absolutamente convencido de que desde el cielo Néstor Kirchner nos está mirando, nos está sonriendo y diciendo: “Tengan fuerza. ¡Fuerza todos para seguir acompañando a esta presidenta coraje! ¡Fuerza todos para seguir acompañando este modelo y seguir profundizando estas políticas!”

Finalmente, quiero decir a aquellos diputados y aquellas diputadas que no nos acompañarán con su voto que estoy absolutamente convencido de que aquel diputado del peronismo disidente que en este momento no está en su banca, que acusó diciendo que se entregaba YPF a La Cámpora, lo hizo solamente para denostar a esta juventud maravillosa que está acá sentada. No tengo ninguna duda de que esta juventud es el principal sostén de Cristina, y que la acompaña y seguirá acompañando bajo cualquier circunstancia. (Aplausos.)

Estoy convencido de que algún día los 40 millones de argentinos, la patria, los hijos, y los hijos de sus hijos, se lo van a demandar. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Álvarez.- Señor diputado: pareciera que para el oficialismo, como dice Discépolo, veinte años no es nada. En 1992, de la mano de Menem, y con el acompañamiento de Néstor y Cristina, privatizaron YPF. Hoy pretenden desandar ese camino de la mano de Cristina y con el acompañamiento de Menem. El orden de los factores, en este caso, sí altera el producto.

Decir que vamos a discutir la soberanía es algo tan obvio como preguntar a cualquier argentino si los jubilados deben tener una jubilación digna. En la provincia de Santa Fe se cobra el 82 por ciento móvil, y cuando aumentan los activos, automáticamente se aumentan los haberes de los jubilados. Seguramente la ciudadanía estaría de acuerdo con esta medida. En cambio, si dichos haberes se ajustan cada seis meses, como ocurre a nivel nacional, lejos y tarde de la inflación y de los aumentos salariales, sin el 82 por ciento móvil y con fondos de la ANSES que se utilizan para cualquier destino menos para los jubilados, la voluntad y decisión de la gente serían otras.

Con este tema pasa algo muy similar, y lo digo como radical, perteneciente a un partido que tiene tradición, antecedentes -como lo señalaron varios de mis correligionarios-, desde Illia hasta Alfonsín, y una posición histórica contraria a la privatización.

Estos son argumentos suficientes que avalan la postura del radicalismo. De todos modos, creo que el fin no justifica los medios. Como argentino no puedo dejar de reconocer la importancia que tiene la soberanía energética.

Por supuesto, estoy de acuerdo en el qué, pero bajo ningún aspecto puedo compartir el cómo y con quiénes se lleva a cabo esta medida. Este es un proyecto que ataca a la calidad institucional. Si bien se pretende justificar que por ser una sociedad anónima abierta no tiene control, es inadmisible que no exista en un ente tan importante como es esta empresa.

La iniciativa representa un ataque al federalismo porque nuevamente se deja a un montón de provincias afuera, como la mía: Santa Fe. No estamos discutiendo las regalías sino la integración del capital accionario. Santa Fe tiene una destilería en San Lorenzo, pero paradójicamente como son amigos del poder en este proyecto no se toca. Es un cheque en blanco para facilitar negocios con empresarios, porque se dice que la sociedad puede tener acuerdos con entidades públicas o privadas, nacionales o extranjeras. Este tema da pie a cualquier cosa.

Antes de seguir avanzando en mis argumentos, quiero fijar mi posición personal. Son claros los argumentos por los cuales no debería acompañarse este proyecto. No es que esté en contra del qué sino en la forma en que se ha instrumentado la iniciativa.

Soy respetuoso de las decisiones mayoritarias de mi partido. Se ha decidido que hay que acompañar este proyecto, y solo por esta razón voy a votar en general afirmativamente, sabiendo que mi voto no define el resultado de la votación.

Si uno analiza detalladamente la iniciativa, el artículo 1° se refiere a declarar de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos. Esto es obvio e importantísimo en un país –como bien se dijo- con petróleo, pero no petrolero. El oficialismo debe hacerse responsable, porque no se cumplió con este objetivo. ¿Por qué se va a expropiar el 51 por ciento de las acciones y no se avanza sobre el total? ¿Por qué seguir haciéndose cargo? ¿Por qué no se realizaron inversiones? ¿Por qué no se deja sin efecto la concesión en vez de avanzar en una privatización, y por qué no se transforma a la empresa en una sociedad estatal con participación estatal mayoritaria?

