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         PROGRAMAS DE TV MUNDUS 
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Informe semanal conducido por Daniel do Campo Spada  | 
    
Deportes en la conducción de Jorge Eduardo López  | 
    
Cultura con Cristina Spada  | 
    
Mil Historias. Fragmentos de la historia de la República Argentina.  | 
    
Fragmentos de la historia del continente.  | 
    
Documentales y programas dedicados  | 
    
Lectura del Nuevo Evangelio con las enseñanzas de Cristo.  | 
    
Momentos que quedarán guardados.  | 
    
Programa cultural de Josefina Treviranus.  | 
    
Frases para ponerse a pensar.  | 
    
El mundo de la educación según Alejandro Gimelli  | 
    
Negocios en los consejos de Guillermo De Vega.  | 
    
El mundo del espectáculo por Natalia Fascetta.  | 
    
El otro lado de la actividad física, por María Belén Griecco.  | 
    
Repaso de notas de TV Mundus  | 
    
QUITO.- 
    El Presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa perdonó 
    en una carta pública a los editores de El Universo, diario de la derecha 
    golpista que le endilgaba órdenes que él no había emitido. 
    Atento a la libertad de mansillar la información que parecen tener 
    algunos oligopolios periodísticos los llevó a juicio.
    El saldo de la Justicia fue favorable al primer mandatario en una pena que 
    incluía una multa de u$s 40 millones y la prisión de sus dueños 
    y el columnista que dio la información difamante. Como el saldo político 
    estaba saldado, el Presidente desistió del cumplimiento de la pena 
    para los culpables. Explicó su actitud a través de una carta 
    que reproducimos a continuación:
CARTA A MI PUEBLO, A NUESTRA AMÉRICA Y AL MUNDO.
Ecuatorianas y ecuatorianos, ciudadanas y ciudadanos de América 
    y del Mundo:Luego de una sentencia histórica en el llamado Caso El 
    Universo, he creídoconveniente relatar en detalle todo lo que 
    realmente ha pasado, para que los ciudadanos del mundo y la posteridad entiendan 
    el por
    qué de nuestra lucha y el increíble poder al cual enfrentamos 
    y derrotamos.
    Luego de más de cuatro años de una sistemática campaña 
    de desprestigio y difamación a un Presidente que jamás se sometió 
    a poder fáctico alguno, que jamás almorzó como 
    era costumbre- con los dueños de los medios de comunicación, 
    que jamás nombró a alguno de ellos o a sus familiares para embajadas, 
    como era habitual en el pasado, reuní a mis compañeros del buró 
    político de la Revolución Ciudadana, para informarles mi decisión 
    personal peroirreversible, de no permitir que se juegue más con mi 
    honra, con mi familia, ni con lo ocurrido el 30 de Septiembre de 2010, día 
    tan triste para la historia nacional.
Varios compañeros no estuvieron de acuerdo,reconociendo, como todos, 
    una prensa cuyo poder es inversamente proporcional a sus escrúpulos. 
    Les solicité que respetaran mi decisión, y que incluso estaba 
    dispuesto a separarme del proyecto político si ésta lo afectaba, 
    porque ante todo era un ser humano, y ya no podía tolerar tanta infamia.
    Luego, procedí también a informar de mi decisión al pueblo 
    ecuatoriano.
    Pese a ello, una vez más, de la forma más descarada, Emilio 
    Palacio, en aquel entonces editor de opinión de Diario 
    El Universo, el día 6 de febrero de 2011, en su editorial No 
    a las Mentiras me acusó de ser criminal de lesa humanidad 
    y de haber ordenado disparar a discreción y sin previo aviso 
    contra un hospital lleno de civiles. Esto, por respeto a la más 
    elemental dignidad humana, a los caídos aquel nefasto día, a 
    la imagen de la Patria, y por respeto a la historia, no lo
    podíamos aceptar. Por ello, como ciudadano y bajo mi absoluta responsabilidad 
    personal, inicié el
    correspondiente juicio penal en contra de la nueva y monstruosa infamia, dejando 
    los aspectos legales en manos de mis abogados,pero señalando desde 
    el inicio, y también durante todo el proceso, que todo terminaría 
    si rectificaban su mentira -como lo imponía la ética, la Constitución 
    en su artículo 66, y la propia Convención Interamericana de 
    Derechos Humanos, que suscribimos
