
 
   
  
  
  ![]()
    
MundusNET 
    
    Nº 12:
    -La pelea entre 
    Google y Yahoo!
    -El movido mundo
    de los celulares.
    -Adicción a las NT 
Más pruebas ligan a Uribe
      con paramilitares. 
    
BOGOTA.- 
      Pocos países latinoamericanos pueden mostrar la complejidad de actores 
      en el terreno político-económico que dispone Colombia. Un 
      gobierno (de Julio César Uribe) aliado de Estados Unidos (con bases 
      y gran presencia militar) rodeado por sus propios paramilitares (AUC), conviviendo 
      con carteles de la droga y con un tercio de su territorio en manos de fuerzas 
      insurgentes nacidas hace casi medio siglo. Un paisaje típico de una 
      novela de su escritor insignia (Gabriel García Márquez).
      El Senador Gustavo Petro, del Polo Democrático Independiente, denunció 
      que según sus investigaciones un hermano del Presidente Uribe sería 
      uno de los Doce apóstoles que conducían a los 
      paramilitares de derecha de la organización Autodefensa Unificada 
      de Colombia (AUC), que asolan al campesinado desde hace casi dos décadas. 
      Estos irregulares, mejor equipados que el propio ejército colombiano, 
      son el soporte de los carteles de la droga, amedrentando a los campesinos 
      que no se prestan al juego de la plantación de amapolas de cocaina. 
      Los militares norteamericanos los fomentan porque sirven como avanzada para 
      atacar a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia 
      (FARC), que con casi 40 mil combatientes controlan desde hace una década 
      casi un tercio del territorio. Los insurgentes también le cobran 
      un peaje a los carteles, gracias a lo cual mantienen casi un estado paralelo 
      al oficial.
      Los apóstoles son un grupo de doce político y 
      empresarios que deciden las acciones armadas de las AUC, que aunque han 
      hecho el gesto político de desarmarse ante su Presidente, conservan 
      en la selva un arsenal mas grande aún. Expertos en armas dicen que 
      las que entregaron en actos públicos, gracias a lo cual se les permitía 
      el reingreso a la vida civil, es apenas una pantalla, porque debe haber 
      una reserva mas moderna aún que le permitiría recuperar inmediatamente 
      su poder de fuego. Además, nadie sabe en qué están 
      los presuntos diez mil mercenarios que no se han presentado ante el desarme 
      concretado en abril del 2006, en el que treinta mil aceptaron la propuesta 
      gubernamental. Algunos ex integrantes de la banda denunciaron como cómplices 
      a cerca de sesenta funcionarios o dirigentes oficialistas, entre los que 
      están el hermano de Uribe y la propia canciller María Consuelo 
      Araujo (quien había avanzado mucho en las difíciles relaciones 
      diplomáticas con Venezuela). Los paramilitares tuvieron un crecimiento 
      muy importante en territorio de Antioquia cuando el actual Presidente era 
      gobernador en el período 1995-97. La Corte Suprema de Justicia, bajo 
      una importante presión de censura por parte del Primer Mandatario 
      continúa con sus investigaciones que han comenzado a salpicar a la 
      actual gestión.
      Enmarcado en el denominado Plan Colombia, desde hace diez años 
      Estados Unidos tiene una directa ingerencia en la logística, comunicaciones, 
      economía y política del país, donde los oficiales sajones 
      se han convertido en virtuales gobernadores de las regiones en las que tienen 
      sus bases. La impunidad que tienen los soldados extranjeros les ha permitido 
      participar en rencillas callejeras por mujeres o alcohol (cuando no aprovisionamiento 
      de droga para consumo) que muchas veces terminan con muertos inocentes aunque 
      sin que los casos sean investigados.
      El ejército regular ha quedado dividido entre aquellos que reciben 
      entrenamiento de élite por parte de los asesores norteamericanos 
      y los que pertenecen a batallones llenos de limitaciones y que operan casi 
      artesanalmente en zonas de alta conflictividad. Ello ha permitido arraigar 
      a la insurgencia en gran parte de su territorio.
      Las FARC, controlan varias poblaciones desde hace años y han implementado 
      su propio estado paralelo, proveyendo de justicia, educación y salud 
      a los habitantes (la mayoría campesinos o montañeses) que 
      no pueden migrar hacia el resto del país, ya que son sospechados 
      de colaborar con la guerrilla. La policía encarcela por largo tiempo 
      a los que ingresan al territorio, acusándolos de espías. El 
      carácter reservado de muchos de esos campesinos permite que sean 
      avasallados en interrogatorios reñidos con cualquier respeto a los 
      Derechos Humanos. No hay que olvidar que Colombia es considerado el país 
      más violento del continente, con cifras de muertos que superan largamente 
      a los desaparecidos de las dictaduras de Chile, Brasil y Argentina por ejemplo. 
      El asesinato político es una herramienta recurrente de la vida de 
      esta nación tropical que goza de excelentes paísajes y una 
      clase intelectual envidiable.
Febrero 2007-02-05 (C)