Indudablemente aquí no estamos avanzando sobre el ciento por ciento del petróleo en Argentina sino solamente –como bien se decía- sobre un 30 por ciento, y de esto, solamente la mitad.

El Poder Ejecutivo tiene que hacerse cargo de que no existe una política en materia energética y de que sus representantes han convalidado todo. Nuevamente el kirchnerismo demuestra que no quiere hacerse responsable de nada.

En lo personal, temo que de la misma manera en que los recursos excedentes de la soja no se están usando para el desarrollo, de la misma manera en que se usan discrecionalmente los fondos del Banco Central –en virtud de la última modificación de su Carta Orgánica- y de la misma manera en que se usaron los fondos de la ANSeS y del Banco Nación, ahora quieran ir por la caja de YPF. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Cardelli.- Señor presidente: como decía mi compañero de bancada Pino Solanas, hoy realmente es un día importante. Posiblemente estemos dando una vuelta de página a una parte de la década del 90, en la que no solamente se privatizó YPF sino que se desreguló el mercado petrolero. Básicamente se hizo del mercado de gas y de petróleo un funcionamiento de libre mercado: libertad para sacar las utilidades, libertad para la inversión extranjera, libertad para el uso de los crudos; en fin, absoluta libertad de las empresas extranjeras.

Todos aquellos que hoy hacen apología y dicen que todo esto va a obstaculizar la llegada de inversiones extranjeras deberían preguntarse qué es lo que existió desde la década del 90 hasta ahora si no es la libre y absoluta movilidad de la inversión extranjera en el campo petrolero.

¿Qué pasó realmente? Invirtieron solamente en los campos y las áreas que habían sido descubiertos por YPF y mejoraron la tecnología para poder avanzar en la producción de petróleo. Eso se agotó a fines de la década del 90. De ahí en más siguieron sobreexplotando los pozos de los que sacaban petróleo, y en aquellos lugares donde tenían que invertir en exploración no lo hicieron.

Esa es la realidad del capital extranjero. Por eso, hoy debemos valorar como realmente importante la decisión de este gobierno de avanzar en una página alternativa o en un camino de retroceso en lo que se hizo.

Lo que ahora resulta realmente necesario es controlar el mercado petrolero. Lo que no podemos hacer es dar un paso adelante para que después todo termine funcionando de la misma manera en que funcionaba hasta ahora este mercado oligopólico.

Por eso nosotros seguimos planteando, como lo hemos hecho en otras instancias, que YPF debe ser una empresa pública y que el petróleo debe estar controlado en su totalidad por el Estado, no solamente para poder garantizar la inversión sino también para seguir apoderándose de una importante renta petrolera con la que se queda el capital privado mientras tendría que servir para el desarrollo.

La otra cuestión que queremos señalar -está planteada en nuestro proyecto- es que no solamente hay que plantear como prioridad, como utilidad pública o como objetivo central el tema del autoabastecimiento en el plano de los hidrocarburos. Estamos convencidos de que es central plantear una perspectiva más general, que es el autoabastecimiento en el área de la energía.

El tema del petróleo es una etapa que se está acabando, y necesariamente tenemos que avanzar hacia un modelo mucho más limpio y ecológico en lo que hace a la producción de energía. Todos sabemos que la energía que usa hidrocarburos es una responsable muy importante del cambio climático, con todas las consecuencias que esto implica, como la alteración de todo el ecosistema. Por eso planteamos que el objetivo central es avanzar hacia las energías renovables.

Quiero decir que esto ya tiene antecedentes inclusive en el plan trienal 1973-1976, uno de cuyos objetivos era justamente modificar la matriz energética.

Por eso, en nuestro proyecto en disidencia verán que se plantea la necesidad de la elaboración de un plan estratégico hacia la producción de energías renovables, tratando de modificar la actual matriz energética.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Chubut.

Sra. González (N.S.).- Señor presidente: es un orgullo para mí como patagónica, como chubutense, estar participando hoy en esta Cámara, de este debate por la recuperación de YPF por lo que significa para las provincias patagónicas, especialmente para la mía. El petróleo tiene una injerencia económica y social importante y creo que a partir de la aprobación de este proyecto va a cambiar la vida, no sólo de las provincias que tienen la explotación del petróleo, sino de todo el país.