    plenamente y que ellos tan acomodaticiamente invocan, en sus artículos 
    13 y 14-; y que no íbamos a quedarnos con medio centavo, ya que cualquier 
    indemnización sería para el proyecto Yasuní-ITT. Todo 
    ello ha sido largamente ignorado por cierta prensa, cuya manipulación 
    induce a creer que esta lucha fue motivada por un afán de coartar la 
    libertad de expresión y de lucro personal.
Nunca quise ese juicio, como ningún otro.
    Jamás ha sido nuestra intención meter presoa nadie nosotros 
    sí pensamos en sus familias, aunque ellos nunca pensaron en las nuestras-, 
    nunca buscamos quebrar a alguien,apoderarnos del dinero de nadie; lo único 
    que buscamos desde el inicio, y así lo dijimos en múltiples 
    ocasiones, es la verdad.
En el juicio, se presentaron más de 150 editoriales injuriosos, 
    en los cuales hasta se insinuaba que habíamos retirado las balas de 
    los cadáveres para que, supuestamente, no sesupiera lo que había 
    pasado el 30S. En el proceso, se demostró que el malqueriente autor 
    de la mayoría de estas graves mentiras e injurias, en lugar de ser 
    despedido como en cualquier medio decente, fue por el contrario premiado con 
    substanciales incrementos de sueldo.
    Este ha sido un juicio duro, tenso, extenuante, con acusados que han esgrimido 
    las más canallescas herramientas; obligando anti éticamente 
    a sus lectores a recibir exclusivamente información parcializada,sesgada, 
    acomodada a sus particulares intereses; pretendiendo en centenas de titulares 
    ganar lo que no lograban en los tribunales. El más claro ejemplo de 
    la lucha entre el Estado de Opinión contra el Estado de Derecho, la 
    dictadura mediática versus la verdadera democracia.
    Informaron falsamente que se los acusaba del Delito de Desacato -anacrónica 
    figura penal ya eliminada en nuestro proyecto de Nuevo Código Penal-, 
    cuando en realidad era un juicio ordinario de acción privada por injurias 
    calumniosas, de los cuales existen más de 12.000 en nuestro país.
    A través de su poder mediático indujeron a creer que se cambiaba 
    una y otra vez de jueces para favorecernos, para que actuaran jueces que despectivamente 
    llamaban golondrinas, y lo que nunca dijeron es que todos esos cambios 
    fueron pedidos por el propio diario El Universo, intentando encontrar a un 
    juez que se sometiera a sus intereses.
    Hubo seis recusaciones para cambio de jueces y tribunales durante el proceso, 
    todas por parte de diario El Universo, porque a ningún juez lo consideraban 
    a su medida. Pese a esto, ganamos contundentemente en la primera instancia 
    ya que la defensa del diario fue, por decir lo menos, deplorable. De hecho, 
    el abogado de El Universo ni siquiera se presentó, dejando en la indefensión 
    a su propio cliente.
    Luego de la sentencia de primera instancia comenzó un linchamiento 
    mediático sin precedentes al juez que falló en contra del diario, 
    a mis abogados, y a todo el que estuviera a favor de nuestra causa.
    Mostrando su real malicia y por favor, ¡prohibido olvidar!- intentaron 
    demostrar que la infamia de Emilio Palacio era verdad, para lo 
    cual presentaron al país un video perversamente manipulado en el que 
    supuestamente el 30S yo ordenaba disparar en el pecho a los traidores a la 
    Patria. Gracias a Dios, teníamos el video original donde se demostraba 
    que lo que había realmente dicho es que me den a mí un tiro 
    en el pecho antes de traicionar así a la Patria. Esto sirvió 
    para
    que la ciudadanía abriera los ojos, y nos diera mucho más apoyo 
    popular.
    Cuando se derrumbaron todas sus mentiras, se lograron acercamientos para finalizar 
    el juicio con la presentación de las debidas disculpas y rectificación. 
    Incluso enviaron el borrador de una posible excusa, hasta que cayeron en manos 
    de un siniestro abogado que los llevó a mayor malicia y agresividad, 
    iniciándose una nueva campaña de deslegitimación del 
    proceso al asegurar que la
    sentencia posteriormente ratificada en todas las instancias- no había 
    sido elaborada por el juez de la causa, hecho verificado por un 
