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DAMASCO.- 
      En tres ataques de la resistencia, en la capital iraquí, Bagdad, 
      y Mosul, murieron casi 130 personas, mostrando un recrudecimiento de la 
      resistencia a la invasión anglo-hispana-norteamericana.
      El martes 10 pasado, un auto bomba explotó en la vereda de un destacamento 
      militar norteamericano en el que formaban fila aspirantes iraquíes 
      a formar parte de las nuevas fuerzas militares locales. En ese acto, murieron 
      55 personas y otras 100 resultaron heridas de diversa consideración. 
      
      El día anterior, minutos después de una explosión en 
      Mosul, con apenas cuatro víctimas fatales, fue el preludio de un 
      ataque a una comizaría, en la que fallecieron extraoficialmente 60 
      personas, entre detenidos y custodios.
      El sábado 14, en un ataque comando contra una comisaría en 
      Bagdad, y tras media hora de fuertes tiroteos, murieron 23 policías 
      de la pro-invasora Guardia Civil de Seguridad, quienes no recibieron asistencia 
      de los soldados norteamericanos ubicados a pocos metros del lugar.
      El juzgamiento inminente de Saddam Hussein y el descabezamiento del Partido 
      Baath, hace sospechar que en la resistencia han nacido nuevos líderes 
      que están logrando consolidar una red de resistencia y aprovisionamiento 
      que se ha creado aún en plena ocupación. Esto preocupa al 
      comando militar norteamericano porque siente que mas que nunca está 
      en la guarida de un monstruo de mil cabezas.
Febrero 2004-02-18 ©