MUNDUS
Consultores
Informativos
(C) 2000-2011

Los peligrosos límites
de una tensa relación
.

Por Daniel do Campo Spada.

Cuando en cuarenta y ocho horas los activistas de la organización ecologista Greenpeace tomaron por asalto los muelles de las fábricas de celulosa de Fray Bentos y luego “incautaron” un camión chileno que llevaba material para la construcción atravezando territorio entrerriano, el Presidente de Uruguay Tabaré Vázquez exclamó que nadie “va a patotear al gobierno ni al pueblo uruguayo”. Quedaba de esta forma instalado el nacionalismo como componente de una disputa que llegó a un terreno del que ambas naciones (Argentina y Uruguay) saldrán dañados. Desde hace diez años la Banda Oriental tiene una ley de forestación (elemento esencial para la pasta de celulosa) que es utilizada para fomentar el desarrollo en aquellas zonas en que las economías regionales se encontraban atrasadas. La consecuencia lógica de la plantación sistemática es su aprovechamniento.
Néstor Kirchner, acorralado por su aliado, el gobernador de Entre Ríos Jorge Busti quedó encerrado en el tablero en un problema de difícil salida. Las fábricas de celulosa Ence y Botnia ya son una realidad irreversible y muy probablemente en poco tiempo el río Uruguay que comparten ambos países sea irrespirable, pero el daño de convivencia entre dos naciones de origen común (a tal punto que no hay dos países tan iguales entre sí en América) ya es mayor.
Los cortes de ruta para no poder acceder al vecino país encresparon los ánimos de localidades vecinas, donde hasta las familias están (al igual que en toda zona fronteriza) mezcladas. El aislamiento que se provoca con los cortes plantó el tema de las patrias, ya que en un primer momento las manifestaciones eran con carteles claros, pero ahora el exceso de banderas argentinas aumenta la brecha. ¿Qué pasaría si los uruguayos hacen una marcha equivalente con sus colores?
Para peor esto se da en un momento de dudas respecto a la satisfacción que sienten los socios mas pequeños del Mercosur. Paraguay desde hace algunos años y Uruguay ahora no ocultan sus diferencias con lo que consideran eje hegemónico Buenos Aires-Brasilia al que ahora está permanentemente invitado Caracas. La reunión trilateral en la capital brasileña definitivamente no cayó bien en Asunción y mucho menos en Montevideo. Esto explica las sueltas declaraciones de distintos funcionarios charrúas respecto a un posible acuerdo bilateral de su país con Estados Unidos. Jamás Tabaré Vázquez desmintió a ninguno de ellos. Sin embargo, el peor enojo fue de Luiz Ignacio Lula Da Silva quien dijo que si “Uruguay hace acuerdos bilaterales con un país externo, puede hacerlo, pero deberá renunciar al bloque”.
El Senador José “Pepe” Mujica, uno de los referentes del Frente Amplio manifestó que “el Mercosur no sirve para un carajo”. Mas allá de su habitual estilo, representa los comentarios de muchos empresarios pymes del vecino país, que creen que en lo único en que se han beneficiado es en que Punta del Este se convirtió en la zona de veraneo de las clases altas de sus socios. De industria y comercio, nada. ¿Vemos bicicletas, chicles o algo de Uruguay en nuestros comercios?
La pregunta es recurrente no solo en nuestra nota sino en los despachos oficiales. ¿Cómo se sale de este atolladero en un momento de nacientes nacionalismos? Un papel fundamental lo cubrirá el actual Representante Permanente de Jefes de Estado (una suerte de Primer Ministro) del Mercosur, el argentino Carlos Alvarez. En una de sus primeras declaraciones dijo que “Uruguay tiene derecho a montar las fábricas de celulosa”, lo que fue rebatido virulentamente por el gobernador entrerriano.


 

a