No me voy a extender en lo que es la parte política, técnica y legal del proyecto de YPF porque ya lo hizo el miembro informante de mi bloque, lo han hecho mis compañeros y lo van a seguir haciendo en el día de mañana. Sí quiero contarles a mis colegas diputados que el 20 de abril concurrí a una reunión del Parlamento Latinoamericano como vicepresidenta y en representación de esta Cámara. Luego de cuatro horas de debate surgió la posición que iba a tomar el Parlamento con respecto a la recuperación de YPF por parte de nuestro gobierno. Debo decir que recibimos un amplio y total respaldo. De los veintitrés países que componen el Parlamento Latinoamericano, veintiuno apoyaron esta resolución y dos se abstuvieron: México y Saint Martin. En el primer caso, el representante de ese país dejó bien explicitado que lo hacían porque ellos tenían intereses en Repsol.

He leído por allí que a nuestros vecinos latinoamericanos nos les iba a caer bien la medida de nuestro gobierno. A quienes manifestaron eso, les tengo que decir que no fue así, ya que el acompañamiento fue total. Como fue tan contundente la declaración que emitió el Parlamento Latinoamericano, me voy a permitir leer textualmente sus tres artículos. Dice así: “El parlamento Latinoamericano resuelve:

“1. Respaldar la decisión del gobierno de la República Argentina de nacionalizar la empresa Repsol YPF, como un acto de soberanía energética para el bienestar del pueblo argentino contribuyendo al autoabastecimiento, satisfacción de la demanda nacional, disminución del precio de este rubro, aumento de inversiones del sector del crudo y preservación del medio ambiente.

“2. Rechazar categóricamente la posición tomada por el gobierno español y la Unión Europea en amenazar al Estado argentino con represalias en el campo comercial, en lugar de tomar la vía del diálogo y negociación como puntos de búsqueda de concordancia y entendimiento y con una justa indemnización.

“3. Sumarnos a la posición de los gobiernos de América Latina y el Caribe que mayoritariamente se han solidarizado con esta decisión, orientada a beneficiar no sólo al crecimiento y al desarrollo del pueblo argentino, sino también a la promoción de la integración energética de la región.”

Evidentemente, esto reafirma el camino de crecimiento y de integración que ha transitado nuestro gobierno nacional, que es de todos y para todos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Linares.- Señor presidente: antes de que me pida que redondee, solicito la inserción de mi discurso en el Diario de Sesiones.

Sin perjuicio de ello, quiero señalar que es verdad lo que hoy se ha dicho en el sentido de que éste es un día histórico, pero puede serlo para bien o para mal. De todas formas, uno entendería que es un día histórico para bien, en caso de que el Congreso hoy esté dando el primer paso para recuperar la soberanía energética perdida en la República Argentina. Sin embargo, este sería un mal día histórico si expropiáramos esta parte de YPF para obtener dividendos con el objetivo de destinar las divisas a fines que nada tienen que ver con la explotación de este tipo de recursos, aunque esta cuestión ya corresponderá al gobierno nacional.

La recuperación de la soberanía nacional sobre nuestros recursos naturales y el autoabastecimiento energético que permita superar la crisis en la que se encuentra el sector, resultan una tarea prioritaria y urgente en la Argentina.

Para ello debemos revisar todas las concesiones y derogar el esquema jurídico vigente. Sólo de esa manera el Estado nacional podrá retomar el control de la política hidrocarburífera que nunca debió perder.

Debemos poner fin a un sistema perverso que permite que las empresas privatizadas sigan transfiriendo enormes ganancias a sus países de origen para sus colocaciones financieras sobre la base de la depredación de nuestros recursos naturales. Además, debemos auditar y controlar el 70 por ciento de la extracción y producción, que no controla YPF y sigue en manos privadas.

Para esto, y como paso previo, es preciso realizar una auditoría integral de todas las áreas hidrocarburíferas revirtiendo las concesiones en las que se verifique subexplotación. Por cierto, como nadie conoce estas reservas, ni siquiera el propio gobierno nacional, las empresas extraen los recursos mediante una simple declaración jurada, es decir, sin ningún tipo de control estatal.

