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      AIRES.- La edición argentina del prestigioso periódico Le 
      Monde denuncia que en Colombia no solo se debe hablar de los secuestros 
      de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) sino que además 
      desde los paramilitares Águilas Negras se están perpetrando 
      crímenes políticos con la clara anuencia del Presidente Alvaro 
      Uribe con estrecha relación con los grupos irregulares.
      Los desplazados, los indígenas, los sindicalistas, los defensores 
      de los Derechos Humanos y los falsos positivos son parte de la maraña 
      represiva que lleva adelante el inquilino del Palacio de Nariño, 
      que fue condecorado por George Bush (su gran sostenedor) pocos días 
      antes de abandonar el poder en Estados Unidos. 
      Desde la llegada al poder de Uribe se terminaron las conversaciones con 
      la insurgencia, que incluso la pasada semana liberó a sus últimos 
      prisioneros políticos. Ahora solo le quedan 22 que pertenecen a fuerzas 
      de seguridad. Al mismo tiempo, el gobierno tiene más de 500 militantes 
      políticos acusados de pertenecer a la guerrilla aunque jamás 
      hayan tocado un arma. Con la palabra terroristas todos quedan 
      encerrados. Mientras, lo que no hacen las fuerzas de seguidad lo completan 
      los nuevos paramilitares que cambiaron de nombre. Ahora se llaman Águilas 
      Negras y asesinaron por ejemplo a dos organizadores de la marcha que en 
      marzo de 2008 convocaban a un canje humanitario.
      El ex gobernador Jara, liberado hace una semana, acusó a Uribe de 
      entorpecer todas las conversaciones de paz, acusándolo de ser un 
      estorbo para una solución negociada. El señor Presidente 
      responde a una maquinaria de guerra que necesita matar para funcionar, 
      dijo el ex rehén.
      
      FEBRERO 2009-02-15
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