    supuesto experto extranjero nombrado y pagado por ellos mismos; es decir, 
    acusación sin ninguna validez jurídica, pero que la falta de 
    ética de cierta prensa la tomó como verdad absoluta.
    Pese a toda esta arremetida de desprestigio e intimidación, los tres 
    jueces de segunda instancia en forma contundente nos dieron nuevamente la 
    razón. En este período empiezan a acudir a la CIDH, donde existe, 
    por decir lo menos, la inapropiada injerencia de la Relatora para la Libertad 
    de Expresión, basándose tan solo en versiones de los acusados, 
    y pretendiendo que hasta sus opiniones debían ser vinculantes para 
    un Estado soberano.
    Posteriormente, y al verse perdidos, ocurre algo seguramente inédito 
    en la historia del periodismo mundial: El Universo acepta pedir disculpas 
    es decir, reconoce que mintiópero
¡tratando de imponer 
    condiciones al injuriado! ¡Inaudito! Si mintió, la ética, 
    la Constitución y la Convención Interamericana los obligaba 
    a disculparse y rectificar sin ninguna condición; y si no habían 
    mentido, ¿por qué entonces disculparse? Una muestra más 
    de la descarada soberbia del poder
    mediático y su desprecio por las leyes y la ética.
    Y así vamos a la instancia de casación pedida por los ya sentenciados 
    en dos instancias previas. El país conoce que trataron por todos los 
    medios de dilatar el proceso, de impedir que se administre justicia, y que 
    el día anterior a la fecha original de la audiencia de casación, 
    muy oportunamente un juez se enferma y, aunque la audiencia podía 
    instalarse con un conjuez, el mismo día de la audiencia el Presidente 
    del Tribunal la suspende, siendo evidente que la parte
    acusada ya conocía lo que iba a suceder (Su defensa no se presentó).
    Cabe indicar que el juez tan oportunamente enfermo declaró que había 
    sido sujeto de toda clase de presiones por los abogados de diario El Universo, 
    lo cual es un delito gravísimo, pero que también ha sido largamente 
    ignorado por la prensa.
    Deliberada y claramente, los acusados dilataron el proceso para que llegara 
    la nueva Corte Nacional de Justicia, y ponerlos en el dilema de darles la 
    razón o someterse al inmisericorde castigo mediático para hacer 
    perder legitimidad a un proceso histórico de restructuración 
    en forma democrática del sistema de justicia ecuatoriano.
    Felizmente, los flamantes jueces elegidos por concurso nacional de merecimientos- 
    no se atemorizaron, y pese a que nuevamente un día antes de la audiencia 
    la defensa del diario
    trató de generar otro incidente, al sorpresivamente presentar graves 
    denuncias de una jueza que había llevado el caso, denuncias presentadas 
    no ante el Fiscal sino ante el abogado de los acusados, se realiza la audiencia 
    en que la defensa de El Universo habla durante más de 12 horas, y, 
    ya en la madrugada del día siguiente, después de más 
    de 15 horas de audiencia, por unanimidad
    los jueces de la Corte Nacional vuelven a ratificar la sentencia en todas 
    sus partes.
    En este proceso hemos aprendido mucho, sobre todo acerca de hasta dónde 
    llegan los tentáculos de este poder que se ha creído omnímodo 
    y por encima de las leyes, poder que antes de nuestro gobierno no necesitaba 
    mostrarse de cuerpo entero porque bastaban un par de titulares para arredrar 
    a cualquiera.
    Nosotros hemos recibido miles, y no han podido derribar nuestras murallas 
    de integridad y dignidad.
    Con mucha pena vemos el espíritu de cuerpo, incluso de respetable prensa 
    internacional, publicando versiones de los acusados sin ni siquiera cumplir 
    con el elemental deber de
    contrastar la información. Jamás, hasta ahora, un diario de 
    América o del mundo ha
    pedido la versión del ciudadano Rafael Correa sobre este caso, ¡jamás!, 
    sólo, repito, han
    recogido la versión de los acusados, en un claro atentado a la ética 
    y profesionalismo
    periodístico.
    Como una muestra de total prepotencia, el grupo de Diarios de las Américas 
    especialmente medios colombianosreprodujeron el infamante artículo, 
    lo cual loconsideramos hasta un favor, porque las y los ciudadanos honestos 
