MUNDUS
Consultores
Informativos
(C) 2000-2011

La perversidad
de las comparaciones
.

Por Daniel do Campo Spada.

En las últimas horas, desde fuentes periodísticas norteamericanas se dieron a conocer informaciones que, de ser ciertas, son harto preocupantes. Aparentemente tropas de Brasil estarían ingresando a sangre y fuego en los barrios de Haití en los que presumiblemente se ocultan mafiosos.
Mas allá de la gravedad que esto implica, no es casual que la inminencia que la Cumbre de las Américas es un componente previo para la difusión de esto.
Cuando en Noviembre los mandatarios del continente se encuentren en Mar del Plata, el repudio de la opinión pública del continente estará puesta en la política destructiva que George W. Bush promete al mundo, donde las atrocidades de Irak son el símbolo del presente siglo. Si la mirada se dirige hacia adentro, los republicanos no podrían dar explicaciones correctas a los atropellos que se están cometiendo en Colombia, donde de la mano de un Presidente “amigo de Washington” se violan día a día los Derechos Humanos mas elementales.
Una de las técnicas de comunicación mas usadas es la de la contra-información, en la cual los norteamericanos son expertos. De allí su intento de demonizar a Hugo Chávez (apoyado por la mayoría de la población venezolana) para contrarrestar al mandatario bogotano Julio César Uribe, quien llegó al poder de manos de los paramilitares sostenidos por la Casa Blanca. En esa lógica, impulsará los fantasmas de la Triple Frontera y ahora el del supuesto imperialismo brasileño.
Brasil es quien mas desvela a Estados Unidos. Las dimensiones del gigante sudamericano, junto a una cultura nacional de que ellos son una potencia, convierte a los vecinos en eternos “partners” de la superpotencia mundial. Si a eso le agregamos que Luis Ignacio Lula Da Silva integra lo que consideran en el Departamento de Estado parte del eje del mal que también integran Fidel Castro y Chávez, la mesa está servida.
A nuestra mesa de redacción llegan estas informaciones, que aunque creíbles, despiertan sospecha en cuanto al dimensionamiento que se le está dando. ¿Es lo mismo intentar pacificar a un vecino Haití que invadir a un lejano Irak?
Haití es el país mas pobre del continente americano, con una historia política anárquica, problemas étnicos graves y una total carencia de infraestructura social. No hay hospitales, pero tampoco hábitos de higiene. Algunas ONG que intentan recrear la cadena productiva se encontraron con el problema de personas que en 30 años nunca ha trabajado, y que incluso les faltan pericias mínimas indispensables, como puede ser el hecho de manipular herramientas elementales. El haber sido el primer país del subcontinente que logró su Independencia fue el comienzo de un derrotero de desaciertos entre minúsculas clases dominantes y mayorías en condiciones miserables. Dictaduras de distinto pelaje (aunque la mayoría sostenidas por las metrópolis de Occidente) y un lugar incierto en el concierto de las naciones, hacen de este territorio un sector dejado de la mano de Dios. En Haití no hay Estado. Las bandas o pandillas de delincuencia organizada cumplen ese rol, ante el horror pasivo y resignado de sus habitantes.
Irak, en cambio, era un potencia petrolera con un alto desarrollo científico. Con un dictador como Sadam Hussein, sostenido por Estados Unidos, frenó durante una década al poderoso Irán y pudo contener a una coalición de veintinueve naciones en el 91. Sin otro elemento mas que el de una falsa información, como fue el de las inexistentes armas de destrucción masiva, una década después se lo invadió a sangre y fuego, sumiendo a la pobreza total a una población con alta preparación técnica, progresista organización civil y abundantes recursos naturales. Hemos hablado en reiteradas oportunidades de lo que ese país ha significado para la cultura de la humanidad, por lo que no vamos a redundar ahora en comentarios. Ese pueblo tuvo la desgracia de estar viviendo arriba de la mayor reserva de petróleo en el mundo, lujo que el gendarme mundial no le ha permitido. Ahora, las empresas anglo-norteamericanas expolian ese territorio sin ningún pudor.
Cuando alguien pregunta sobre como esconder un elefante, la respuesta es “entre cientos de elefantes” y esto es lo que el aparato propagandístico ha comenzado a hacer ante la inminencia de la próxima cumbre. Si varios de los asistentes cometen atrocidades contra la libertad y los derechos humanos, nadie podrá recriminarle nada a nadie.
Ello no quita que debamos estar atentos a que en medio de tareas de reorganización de un país vecino, tanto Brasil, como probablemente la Argentina o Uruguay, que también participan de esa misión militar puedan estar cometiendo en contra de la dignidad humana.

Agosto 2005 ©


 

a