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En medio de los festejos por el 29° Aniversario de la Revolución
Sandinista, el Presidente de Nicaragua Daniel Ortega admitió que
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) le agradecieron y
pideron que medie ante su par bogotano Alvaro Uribe para llegar a un acuerdo
humanitario. El ocupante del Palacio de Nariño, tras la confusa operación
de rescate de Ingrid Betancourt desestimó la posibilidad de cualquier
acuerdo negociado.
Las bajas importantes en el plano político y militar que la insurgencia
colombiana viene sufriendo desde hace seis meses, envalentonó a Uribe
y el comando militar norteamericano a avanzar en la opción “tierra
arrasada”, término que se le da a la solución bélica
definitiva. La popularidad de la que aparentemente gozaría le permite
superar las denuncias y causas judiciales por relación con los paramilitares
y el narcotráfico que hay en su contra y aspirar a una re-reelección
que cuando la pretendió Hugo Chávez en Venezuela fue tildada
por Washington como intento de autoritarismo.
Daniel Ortega se ofreció a reunirse en un lugar de Sudamérica
con los líderes de la guerrilla para instrumentar una solución
pacífica a lo que puede preanunciarse como una tragedia. Desde la
selva aseguran que conservan su operatividad, a pesar de lo que la opinión
pública cree ver a raíz de los últimos acontecimientos.
Una realidad innegable es que por medio de dinero y traiciones las FARC
tienen el problema dentro de sus filas ya que los cinco años del
Plan Colombia que instrumenta la Casa Blanca no han logrado resultados,
en lo que siempre ha sido el punto flojo de las tropas norteamericanas:
la selva. En ese tipo de terrenos, y a pesar de la tecnología cada
vez más avanzada, Estados Unidos acumula una larga serie de derrotas:
Cuba, Vietnam, Nicaragua, Colombia, etc.
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JULIO 2008-08-20
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