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La Argentina quema
su última carta

Renunció Rodríguez Saá. La movida del gobernador cordobés José Manuel De la Sota había logrado su primer objetivo, sin prever que lo siguiente lo aleja más de la Casa Rosada. Ante la acusación directa que en su discurso hizo el renunciante, el "gallego" admitió que el Justicialismo salió golpeado. Claro que se olvidó del país, porque el estado terminal de la Nación no aguanta un proceso eleccionario hasta marzo, mas treinta días de asunción y otros noventa de acomodamiento para que después encima le digan lo que ya sabe. "Estamos fundidos y hay que hacer sacrificios". Los tiempos son escasos como pocas veces en nuestra historia y ya no quedan muchas salidas institucionales. Estamos en una barranca donde abajo nos está esperando la anarquía y la guerra civil (con la consiguiente disolución nacional).

Asombrosamente vemos como los dirigentes siguen sin entender nada al mismo tiempo que algunos ciudadanos le han tomado el gusto al cacerolazo y ya lo usa hasta para protestar por el gol en off side del pasado domingo.

¿Cuántos sacrificios llevamos hecho desde la crisis del tequila? En ese momento se nos dijo que protegiendo a los bancos nos asegurábamos el servicio de estos a futuro. ¿Qué servicio nos ha dado el sistema financiero? Algunos dirigentes critican a Saá porque según ellos esquivó el explicarle a la gente que estamos "fundidos" y que solo nos queda mas sufrimiento. ¿Así nomás? ¿Tan fácil?

Con el hartazgo que tenemos no hay espacio de maniobra como para alegremente decir "solo puedo ofrecer sangre, sudor y lágrimas". Por mas que sea un gobierno electo por las urnas, si ese es el mensaje, no durará ni una "luna de miel". Cuidado, porque quedan un par de cartas en la mano y las buenas fueron arrojadas. Si la Asamblea Legislativa y los ciudadanos volvemos a equivocarnos, muchos "buitres" estarán interesados... en nuestros restos.