    de nuestra América pudieron darse cuenta de la razón que nos 
    asiste, pero demuestra bastante bien la forma de actuar de gran parte del 
    poder informativo
    latinoamericano. El mensaje fue: si la prensa te insulta, agacha la cabeza, 
    porque si no, te va peor. ¡Esto no va más en Ecuador, y pronto 
    no irá más en nuestra América!
    Se ha hablado de que no se siguió el debido proceso, y probablemente 
    tienen razón, ya que lo debido hasta hace poco en Ecuador 
    era que los jueces temblaran y se sometieran a la presión mediática. 
    Se ha hablado de dictadura, y nuevamente tienen razón, porque en Ecuador 
    existe un Gobierno con una impresionante legitimidad democrática que 
    ha tenido que enfrentar la dictadura de los medios de comunicación.
    Esta dura pero fructífera lucha, nos permitió también 
    descubrir las distorsiones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. 
    Cosas realmente intolerables, incluso aberrantes. Por
    ejemplo: la sede de la CIDH está en Washington, la presidenta de la 
    Comisión es una estadounidense, y, sin embargo, Estados Unidos no es 
    signatario de la Convención.
    ¿Cómo puede ser posible esto? Por otro lado, la Comisión 
    tiene ocho Relatorías de Derechos, pero la única con informe 
    independiente y con presupuesto propio, es la Relatoría de Libertad 
    de Expresión. Su financiamiento proviene de los Estados Unidos, que 
    no reconoce la Convención, y de
    la Unión Europea, que no es parte del Sistema Interamericano. ¿Es 
    esto lógico? ¿el derecho de libertad de expresión tiene 
    supremacía sobre otros derechos, o refleja tan solo la
    hegemonía del capital que está detrás de los negocios 
    dedicados a la comunicación? Como
    experto económico, esto ya lo he visto. Por ejemplo, la independencia 
    de los bancos centrales, que se presentó como avance científico 
    y civilizatorio, no era otra cosa que formas de garantizar los privilegios 
    del capital financiero.
    Se evidenciaron los grandes sesgos de la CIDH, Comisión que tiene más 
    bien la característica de una ONG, y no de una institución jurídica. 
    La legalidad es secundaria. Así, asumen cruzadas reales o imaginarias. 
    El Estado, las autoridades públicas, siempre son los enemigos. Los 
    periodistas, los medios, siempre son las víctimas y perseguidos, sin 
    alcanzar a entender que cualquier poder es capaz de atentar a los Derechos 
    Humanos,entre ellos el poder informativo.
    Los Estados estamos obligados a cumplir lo que firmamos, pero la CIDH pretende 
    convertir en vinculantes sus declaraciones de principios y hasta sus simples 
    gustos y opiniones.
    ¿Que hay que despenalizar la injuria? Con gusto debatamos, pero sin 
    imposiciones, y podemos condicionarlo a que EEUU elimine la pena de muerte, 
    ya que molesta bastante la doble moral. Pero no nos engañemos, en realidad 
    el mensaje es que no se puede enjuiciar a un periodista o a un medio de comunicación.
    Otro punto importante, la idea de que los funcionarios públicos tenemos 
    que aceptar más críticas, mayor escrutinio. ¿Quién 
    puede estar en contra de algo tan obvio? Pero, ¿significa aquello que 
    tenemos que aceptar injurias, ataques a nuestra honra?, ¿dónde 
    establece aquello la Convención? Si lo dijera,sería discriminatorio 
    y socialmente torpe, porque solo los peores, los que no tienen nada que perder, 
    vendrían a la función pública.
    En definitiva, con su espíritu de ONG la CIDH pretende que los Estados 
    siempre sean sospechosos, las autoridades públicas tengamos menos derechos 
    humanos que los demás ciudadanos, y los periodistas y medios no tengan 
    ni siquiera responsabilidad ulterior, todo lo cual atenta expresamente contra 
    la Convención Interamericana de Derechos Humanos, que es lo vinculante 
    para los Estados, y no, repito, las opiniones de la CIDH.
    En tiempo récord se ha pedido por parte de la CIDH medidas cautelares, 
    básicamente la suspensión de la sentencia, la cual, dicho sea 
    de paso, ni siquiera está notificada. Pues bien, hemos descubierto 
    que la atribución de solicitar medidas cautelares, no consta en la 
