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BUENOS 
      AIRES.- Ante un Salón Blanco de la Casa Rosada colmado de funcionarios, 
      gobernadores y empresarios, la Presidenta Cristina Fernández dió 
      uno de sus discursos más profundos. Recuperó la iniciativa 
      al marcar el rumbo del combate a la pobreza. Previo a su alocución 
      se leyeron los decretos que marcan políticas de redistribución.
      El campo, con poca mano de obra se convirtió en el sector más 
      rentable. ¿Qué pasó en estos tres meses en los que 
      vimos cortar rutas y que un sector decidiera quien pasaba y quien no, derramar 
      leche cuando falta alimento?, arrancó planteando.
      El gobierno cometió el error de la ingenuidad política 
      de no advertir que tocar una parte de la renta extraordinaria de un sector 
      para distrubuir mejor el ingreso iba a provocar estos trastornos, 
      a lo que agregó que creímos que lo que escuchamos en 
      varias liturguias se había hecho carne en dirigentes y en la sociedad. 
      Creímos que la redistribucion del ingreso se hacía, a pesar 
      de haber sido revalidada en las urnas, sin necesidad de explicarlo, 
      completó.
      ¿Estamos decididos a abordar el problema de la pobreza? Sin 
      tocar el ingreso de rentas extraordinarias y la redistriubución es 
      imposible.
      Un periodista me hablaba de crisis, pero en realidad allí estuvimos 
      en el 2003, con desocupados, con los comercios cerrados, con la ciudad de 
      Buenos Aires desierta, restaurantes vacíos, sin gente en la calle. 
      Hoy hay tantos autos, tanta gente comiendo, tanto consumo popular, que es 
      dificil transitar. Crisis fue aquella. Estamos viviendo la reacción 
      de un sector al que el Estado le había afectado una parte de sus 
      rentas extraordinarias. Separando todo, lo que queda es esto. La reacción 
      de alguien que se niega a redistribuir el ingreso para los que menos tienen. 
      Como Presidenta argentina no debo gobernar para una parte, sino para el 
      total de los argentinos.
      He escuchado discursos sobre voracidad fiscal de que no se le daba 
      participación a las provincias. En dos semanas estará funcionando 
      un plan para construir treinta hospitales de complejidad y doscientos centros 
      de atención primaria. El estado no quiere cerrar las cuentas fiscales. 
      El Estado quiere cerrar las cuentas sociales de todos los argentinos. Creemos 
      que tengo la obligación como mandataria de todos de dar el gesto 
      de estadista. ¿Qué sería un gesto estadista? ¿Decirle 
      a los sectores que mas rentabilidad tuvieron, que está bien, ya que 
      durante 90 días cortaron rutas y generaron caos, quédense 
      con todo y el resto después vemos qué hacemos? No les voy 
      a decir el campo está en orden, feliz día de la bandera. No 
      me siento una estadista sino una simple Presidenta de la República.
      Esta redistribución responde a también el hecho de que 
      el 23 % de la obra pública está redistribuida. Ninguna de 
      las viviendas sociales están hechas por el Estado nacional directamente, 
      sino que se le da participación a los gobernadores. Tengo la obligación 
      de generar riqueza para todos los argentinos. Las exportaciones de ganado 
      que han alcanzado récords partieron de los acuerdos que habíamos 
      hecho con las entidades agropecuarias en plena medida de fuerza. Nadie puede 
      arrogarse el derecho de cortar rutas. Mañana se cumplen seis meses 
      de mi asunción y la banda hoy es mucho más pesada, se 
      sinceró.
      Hemos trabajado sobre el tema de la energía, las viviendas, 
      una Argentina que quiere seguir progresando. Los quiero convocar a todos. 
      Debemos entender que estamos en un mundo muy diferente y entender que estas 
      medidas no partieron de las elucubraciones de una noche de verano. En la 
      reunión de la FAO se habló como las toneladas de arroz pasaron 
      de u$s 300 a u$s 1000 y este es el escenario internacional que hoy se presenta 
      mucho mas claro que hace tres meses. Lo veiamos venir y sabíamos 
      que la energía y los alimentos iban a ser el gran problema del siglo 
      XXI. Debemos resguardar la soberanía alimentaria sin lastimar la 
      rentabilidad agropecuaria. Todos han podido ganar algo más, pero 
      todavía tenemos argentinos sin casa, sin salud, sin trabajo. El otro 
      día estuvimos en La Matanza. Hay 0,3 camas por cada mil habitantes... 
      Mientras haya un pobre en la Patria no habrá victoria posible para 
      un argentino, remarcó en uno de los momentos mas emotivos del 
      discurso.
      Finalmente, - completó - quiero decirles que si alguien se 
      sintió ofendido por un dicho o un gesto mío, le pido perdón. 
      Pero también quiero pedirles a todos que trabajemos en paz y dejemos 
      que todos los argentinos podamos ejercer nuestros derechos libremente. Hemos 
      visto gente golpeándose, por actitudes intolerantes. Me tocó 
      vivir en una Argentina enfrentada y en violencia. Por esa experiencia vivida 
      los convoco a todos a trabajar por el combate contra la pobreza.
Junio 2008-06-09
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