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BUENOS 
      AIRES.- Después de casi cinco años, el Partido Justicialista 
      recuperó su normalización con el triunfo de la única 
      lista que se presentó para la conducción, donde el ex Presidente 
      Néstor Kirchner asumió la reconstrucción de un aparato 
      que antaño despertaba temor en la escena política por su influencia 
      y despliegue territorial. Lo acompañan el sindicalismo moyanista 
      y el Gobernador bonaerense Daniel Scioli.
      Durante los 90, el ex mandatario Carlos Menem vació al partido de 
      Juan Domingo Perón de contenido, convirtiéndolo (al mejor 
      estilo norteamericano que tanto admira) en apenas un aparato electoral, 
      pero no ya una herramienta de movilización. La derechización 
      y la presencia de los empresarios le quitaron el componente de justicia 
      social que decía defender en favor de los más humildes y oprimidos. 
      Hoy, de cara al rearmado de la derecha, vuelve a ser una herramienta estratégicamente 
      necesaria para poder frenar el mensaje único de los que 
      se creen dueños del país. 
      Abandonando la transversalidad con la que llegó al poder, el kirchnerismo 
      arma una amplia red de poder que superó al intento de los Rodríguez 
      Saá -Menem de presentar una lista opositora (que no pudo reunir los 
      avales).
      En los Vicepresidentes partidarios están contenidos muchos sectores 
      que le dan forma a lo que alguna vez fué el Movimiento Nacional Justicialista. 
      El primer caso es el de Daniel Scioli, al frente de la principal provincia 
      del país. Otro gobernador, pero uno de los más jóvenes, 
      como es el caso de Jorge Capitanich representa al interior pobre (como es 
      el caso de Chaco). Hugo Moyano, actual líder de la CGT, una de las 
      centrales obreras, tiene su espacio en la misma mesa en la que también 
      están Beatriz Rojkés, esposa de un gobernador exitoso como 
      es el caso de José Alperovich (de Tucumán) y el mandatario 
      provincial de Entre Ríos, Sergio Urribari, quien se mantuvo fiel 
      al gobierno nacional de Cristina Fernández a pesar de ser la provincia 
      de los piquetes terratenientes y los incendios de campos.
      Quien quedó relegado a pesar de las expectativas es el Jefe de Gabinete 
      nacional Alberto Fernández, representante del más débil 
      de los partidos justicialistas de distrito, como es el porteño, que 
      habitualmente conoce el desmanejo, la derrota y la falta de representatividad 
      en los votantes.
Abril 2008-04-28
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