Es verdad que Repsol llevó a cabo una feroz política extractiva, una sobreexplotación a corto plazo. No se invirtió para reponer las reservas, y por lo tanto, se produjo una caída brutal de éstas. Estamos hablando de un 32 por ciento de reservas de petróleo y de un 23 por ciento de reservas de gas. Así, se obligó a la Argentina a importar combustible, sobre todo fuel oil, gasoil y gas, a través de los buques regasificadores. Bien sabemos los bahienses que, junto con Escobar, estamos recibiendo alrededor de ochenta buques puestos de manera compulsiva, que desde el punto de vista de la seguridad dejan mucho que desear.

¿Nadie controló el vaciamiento de esta empresa? ¿Quiénes son los responsables de no haber controlado?

Entendemos que también debemos discutir una estrategia de gestión que asuma una nueva empresa, un rol del Estado nacional y de los gobiernos provinciales en el mercado energético, así como también de los organismos de control y el Parlamento.

Queremos que la participación de las regalías sea plena para todas las provincias. Hoy, algunos diputados por Buenos Aires nos dijeron que el 65 por ciento del crudo se destina a esa provincia, con el impacto ambiental que ello produce.

Para concluir, deseo señalar que la recuperación de la soberanía energética no alcanza con la expropiación del 51 por ciento de la empresa. Por ello, es necesaria la reinversión de las futuras ganancias a los fines de diversificar la matriz energética, a través de energías alternativas renovables y no contaminantes, como aquí se dijo. Asimismo, deben ser ampliadas las redes de gas natural al 40 por ciento de los argentinos. Estamos hablando de 15 millones de habitantes del NOA y fundamentalmente del NEA, que en un ciento por ciento carecen de gas natural.

Creemos que estamos frente a la oportunidad de saldar una deuda histórica. Nosotros no privatizamos ni vaciamos YPF, y queremos volver a una YPF estatal. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Formosa.

Sra. Lotto.- Señor presidente: hoy es un día histórico, que nos llena de orgullo estar en esta Cámara para expresar nuestro apoyo a este proyecto que va a permitir a todos los argentinos ejercer el derecho que les cabe por mandato natural y constitucional a la participación a través del Estado en la producción, exploración, explotación, comercialización y distribución de un recurso estratégico no renovable como es el hidrocarburo.

La coordinación de esta actividad de acuerdo a las necesidades del país es un atributo exclusivo del Estado, como sucede en la mayoría de los países que tienen este recurso tan importante.

El proyecto enviado por el Poder Ejecutivo tiene por fin recuperar la soberanía, en un claro compromiso con el pueblo argentino, garantizando el desarrollo económico y el incremento de la competitividad de los diversos sectores, el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones, priorizando siempre la inclusión social.

Este es un clamor histórico de las provincias del nordeste, donde no contamos con gas natural, por lo que celebramos el regreso de YPF Gas a la órbita estatal y apoyamos las políticas de crecimiento, como la construcción del gasoducto del nordeste, hoy prioritario en la agenda del gobierno nacional y que vendría a completar el plan energético. Formosa cuenta con una línea de extra alta tensión de energía eléctrica de 500 kilovatios, que fue inaugurada por la presidenta en octubre de 2010 y considerada una obra emblemática del gobierno nacional y provincial.

Voy a referirme, como representante de una de las provincias del NEA, a dos aspectos que manifiestan el accionar depredatorio de la empresa para con nuestros recursos.

Allá por septiembre de 2008 este Congreso aprobó un programa que permite subsidiar la garrafa social, llamado “Programa Garrafa para Todos”, mediante acuerdos firmados con los productores de gas y que en diciembre de 2011 debía ser prorrogado. YPF no firmó la adenda, dejando indefensos a millones de argentinos que todavía no cuentan con el gas natural y tienen que seguir utilizando gas en garrafa.

En Formosa tenemos tres áreas petroleras. Una de ellas creció más del 100 por ciento gracias a la alianza estratégica de una empresa provincial estatal llamada REFSA con la concesionaria de una de las áreas. En cambio, la producción de las áreas controladas por YPF manifestó una sostenida declinación, consecuencia de diez años de falta de inversión en exploración y recuperación de pozos, provocando la caída de la producción a la mitad.