    Convención, único documento vinculante para los Estados, sino 
    que se la arrogó la propia CIDH en su reglamento.
    Ni las formas se guardaron, pues el texto de la disposición que contiene 
    las medidas cautelares carece de cualquier motivación; y, lo más 
    grave de todo, es que las normas internas de la Comisión únicamente 
    admiten medidas cautelares en el evento de existir daños irreparables, 
    que obviamente no existen en el caso del Diario El Universo. Es claro que 
    si no se tratara del más poderoso periódico de Ecuador este 
    caso hubiera sido uno más de los doce mil cuatrocientos cuarenta y 
    nueve juicios propuestos por injurias calumniosas que se tramitan en nuestro 
    país.
    Así, esta lucha nos ha permitido evidenciar un inmenso y fundamental 
    espacio, donde no han estado presentes los Estados, y que ha sido delegado 
    a funcionarios que claramente han extralimitado y distorsionado sus funciones, 
    influenciados por países hegemónicos, fundaciones financiadas 
    por los propios medios de comunicación, y el gran capital detrás 
    de los negocios de comunicación social.
    Es necesario transformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y 
    tengan la seguridad de que lucharemos para que sus organismos protejan auténticamente 
    los derechos de las y los ciudadanos de nuestra América, sin sucumbir 
    ante intereses, visiones extrañas a su función y presiones de 
    cualquier naturaleza.
    En fin, conciudadanos, la lucha ha sido durísima pero gracias a Dios, 
    victoriosa, gratificante y fructífera, y se han cumplido los tres objetivos 
    que buscábamos, que no eran mandar preso a nadie, ni quitarle medio 
    centavo a nadie, los tres objetivos básicos que buscábamos:
    Primero, demostrar que El Universo mintió y no corrigió su mentira, 
    atentando ellos sí contra la Constitución, los Derechos Humanos 
    y la más elemental ética; segundo, evidenciar que los responsables 
    no son solamente los malquerientes que no tienen nada que perder y se prestan 
    a cualquier cosa por odio o dinero, sino también los directivos del 
    medio, y el propio diario a través del cual se instrumentan las infamias; 
    y, tercero, lograr que los ciudadanos del Ecuador y de toda
    nuestra América superen el miedo a esa prensa que actúa de manera 
    corrupta y abusiva, y que con la ley en la mano defiendan estos ciudadanos 
    sus derechos. Se demostró que se puede enjuiciar y vencer al abuso 
    del poder mediático.
    Tengo que agradecer a muchas personas: a mis abogados, a mi familia, a mis 
    amigos, pero, sobre todo, quisiera agradecer el inmenso apoyo de los ciudadanos 
    no solo de Ecuador, sino de toda nuestra América. Pese a la impresionante 
    campaña mediática, a la manipulación de la información, 
    a los intentos de deslegitimación del proceso, los niveles de popularidad 
    del Gobierno Nacional están más altos que nunca y los niveles 
    de credibilidad de la prensa más bajos que jamás.
    Como en todos los actos de mi vida, pueden tener la certeza que mi comportamiento 
    ha sido absolutamente ético. Pese a las difamaciones de la prensa nacional 
    y extranjera, ni siquiera conozco a ninguno de los jueces, a ninguno de los 
    que participaron en el proceso. Hemos vencido
    contundentemente en tres instancias, porque teníamos la verdad, porque 
    teníamos la razón.
    Aunque sé que muchos quieren que no se haga ninguna concesión 
    a quienes no la merecen, así como tomé la decisión de 
    iniciar este juicio, he decidido ratificar algo que hace tiempo estaba decidido 
    en mi corazón y que decidí también con familiares, con 
    amigos y compañeros cercanos: perdonar a los acusados, concediéndoles 
    la remisión de las condenas que merecidamente recibieron, incluyendo 
    a la compañía El Universo. También he decidido que desistiré 
    de la demanda que propuse en contra de los autores del libro El Gran 
    Hermano, donde de la forma más infame se afirmó que conocía 
    de los ilegales contratos de Fabricio Correa, y que la terminación 
    de los mismos era una simulación para beneficiarlo por medio de los 
