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GAZA.- 
      Ante la censura llevada a cabo por los militares que responden a las órdenes 
      de la Comunidad de Tel Aviv, los uniformados llevan adelante las peores 
      atrocidades que se recuerden en los últimos tiempos. Escuelas, hogares 
      de refugiados y asilos de ancianos no se salvan de los mortales disparos 
      de los tanques judíos que barren calle por calle. Cerca de 850 víctimas 
      fatales (140 de ellos menores de 10 años de edad) y más de 
      tres mil heridos es el saldo provisorio de la masacre. En diez días 
      de ataque intensivo dieron solo tres horas de tregua para el abastecimiento 
      de la población, con los resultados insatisfactorios esperados.
      Un colegio que financia las Naciones Unidas fue destruído por una 
      bomba lanzada por un blindado a solo una cuadra de distancia. En su interior 
      se refugiaban un centenar de palestinos que habían perdido sus casas. 
      En el hecho murieron 37 personas inocentes, la mitad de ellas niños. 
      Los pequeños, mueren abrazados a sus padres o entre hermanos ya que 
      son muchos los que se encuentran huérfanos. La ONU negó la 
      versión israelita de que desde allí estuvieran tirando cohetes.
      Dos colegios más recibieron disparos al igual que varios centros 
      de refugiados para aquellos que ya no tienen hogares. Las imágenes 
      de niños sacados muertos de entre los escombros ya son tapas de todos 
      los diarios del mundo. Los pequeños, al quedar huérfanos o 
      perdidos de su familia, caminan hacia su espacio de pertenencia que son 
      los colegios. Una maestra palestina manifiesta que día a día 
      ve llegar a alumnos que han perdido sus familias y que se refugian en el 
      único espacio de pertenencia que les queda.
      Las familias empiezan a morir completas porque se refugian en hogares de 
      parientes para amainar el hambre y el temor, hasta que alguna bomba los 
      sorprende. Los entierros son cotidianos y ya no alcanzan a hacerles las 
      ceremonias funerarias a unos que ya están llegando nuevos muertos. 
      No sabemos si enterrar a los muertos o salvar a los malheridos que 
      nos quedan. La atención sanitaria es desastrosa, ya que se 
      opera sin equipos de asistencia, a la luz de un farol y sin medicamentos, 
      en muchos de los casos hasta se hacen amputaciones sin anestesia porque 
      no hay.
ENERO 2009-01-08
      TECUM  NOVO MundusNET Televisión
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