Esto es concordante con la falta de exploración de las áreas remanentes a su cargo y el incumplimiento del plan exploratorio firmado en febrero de 2010 por la empresa YPF, y hasta la fecha no se cuenta con los informes correspondientes.

Hoy todos los argentinos estamos identificados y acompañamos la valiente iniciativa de la presidenta, que promueve una política sustentable y de recuperación de la soberanía, garantizando el desarrollo equitativo de todos y cada uno de los argentinos desde 2003, dando como resultado un crecimiento sostenido y superando el modelo neoliberal donde las decisiones soberanas se tomaban en los centros del poder económico internacional.

Apoyamos firmemente este proyecto e invitamos a todos los argentinos a sumarse porque es un proyecto pensado en todos, para el bienestar de los que más necesitan y es el proyecto que responde al plan de gobierno ejecutado por nuestra presidenta, doctora Cristina Fernández de Kirchner, a quien no se puede defenestrar como se ha hecho en este recinto, en honor al 54 por ciento de los votos obtenidos en la última elección. No se pueden utilizar conceptos como los empleados por algunos diputados en este recinto. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Storani.- Señor presidente: voy a pedir permiso para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones pues lo voy a acortar.

No voy a profundizar en la historia de nuestro partido en la lucha por la soberanía energética porque creoque los correligionarios que me antecedieron en el uso de la palabra explicaron muy bien esa historia. Me refiero a los diputados Rogel, Tunessi y Alfonsín.

En primer término, adelanto mi voto afirmativo en general, en el mismo sentido en el que lo ha hecho mi bloque.

En segundo lugar, aportaré durante mi discurso un cuadro con la relación entre el crecimiento de la economía con el decrecimiento de la producción petrolera, lo cual desmiente al diputado riojano del Frente para la Victoria que ya hizo uso de la palabra.

Estimo que el paso que estamos dando es necesario, pero que resulta insuficiente para recuperar la empresa como una de las claves de la soberanía energética nacional, para que esté al servicio del desarrollo económico, social, científico y tecnológico.

Aparentemente el gobierno plantea el principio de soberanía hidrocarburífera para recuperar el control corporativo de la empresa. Esas son buenas premisas para recapturar la renta petrolera y equilibrar el balance de divisas, pero también incluimos entre nuestros propósitos la necesidad de ampliar las reservas, asumir a la energía como un puente hacia el consumo y la producción futura y promover la investigación y el desarrollo, ya que eso puede constituir para el país la palanca fundamental de acceso a la sociedad del conocimiento.

Por lo tanto, desde esa diferenciación, estoy convencida de que la presentación pública oficial está falseada por las necesidades coyunturales de la caja pública.

Procuramos resolver esa insuficiencia con otros proyectos que hemos presentado junto al diputado Rogel. En este sentido, puedo mencionar la propuesta de creación de un observatorio de vigilancia económica, financiera y tecnológica de carácter bicameral para todas las concesiones petroleras, con asistencia de las universidades públicas. También impulsamos un régimen que promueva una mejora del comportamiento tecnológico de contenido nacional en el sector, que revierta la desnacionalización ocurrida desde la privatización menemista. De este modo, vamos por un proyecto alternativo a la propuesta actual del gobierno, que esperamos poder compartir con otros bloques que también aprueban este proyecto en general. Digo esto porque debemos asumir que el proyecto en consideración no revisa ni revierte el marco regulatorio del menemismo, no aborda la situación de los otros concesionarios del sector, ni contempla el rol clave del conocimiento y el papel del recurso humano.

Nuestra convergencia parcial intenta aportar seriedad a la estrategia. Acá está la Unión Cívica Radical para garantizar la seguridad jurídica, no desalentar las inversiones y proteger la relación bilateral con España. Digo esto porque entendemos que ha sido absolutamente inadecuado el modo en que procedió nuestro gobierno, lo mismo que el comportamiento de Repsol, que fue consentido por el gobierno argentino a través de su representante en el directorio de YPF. En definitiva, estamos acá por una Argentina confiable y moderna.

La inexistencia de un Estado decente no devalúa el interés radical por una YPF argentina con más motivos que los doctrinarios. Por eso, estamos acá para ser guardianes de un mejor control a través del observatorio cuya creación estamos proponiendo.

Con mi voto afirmativo en general procuro dar una señal de demanda de concertación en una cuestión tan sensible.

