|  
         
 
  | 
       
         
 
  | 
    
       
DAMASCO.- 
      Después de tres semanas de bombardeo indiscriminado sobre la ciudad 
      de Fallujah, Estados Unidos ha pactado su retirada con los rebeldes sunnitas 
      que se han convertido en la mas dura resistencia guerrillera desde la invasión 
      plena, de la que se cumple un año. Las organizaciones humanitarias 
      no pueden contabilizar los muertos civiles porque es imposible transitar 
      por las calles de una ciudad atestada de francotiradores que no distinguen 
      entre adultos, niños o ancianos. Una abuela que pretendía 
      refugiarse en una casa vecina a la suya (que se había derrumbado 
      por la bomba de un avión estadounidense) junto a sus nietos, fue 
      baleada por un marine.
      Los que no han podido escapar, sufrieron el peor bombardeo registrado en 
      el último año, pretendiendo aminorar el poder de fuego de 
      los sunnitas, quienes están extendiendo su poder a todo el país, 
      no por infraestructura sino por la indignación reinante en los iraquíes. 
      Estos, mas allá de sus diferencias entre los mencionados religiosos 
      y los chiitas o los cristianos, han visto su estilo de vida destruido. Sin 
      empleo, con sus casas destruidas y muchos muertos en sus familias deben 
      soportar las bravuconadas de los marines que hablan en un idioma que no 
      conocen.
      La retirada norteamericana será cubierta por una especie de policía 
      compuesta por iraquíes reclutados por los estadounidenses y comandados 
      por un ex general de la época de Saddam Hussein.
Mayo 2004-05-01 ©