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En la negociación con el FMI, la sorpresa es de ellos.

En el último mes, un colega argentino que trabaja desde hace 20 años en el Fondo Monetario Internacional (porque en el FMI también trabajan compatriotas) de quien debo conservar su anonimato, me contaba vía e-mail que en Washington están sorprendidos por el Gobierno argentino y sus negociadores. En toda negociación, el tiempo y el glamour son dos elementos a tener en cuenta, y muchas veces termina cambiando de bando.

Cuando once meses atrás la Argentina recibía el peor sacudón institucional del último siglo (con cinco presidentes en solo una semana), comenzaron las mas prolongadas conversaciones que se recuerden en la historia entre nuestro país y el organismo internacional en cuestión. Los primeros negociadores, con Jorge Remes Lenicov a la cabeza (primer Ministro de Economía del Presidente Eduardo Duhalde) solo querían quedar bien y eran blandos en la negociación. Eran tanto lo que querían "despegarse" del default anunciado por Adolfo Rodríguez Saá, que pretendían ser excesivamente permisivos, como pidiendo perdón. Por ello, volvieron con una ruptura de la convertibilidad y al mes aceptaron indexar las deudas hipotecarias, aunque ello le hubiera costado sus viviendas a casi tres millones y medio de argentinos. Hasta allí, el tiempo corría a favor del FMI. Pero cuando en el segundo trimestre asumió el Ministro Roberto Lavagna, todo empezó a cambiar. No buscaban el aplauso y desde el realismo mas crudo que nunca tuvo la Argentina, no firmaban lo que saben que no pueden cumplir. Esto descolocó a los "duros" negociadores del FMI, con sus Presidente y Vice a la cabeza (Horst Khoeler y Anne Krueguer) y con Anoop Singh al frente del equipo de técnicos. Los actuales negociadores sudamericanos no buscan el aplauso internacional (como por ejemplo el ex Ministro Domingo Cavallo) ni el rédito político. Si ven que se les exige algo incumplible, no lloran. Simplemente se levantan respetuosamente de la mesa, mientras muestran voluntad realista de seguir negociado.

Al mismo tiempo, transcurren los meses y aumentan las reservas, el dólar tiene tendencia a la baja, se recompone el sistema financiero (que hasta empezó a abrir el corralito) y el superávit de la balanza comercial es el mayor récord desde la época del IAPI de Perón en su primer período. Cuanto mas transcurre el tiempo, el veranito económico se está convirtiendo en reactivación.

Pero mientras en Buenos Aires se ganan adhesiones internacionales por la nueva seriedad ( por no firmar nada irracional), crecen las críticas hacia el FMI, ya que el default, que se hará realidad en estos días, pone en peligro los bonos con los cuales se sostiene por ejemplo el Banco Mundial, que caerían estrepitosamente causándole un tremendo daño a la economía mundial.

"No les interesen los falsees ni los aplausos. Cuando los números no son realistas dicen que no y si la contraparte pide algo totalmente irracional, respetuosamente se levantan de la mesa. Los negociadores del FMI están descolocados ante estos nuevos argentinos... muy distintos a los de los últimos treinta años", me escribe textualmente este compatriota que no ha vuelto a Buenos Aires desde el año 1973. Quizás haya muchos mas argentinos que nunca imaginamos tener entre nosotros.

Lic. Daniel do Campo Spada.
Noviembre 2002-11-23 ©


 

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