Como todos saben, mi padre fue Conrado Storani, presidente de Agua y Energía, secretario de Energía de don Arturo Illia y de don Raúl Alfonsín y senador de la Nación en la década de los 90. Muchas cosas podría decir hoy sobre su aporte a la soberanía energética, pero en este momento quiero compartir con ustedes algo de su frustración y tristeza. Cuando en este recinto la actual mayoría y la Ucedé saludaban eufóricas la privatización de YPF, a los que estábamos con él nos preguntó: “¿Qué festejan?”

Ojalá que mi participación en este debate sirva para revertir aquella derrota política del pensamiento nacional, y que en esta batalla por la recuperación por la soberanía energética esté a la altura de su ejemplo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por el Neuquén.

Sr. Ciampini.- Señor presidente: a partir del 16 de abril nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó el proyecto vinculado con la recuperación de la soberanía hidrocarburífera ante el pueblo argentino. El Senado ya le dio sanción y está en tratamiento en esta Cámara. Acá estamos marcando un jalón histórico para la política, el Estado y todo el pueblo de la Nación. Estamos ante el escenario de la misma expresión de comunicación entre la política y la sociedad. Pocas veces se ha visto una coincidencia tan evidente y tangible para una decisión de estas características.

Voy a insertar seis momentos de la historia de este siglo, donde YPF cumplió un rol fundamental en nuestro país.

Específicamente quiero dedicarme al tema de los trabajadores de YPF. Sabemos el esfuerzo que hicieron hace más de un siglo. Junto con una decisión del Estado marcaron soberanía en nuestro territorio. Del interior de nuestro país hicieron una de las fortalezas más importantes para el desarrollo. En ese momento se recorrían kilómetros de ripio.

Se construyeron ciudades con una estrategia, ya que el Estado permitía la inserción de la gente que estaba en esos lugares. Existía una comunidad organizada.

Hubo pueblos que se construyeron como Comodoro Rivadavia, Pico Truncado, Tartagal, Plaza Huincul, Cutral Có –significa agua de fuego, que signó uno de los momentos de la política neoliberal-, Catriel, Malargüe, etcétera. Todo se hizo con el esfuerzo de la familia ypefiana, con el esfuerzo del Estado.

Se aplicaron distintas políticas en este siglo. El pueblo superó la situación de las políticas conservadoras, la situación de la dictadura y la del neoliberalismo. Creemos que a este último le están quedando pocas horas de vida ya que ha subyugado a nuestro país en los últimos momentos del siglo.

La empresa YPF y la familia ypefiana comenzaron a sentir muy fuertemente esta situación de avasallamiento y de creación de esas instituciones en el interior del país. Ocurrió por 1995, cuando el Estado perdió la acción de oro.

Justamente en junio de 1996 en Cutral Có se produce el movimiento que de alguna manera va a dejar marcado esta nueva historia que se produjo en nuestro país, mediante la aparición de los movimientos sociales y piqueteros.

¿Cómo se forma esto? Costó mucho. Prácticamente con un 22 por ciento, como planteaban hoy. Luego hemos llegado a un 45 por ciento y un 54 por ciento en esta última década con los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Nos tocó controlar la voracidad de lucro de las empresas que actuaban en este país.

Comenzamos con el tema de la empresa Suez. Hoy AySA está funcionando perfectamente al igual que otras más. Ahora vamos por YPF.

Dicha empresa debe definir su historia y su estrategia para sus próximas generaciones, constituyéndose en una política de Estado que cree un nuevo marco para que nunca más –como ha dicho el viernes pasado nuestra presidenta- perdamos la soberanía energética. Además queremos que sea la sociedad argentina la primera muralla de defensa de nuestra YPF. Esta construcción la vamos a hacer con todos.

Sr. Presidente (Domínguez).- Muchas gracias, señor diputado. Ha sido usted el último orador y ha finalizado el tiempo del que disponía para hacer uso de la palabra. Si desea solicitar la inserción del texto de su discurso, puede hacerlo.

Recuerdo que mañana a las 10 continuaremos esta sesión. La Presidencia agradece a los señores diputados por el desarrollo del presente debate.

Se pasa a cuarto intermedio hasta las 10.

- Se pasa a cuarto intermedio a la hora 0 y 6 del día 3.

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2012-05-05
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Deporvida
Por Jorge López

 

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