    juicios millonarios que efectivamente puso y que el Estado poco a poco va 
    ganando. Lo que les faltó decir, es que las empresas fantasmas y las 
    contrataciones, así como los juicios contra el Estado, fueron y son 
    asesorados por el Procurador de Diario El Universo. Sin embargo, ya nadie 
    les cree, y no vale la pena perder el tiempo en personas que ni aquello merecen.
    El libro El Gran Hermano es una nueva prueba de la mediocridad 
    y falta de decencia de cierto periodismo, que desfoga a través de supuestas 
    investigaciones todo su odio. En su soberbia, no es que les caemos mal porque 
    somos corruptos, sino que debemos ser corruptos porque les caemos mal.
    La prensa corrupta, abusiva ha sido vencida, esa prensa que, ante la derrota 
    contundente de la derecha y los grupos conservadores, se ha convertido en 
    un actor político beligerante contra los gobiernos progresistas y que 
    arremete en forma ilegítima, deshonesta y prepotente contra las
    conquistas democráticas de los pueblos.
    Hay perdón, pero no olvido. Tenemos que aprender del presente y de 
    la historia, luchar por una verdadera comunicación social en la cual 
    los negocios privados sean la excepción y no la regla, donde la libertad 
    de expresión sea un derecho de todos y no el privilegio de oligarquías 
    que heredaron una imprenta para ponerla a nombre de empresas fantasmas en 
    Islas Caimán.
    Esperamos que los injuriadores dejen de mostrarse como víctimas, no 
    les queda bien ese papel, no les cabe ese papel. Que de ahora en adelante 
    asuman un compromiso con la verdad y la ética profesional.
    Las víctimas son aquel joven estudiante Presidente de las Universidades 
    Particulares del Ecuador, al cual en el año 1986 le prohibieron hasta 
    la entrada a El Universo, por haber apoyado un proyecto de ley que prohibía 
    la publicidad de alcohol y tabaco. Las verdaderas víctimas son los 
    padres que perdieron sus dos hijos por inhalación de gas, y la prensa 
    los acusó de haberlos asesinado en ritos satánicos, para con 
    el escándalo vender unos cuántos periódicos más. 
    Las
    víctimas son las centenas de verdaderos periodistas separados de sus 
    medios por sus posturas y opiniones, o sometidos a la censura previa que todos 
    sabemos aplican los medios diariamente en función de sus intereses. 
    Las víctimas son aquellos trabajadores de los diarios amenazados de
    perder su trabajo si simpatizan con el Gobierno, con la Revolución 
    Ciudadana. Las víctimas son todos los ecuatorianos injuriados y ofendidos 
    por publicaciones perversas de periodistas faltos de ética, muchas 
    veces guiados tan solo por desafectos personales.
    Hoy muy pocos necios se atreven a afirmarque los medios privados de comunicación 
    no han ejercido una dictadura de la palabra y de la noticia. Eso es parte 
    de la indignación y de los indignados que recorren el mundo. No obstante, 
    a los que nos oponemos frontalmente a esta dictadura nos quieren reducir a 
    simples perseguidores de periodistas y conculcadores de libertades.
    Nuestra mejor respuesta son los niños felices, con libros y uniformes 
    asistiendo a Escuelas del Milenio, los quirófanos para salvar vidas, 
    las familias con vivienda, las ciudades con carreteras de primer orden, nuestros 
    discapacitados finalmente atendidos, nuestra nueva Constitución de 
    la República, ejemplo mundial de garantías de derechos. Nuestra 
    mejor respuesta es la disminución de la inequidad y la miseria, el 
    alcanzar la verdadera libertad, que sólo puede estar basada en la verdad 
    y la justicia.
    Jamás permitiremos otra hoguera bárbara, el más cruel 
    crimen político de la historia del país, impulsado directa y 
    descaradamente por la prensa de aquel entonces.
    Y decimos con Eloy Alfaro Delgado: Nada soy, nada valgo, nada quiero 
    para mí, todo para vosotros, pueblo que se ha hecho digno de ser libre.
    ¡Hasta la victoria siempre!
Rafael Correa Delgado
    PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR
    Quito, 27 de Febrero de 2012.
do 
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    2012-03-03
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